La alegría está comúnmente relacionada con la felicidad, una meta humana fundamental. Sin embargo, aunque no hay una receta mágica para llegar a sentirla, todo empieza en uno mismo.

Y es que los expertos coinciden en que llegar a conseguir una vida feliz tiene mucho que ver con maximizar las emociones positivas, y eso solo está en nuestra mano.

Es cierto que un buen sentido del humor no puede curar todos los males, pero sí existen datos que respaldan sus efectos positivos.

Como nos explica la doctora Vanesa Fernández, psicóloga y profesora en la Universidad Complutense de Madrid, la risa no solamente nos provoca placer, sino que también tiene efectos beneficiosos más allá de lo que nos hace sentir.

Se ha demostrado que nos hace más creativos, tanto en el pensamiento como en la acción, y potencia la capacidad de recuperar nuestros estados psicológicos después de un trauma.

Además, mejora nuestras capacidades personales, intelectuales, físicas, sociales y psicológicas.

La alegría es una emoción positiva y, a su vez, se trata de un complejo proceso en el que tienen un papel distintas estructuras cerebrales, hormonas y neurotransmisores, los cuales ayudan al cerebro a comprender lo que está experimentando.

Con esto, todo parece apuntar a que una buena carcajada tiene unos efectos muy positivos a corto y largo plazo. Así lo detalla la experta:

Efectos a corto plazo

  • La risa estimula el corazón, los pulmones y los músculos, además de aumentar las endorfinas que se liberan en el cerebro.
  • Aumenta el ánimo, lo que fomenta la aparición de emociones positivas.

“Reír elimina las emociones negativas como la ansiedad o la tristeza, y sobre todo fomenta la aparición del entusiasmo, la sorpresa o la felicidad”, detalla la doctora Fernández.

  • También puede estimular la circulación y ayudar a relajar los músculos, lo cual puede contribuir a reducir algunos de los síntomas físicos del estrés.

Efectos a largo plazo

  • Mejora el sistema inmunitario, ya que los pensamientos positivos pueden liberar neuropéptidos que ayudan a combatir el estrés.
  • Ayuda a tener mejores relaciones sociales. “La risa es una respuesta de apego, ya que a todos nos gusta más una persona sonriente”, explica la psicóloga.
  • La risa también puede facilitar la capacidad de afrontar las situaciones difíciles. Además, nos ayuda a conectar con otras personas.
  • Puede hacerte sentir más feliz en tu vida y a mejorar tu autoestima.

¿Qué nos hace felices a los españoles?

Según el IV Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon, más del 76 % de los españoles encuestados considera que es muy o bastante feliz.

Sin embargo, un 23,4 % de las personas evaluadas se consideran poco o nada felices. Asimismo, un 23,5 % considera que se siente menos feliz que en 2020.

Por otro lado, la encuesta señala los principales aspectos que marcan nuestra felicidad:

El primero es gozar de buena salud física y emocional (el 78,2 % de los encuestados lo sitúa en alguna de las tres primeras posiciones).

Además, le siguen otros factores como mantener buenas relaciones con la pareja e hijos (elegido por el 65,8 % de los encuestados), así como las relaciones familiares y de amistad (reivindicado por la mitad de los encuestados).

Le siguen, en menor medida, tener éxito profesional y una buena situación económica (33,4 %), poder tener tiempo libre para actividades de ocio (32 %), o poder conciliar la vida laboral y personal (27 %).

Y es que, como vemos, el concepto de felicidad es más un camino a seguir que una fórmula mágica sobre cómo podemos alcanzar ese estado.

Los tres pilares para vivir con alegría

Para concluir, la experta proporciona tres recomendaciones para vivir una vida plena y feliz, trabajando en nosotros mismos.

1.      Revisar nuestros objetivos en la vida.

“Deben ser objetivos a medio-largo plazo que, a su vez, deben dividirse en objetivos intermedios que nos faciliten la meta”, explica Fernández.

Además, recalca que debemos reforzarnos por cada paso que vayamos dando.

2.      Querer lo que se tiene y aceptar la etapa que nos toca vivir en cada momento.

“Aceptación no implica resignación, pero luchar contra algo que no está en nuestra mano nos puede provocar mucha insatisfacción”, matiza la psicóloga.

Así, no debemos estar continuamente anhelando aquello que no tenemos y, a cambio, es muy positivo poner énfasis en las cosas buenas que nos pasan.

3.      Dejar de lado emociones tóxicas, como la envidia o la culpa. Debemos escucharlas, pero no machacarnos.

“En el caso de la envidia debemos trabajar en conseguir aquello que queremos. Y en la culpa no debemos reprocharnos lo que hemos hecho mal, sino pensar cómo resolverlo”, termina la doctora.