Dice la Estrategia de Especialización Inteligente de Extremadura que la Salud es uno de los sectores que permitirán a la región ofrecer productos y servicios más innovadores. Que, como la Agroalimentación o el Turismo, entre otros, es nicho de oportunidad empresarial para desarrollar bienes de mayor valor agregado, capaces de satisfacer las preferencias de los consumidores. Esta estrategia, que los gobiernos de todas las regiones de Europa han tenido que poner en pie ya que es condición favorecedora requerida por la Comisión Europea para la atracción y ejecución de los Fondos Estructurales y de Cohesión, describe las capacidades científicas, tecnológicas y empresariales en las que Extremadura está mejor posicionada que otras regiones. Es decir, en qué somos realmente buenos y en qué vamos a serlo. Dice también que las empresas de Extremadura, protagonistas en esto de generar riqueza, necesitan diferenciar sus productos y servicios en los mercados nacionales e internacionales. Que la clave está en conseguir un crecimiento sostenido, generando valor mediante la utilización responsable de los recursos y la atracción de inversión y talento.

En esa batalla que es la transferencia de conocimiento y tecnología que debe darse desde la investigación hacia el mercado, no siempre hay éxito. La innovación, ya sea tecnológica o de otra índole, es una carrera de fondo. Y no todos están dispuestos a correrla. Existen en Extremadura, además, estudios que tratan de definir mediante una base científica, y el análisis de casos concretos, los elementos condicionantes del emprendimiento y la actividad empresarial de alto impacto. Estos elementos atienden, en esencia, a lo humano, a lo novedoso, y a la capacidad de traspasar fronteras, de hacerse global. Todo esto de la especialización, de la oportunidad empresarial, de la competitividad, del talento humano, de la innovación y de productos que rompan mercado siempre se entiende mejor en la práctica; en casos como el de Crazy Science and Business (CraSci).

Biotecnología en Mérida

CraSci es una empresa biotecnológica afincada en Mérida que lleva la innovación en su ADN. En sus laboratorios trabajan desde un principio claro: acelerar la transición de los descubrimientos de investigación en productos, procesos y servicios útiles para el cuidado de la salud, haciendo que la ciencia y la innovación lleguen al mercado. Con un equipo de personas «altamente cualificadas», como subraya Miguel Ángel Llamas, doctor en Biología Molecular, experto en Inmunología y CEO de CraSci, aúnan perfiles del entorno universitario e investigador, y de empresas privadas con las que comparte sinergias. Puro binomio investigación – empresa en el que subyace la esencia de la anhelada transferencia de conocimiento, ciencia e innovación. Y es que su apuesta es segura: la creación de vínculos entre los investigadores académicos, la industria y los jóvenes científicos, hecho que redunda no solo en liderazgo, sino en mentorización a los graduados y científicos con espíritu empresarial. En transferencia.

Actualmente, se encuentran en pleno proceso de validación de un novedoso kit diagnóstico que puede predecir en apenas unas horas el riesgo de que un paciente padezca una infección con una simple muestra de sangre, que reacciona ante los casos de sepsis, una enfermedad que solo en España afecta a más de 30.000 personas anualmente, y que acarrea un coste sanitario de más de 500 millones de euros. 

La sepsis no tiene un tratamiento específico aprobado, de forma que el paciente séptico se enfrenta a un riesgo de mortalidad de entre el 20% y el 70%, dependiendo de la fase en la que se encuentre. En aquellos casos en los que los tratamientos no responden, suele avanzar rápidamente y acabar con el paciente en menos de una semana. A nivel mundial, el 50% de las sepsis registradas son secundarias a otra dolencia, no siempre infecciosa, como el infarto agudo de miocardio. «En contadas ocasiones se justifica con una infección nosocomial, es decir, un microorganismo del propio hospital», explica Llamas. La sepsis se define como una disfunción orgánica potencialmente mortal por la respuesta inadecuada de un huésped frente a la infección. 

En este sentido, ha resultado extremadamente difícil caracterizar el mecanismo biológico por el que el cuerpo queda expuesto a esta posibilidad cuando no existe ningún microorganismo previamente implicado. La bibliografía técnica publicada sobre el asunto estima un total de 48,9 millones de casos de sepsis en el mundo en 2019 con un desenlace de 11 millones de muertes (se han obviado los años 2020 y 2021 por la pandemia de SARS-CoV-2). Estos datos convierten a la sepsis en la primera causa de muerte en el mundo entre las personas ingresadas en centros hospitalarios. 

Crecen las infecciones

Por otra parte, la incidencia de infecciones está aumentando bajo la influencia de las cada vez más numerosas resistencias a antibióticos, que se perfila como el principal problema para la salud mundial en 2050. Según las previsiones de la Organización Mundial de la Salud, generarán más de 10 millones de muertes en Europa, superando las cifras del cáncer.

No es difícil hacerse una idea de la importancia, vital, que tiene la predicción de este tipo infecciones. Tampoco del calado de la nueva patente de CraSci, ‘SEPSISpredict’, un kit que funciona en los tres eventos clínicos que mayor gasto sanitario producen a nivel mundial: infarto agudo de miocardio, ictus e intervenciones de cirugía mayor. Este novedoso kit ya ha sido testeado en pacientes mediante una prueba de concepto, cuyos resultados fueron publicados en ‘PlosONE, reputada revista científica (y la más grande del mundo en cuanto a volumen de publicación) en la que prima la calidad técnica de los estudios. SEPSISpredict fue eficaz en el 100% de los casos, logrando predecir todas aquellas infecciones posteriores con un biomarcador elevado. Este biomarcador, molécula biológica que se puede encontrar en sangre y tejidos y que permite determinar la respuesta del cuerpo a un tratamiento, ya está siendo validado para infarto agudo de miocardio mediante un ensayo clínico en el madrileño Hospital Universitario de La Paz. Antes de finalizar 2022 comenzará el estudio para su validación en pacientes quirúrgicos. El kit está basado en la detección de los niveles de ciertas moléculas endógenas (es decir, generadas por nuestro propio cuerpo) que predisponen al organismo para sufrir infecciones. «Nos recuerda a nuestras abuelas, cuando nos decían: ‘¡Ay, trabajas demasiado, vas a enfermar!’. Tiene mucho que ver, ya que, en situaciones de estrés, el sistema inmune se debilita y los agentes patógenos aprovechan esta oportunidad», subraya Llamas.

Desde la marca extremeña también colaboran con el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid y un socio empresarial, Empíreo Diagnóstico Molecular, con el que participan en diversos estudios sobre el SARS-CoV-2. 

Entre ellos, la caracterización de marcadores pronósticos de gravedad de la enfermedad, es decir, el estudio para hallar la forma de predecir cómo de grave va a ser la enfermedad en cada persona lo antes posible, o incluso antes de que esta se contagie. 

Desarrollan, además, un tratamiento Inmunomodulador para la Hernia Diafragmática Congénita o HDC, enfermedad rara que afecta a 1 de cada 3.000 fetos y caracterizada porque el diafragma del feto no llega a cerrarse, lo que produce serios problemas con una tasa de mortalidad muy elevada. Este tratamiento ya ha demostrado una eficacia superior al 75% en dos modelos animales (uno de toxicidad ambiental y otro genético) que simulan esta terrible patología. 

Para este proyecto cuentan con la colaboración de la doctora Mayte Vallejo, del Instituto para la Investigación Biomédica del Hospital Universitario La Paz de Madrid y con el «incansable» apoyo de la Asociación de Pacientes «La vida con Hernia Diafragmática Congénita» ubicada en Mérida.

Visibilizar la salud

Son empresas como CraSci las que ayudan a visibilizar la Salud como un sector de alto nivel estratégico en Extremadura, ya no solo desde el punto de vista de su importancia para el bienestar de la población, sino de la capacidad de un tejido productivo emergente y especializado que desarrolla y aplica conocimiento y tecnología para sacar al mercado productos novedosos, competitivos y, en este caso, de gran trascendencia.

En una región en la que impera sobre todo la microempresa, y en la que la inmensa mayoría de productos o servicios de marca propia que se comercializan son de relativo bajo valor añadido, la empresa CraSci comienza a levantar la voz con un mensaje claro: la innovación es fundamental para ser competitivos.

* Borja Cárdenas Tobías es responsable de Comunicación de Fundecyt-PCTEx