11,3 millones de españoles ha sufrido covid-19, de ellos, el 12,1% reside en Extremadura. Todos han superado la enfermedad, pero muchos sufren efectos secundarios que no llegan a superar. Otros notan cómo su cuerpo no responde igual que antes de contagiarse. Y es que el SARS-CoV-2 mina nuestra salud, tanto la física como la psíquica. Ya lo ha vaticinado la Organización Mundial de la Salud (OMS), a finales de marzo, el 50% de la población europea habrá pasado la infección. Las vacunas permiten que la virulencia del coronavirus se mitigue, pero todos estamos expuestos a sufrirla. Y todo padeceremos sus consecuencias a corto o largo plazo.

Por ello y tras superar la enfermedad, lo más destacado es seguir las indicaciones médicas, pero no está de más poner de nuestra parte y mejorar algunos aspectos de nuestra vida para ahuyentar las secuelas.

La farmacéutica de PromoFarma by DocMorris, Mar Santamaría, resalta que tanto la covid como otras afecciones respiratorias como la gripe, resfriados e incluso neumonías conllevan un periodo de convalecencia. En el caso del coronavirus, "lo que vemos con frecuencia es cansancio residual, cuya intensidad varía en función de cada persona. Esta bajada de energía ocurre como consecuencia del proceso inflamatorio de la infección viral y de la propia respuesta y activación del sistema inmune, que ha hecho bien su trabajo al combatir el virus pero necesitará reponerse de ello".

Santamaría advierte que estos síntomas formas parte de una proceso normal de covalencia y que no se deben confundir con el covid persistente. Por ello, señales como fatiga o cansancio resultan normales si eres una persona sana.

Para reducir los tiempos de recuperación, la farmacéutica recomienda una dieta equilibrada, aunque no apetezca comer, priorizando la hidratación para la reposición de líquidos: agua y caldos bien nutritivos. También recomienda respetar las horas de descanso para recuperar fuerzas y volver paulatinamente al nivel de actividad previa a la enfermedad.

Con estas pequeñas pautas, el cansancio remitirá poco a poco. No obstante, Mar Santamaría, advierte que si el 'bajón' persiste, se debe consultar al médico.

Recomendaciones de la experta para pasar la convalecencia

  • Apoyarnos con un complemento alimenticio que aporte nutrientes y micronutrientes de refuerzo a los procesos metabólicos generales y al sistema inmune. En este punto, Santamaria avala el uso de 1 complemento alimenticio que incluya 1 o varios de estos ingredientes (hay que recordar que a cada persona le puede ir mejor un tipo de complemento u otro, por lo que hay que dejarse asesorar por un/a profesional):
  • La jalea real nos aporta vitaminas (como las del grupo B), minerales (zinc, potasio, hierro…) y nutrientes vigorizantes y reconstituyentes (glúcidos, lípidos, aminoácidos y proteínas). Es necesario personalizar la dosis, muy especialmente para el uso en niños.
  • El extracto de acerola (que en algunos complementos ya se combina en su dosis justa con otros ingredientes, incluida la jalea). El fruto de este arbusto es muy rico en vitamina C de origen natural (puede contener entre 1000 y 2000mg por cada 100g). Tiene una mayor biodisponibilidad que la vitamina de síntesis y apoya el buen funcionamiento del sistema inmune.
  • Los hongos medicinales que se conocen por sus propiedades inmunomoduladoras (de soporte al sistema inmune) y también pueden ser un buen recurso como complemento de la dieta en época de baja energía. Por ejemplo, el reishi (Ganoderma lucidum) aporta betaglucanos y otras sustancias de interés (vitaminas, ergosterol) de apoyo al sistema inmune. Además, como alternativa a tomar un suplemento, podemos incorporar a nuestra dieta el consumo de setas como el shiitake, los champiñones u otras de cultivo próximo, que son también fuente de betaglucanos.

Finalmente, al uso del complemento le podemos añadir el empleo de la aromaterapia. Determinados aceites esenciales, concentrados de sustancias activas y volátiles que se extraen de plantas aromáticas, nos pueden dar un empujoncito si se usan bien. Mar Santamaria recomienda utilizarlos por difusión ambiental, mediante un difusor apropiado.

Por citar algunos ejemplos, la esencia de limón (Citrus limon) aporta vitalidad, favorece la concentración y actúa como antiséptico ambiental; y, el aceite esencial de ravintsara (Cinnamomum camphora) es tonificante, antiséptico ambiental y apoya a las defensas. Lo más habitual es utilizar una sinergia o combinación específica de aceites esenciales.

Algunas de estas mezclas ya están preparadas y listas para su difusión o podemos elaborarlas con un mínimo asesoramiento en aromaterapia. “Recordemos que algunos aceites esenciales pueden estar contraindicados durante el embarazo, en bebés o personas asmáticas, por lo que deberemos informarnos bien de su uso seguro en situaciones especiales.”, concluye Santamaria.