Cuando Luis Salaya accedió a la alcaldía de Cáceres se encontró con un ayuntamiento con fama de parar proyectos empresariales y de vivir de espaldas al comercio. A ese reto ha tenido que sumar las consecuencias de la pandemia. En la actualidad, el consistorio se ha convertido en aliado de los grandes proyectos industriales y centros comerciales que se proyectan en la ciudad, mientras sus empresarios aguardan la materialización de múltiples ayudas.

¿Cómo estaba la situación empresarial en Cáceres cuando llegó a la alcaldía? ¿Cuáles eran los principales problemas que había?

Había un problema obvio, que era las dificultades para tramitar licencias y acceder a cambios urbanísticos para desarrollar proyectos empresariales importantes. Otro problema, muy relacionado con el anterior, era la imagen que proyectaba el ayuntamiento de lentitud con los trámites, que era un obstáculo para atraer inversores.

¿Cómo era la relación con el ayuntamiento? ¿Considera que se sentían respaldados y apoyados?

No. Personalmente, tenía mucho contacto previo con ellos y creo que no se sentían apoyados por el ayuntamiento. Se encontraban con una administración muy poco receptiva a las posibilidades de cambio para la ciudad de Cáceres.

Desde esa perspectiva ¿cuáles fueron las primeras medidas que a su juicio eran necesarias?

Hay una parte muy importante que hubo que abordar: la reorganización del flujo de trabajo para conseguir sacar el máximo partido a los recursos que tenemos en el ayuntamiento, donde contamos con excelentes profesionales. Es cierto que los cambios no son rápidos, pero se abordaron inmediatamente.

Sin duda con la pandemia cambiaron muchas cosas y las empresas sufrieron gravemente sus consecuencias. ¿Cómo se planteó entonces la manera de afrontar este nuevo escenario?

Lo abordamos primero a través de unas conversaciones directas con los representantes de los empresarios de forma continua durante la pandemia. En especial con la Federación Empresarial Cacereña, el Círculo de Empresarios y la Cámara de Comercio de Cáceres. Planteamos diferentes opciones. Afrontamos las ayudas directas a las empresas, que, por cierto, han sido de las más cuantiosas y rápidas en otorgarse de las puestas en marcha por los ayuntamientos, aunque en estos casos siempre parece que llegan despacio. Lo que acordamos con los representantes de los empresarios fue ser lo más rápidos posible, y tenerlas listas antes que las ayudas de otras administraciones.

Una de las demandas de los empresarios han sido las ayudas. ¿En qué situación se encuentran actualmente?

Nos acaban de aprobar por parte del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, la materialización de las ayudas. Esperamos que en las próximas semanas esté ya abierto el plazo de convocatoria, que son 3 millones de euros, una de las más cuantiosas de los ayuntamientos españoles.

Ante la disminución de los ingresos, también han demandado una menor presión fiscal. Ya se tomó la medida de eliminar la tasa de las terrazas. ¿Qué va a suponer ahora la revisión fiscal que se va a llevar a cabo?

Estamos estudiándolo, pero las cuentas del ayuntamiento son las que son. La ciudad de Cáceres no tiene una presión fiscal alta. Entiendo lógicamente la reivindicación de los empresarios, entre otras cosas, porque yo también lo soy. La presión fiscal que da problemas a los empresarios, siendo realistas, no es la que ejercen los ayuntamientos.

Uno de sus grandes empeños ha sido que el ayuntamiento no sea un obstáculo para la inversión privada, sino todo lo contrario, un motor y ponerse a disposición de los inversores para lo que necesiten.

Procuramos pasar de ser un obstáculo para convertirnos en un motor de apoyo a los empresarios, sobre, todo trabajar en atraer proyectos tractores que nos sirven para impulsar al resto de empresas de la ciudad.

Las fotovoltaicas han llegado con fuerza a Cáceres, aunque bien es cierto que no crean muchos puestos de trabajo tras su construcción...

Sí los crearán si somos capaces de crear una industria alrededor. En esta coyuntura se enmarca la inversión del Gobierno de España de 75 millones de euros en la creación del Centro de Investigación y Almacenamiento de la Energía Eléctrica, que va a ser vital para la atracción de industrias y el proyecto de parque industrial y tecnológico CC Green. 

Esperamos que, tras un año de trabajo, podamos presentar este proyecto de colaboración público-privada muy pronto.

La creación de nuevas superficies comerciales avance tras varios años de parón, ¿qué van a suponer para la ciudad?

Era una de las cosas que eran importantes para cambiar esa imagen de que el Ayuntamiento de Cáceres bloqueaba los proyectos. Cuando llegamos estaban paradas las fotovoltaicas y los centros comerciales. Todos los proyectos los hemos desatascado con un cambio de actitud total.

Y otra de sus grandes preocupaciones ha sido la falta de suelo industrial en la ciudad ¿Cómo se está trabajando para cambiar esta situación?

Van bien, aunque seguimos sin poder hablar todo lo que querríamos. El proyecto de CC Green está muy avanzado. Es verdad que su presentación se ha retrasado unos meses porque las demandas de algunas de las empresas que se quieren instalar han obligado a hacer crecer el proyecto. El desarrollo de suelo industrial está vinculado a la generación de energía para que la producción fotovoltaica deje riqueza en la ciudad.

Y todo ello, comprometido con el medio ambiente y los ODS. ¿Cómo se está trabajando para que los conceptos de industria y medio ambiente puedan ser compatibles?

Desarrollando espacios industriales que trabajan sobre la economía verde y circular. Si queremos cumplir con la Agenda 2020-30 y con los objetivos relacionados con el medio ambiente tenemos que tener claro que la industria que se nutre de la energía eléctrica tiene que estar cerca de la producción eléctrica.

Además, los esperados proyectos con fondos europeos tendrán su impacto en la ciudad.

Estamos trabajando en la agenda urbana que tiene que definir este camino. Hemos presentado ya diez manifestaciones de interés y creo que vamos a jugar un papel muy importante en esto para centrarnos en la materialización de proyectos público-privados. No queremos gastar fondos europeos en cambiar acerados sino en el desarrollo de tejido industrial. Ese tiempo pasó.

La defensa del comercio local de proximidad ha sido una de sus grandes apuestas, ¿Cómo se les está apoyando?

Además de las ayudas y programas que he mencionado, hay que conseguir que los vecinos de Cáceres se conciencien de comprar en el comercio local. Esto implica que el ayuntamiento no tiene la solución para el comercio local, ni la Junta de Extremadura, ni el Gobierno de España. La solución definitiva la tienen principalmente los consumidores. Trabajamos en campañas de concienciación y también en asuntos relacionados como un catálogo de locales vacíos para dar ciertas facilidades a quien quiera abrir un nuevo negocio. Es uno de los campos, además, en los que las bonificaciones fiscales pueden jugar un cierto papel, que sí barajamos para los autónomos y empresarios que explotan locales de su propiedad.

El Plan Estratégico del Comercio marca unas líneas para un sector que se enfrenta a grandes retos como las plataformas de venta online ¿cómo va ser el acompañamiento del ayuntamiento ante una forma de venta que ha tomado fuerza y ante la que el comercio local no puede quedarse atrás?

Es importante tener claro qué es lo que aporta el comercio tradicional y cómo lo reforzamos. El trato al cliente, la posibilidad de llevarse lo que se compra en el momento y la posibilidad de cambiarlo sin tener que esperar a repartidores. Estamos viendo que los nuevos hábitos de consumo están volviendo a ese modelo tradicional.