El Síndrome de Tourette, un trastorno del neurodesarrollo caracterizado principalmente por la aparición de tics motores y fónicos persistentes y cambiantes en el tiempo que, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), afecta a entre un 0,3% y 0,8% de la población menor de 18 años en España.

¿Cómo se diagnostica?

Si hay algo habitual entre los niños son los tics como guiñar los ojos, hacer ruidos con la lengua…. Pero esto no siempre supone que el menor padezca esta enfermedad neurológica. 

Como explica el doctor Diego Santos, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN:

  • "Para el diagnóstico del síndrome de Tourette se requiere que el inicio de los tics comience antes de los 18 años, pero no todos los tics que se presentan en la infancia son consecuencia de este síndrome". 
  • "Hay que tener en cuenta que los tics son el trastorno del movimiento más común en la infancia y que hasta un 10% de los niños en edad escolar padecen tics transitorios (menos de 12 meses de duración)".
  • "Además, entre el 2 y el 4% sufre otro algún trastorno crónico por tics motores o fónicos".

"Sin embargo y pese a todos estos datos, la realidad es que menos del 1% de la población infantil padece este síndrome”, añade el neurólogo.  

Por eso, el diagnóstico del síndrome de Tourette es clínico y requiere de la aparición, en menores de 18 años, de al menos dos tics motores y un tic vocal mantenidos durante más de un año. 

¿Cuáles son los tics más característicos del síndrome de Tourette?

Los tics motores suelen ser el primer síntoma de este trastorno y afectan con mayor preferencia a las áreas de la cara, cuello, hombros, y con menor frecuencia a los brazos o el tronco.

Los más comunes son el cierre de párpados y otros movimientos alrededor de los ojos, en la boca, nariz, cabeza y hombros. 

En los pacientes con mayor gravedad y/o duración de la enfermedad, los tics adquieren mayor complejidad. Esto provoca estiramientos de brazos, tocamientos, saltos, retorcimientos y otros movimientos complejos.

En ocasiones estos tics están unidos en una secuencia, de modo que uno de ellos se sigue inmediatamente de otros.

En cuanto a los tics fónicos suelen aparecer más tarde. Los más frecuentes son:

  • Aclararse la garganta con una especia de carraspeo. 
  • Olfatear. 
  • Toser. 
  • Realizar unos chirridos simples. 

Los tics motores suelen ser el primer síntoma de este trastorno.

Otros síntomas

A todos estos síntomas hay que sumar otros como los ecofenómenos que ocurren en casi la mitad de los pacientes con síndrome de Tourette. Los expertos los clasifican en: 

  • La ecopraxia, que es la repetición involuntaria de los movimientos de otra persona.
  • La ecolalia o la repetición involuntaria del lenguaje de otra persona.
  • La coprolalia, que es la expresión involuntaria de palabras obscenas o comentarios despectivos. 

Este síntoma sólo afecta al 10% de los pacientes, fundamentalmente hombres, y suele aparecer unos cinco años después del inicio de los tics.

Los neurólogos explican que la coprolalia suele asociarse con otras conductas socialmente inapropiadas como escupir, olisquear objetos, etc.

Y como comenta el doctor Diego Santos:

  • "Aunque los tics asociados a este trastorno pueden ser muy variables entre pacientes, algo que los caracteriza a todos es que son fluctuantes, con periodos de remisión y otros de agravamiento. También es muy característico en la evolución de este síndrome la persistencia de ciertos tics y la aparición y desaparición de nuevos tics".

Aparición temprana del síndrome de Tourette y los tics

A pesar de que el síndrome de Tourette puede manifestarse en cualquier momento de la infancia,, podríamos establecer esta clasificación temporal:

  • La edad más común de inicio de los primeros síntomas es entre los 5 y 7 años. 
  • Es habitual que los tics tiendan a empeorar entre los 10 y 14 años.
  • La parte buena es que a partir de los 16 años tienden a mejorar. 
  • Cuando los pacientes alcanzan la edad adulta, los tics sólo se mantienen con la misma frecuencia e intensidad en el 5-10% de los casos.
  • Pero en aproximadamente el 50% de los pacientes los tics remiten.
  • Y en el 40-45%, mejoran.

Además es más común en varones que en mujeres (en una ratio 4:1).

Causas de este trastorno

“Puesto que aún no está claro cuál es el origen de este trastorno, continúa considerándose un síndrome, pero la mayoría de los pacientes presentan un cuadro clínico tan típico que todo parece apuntar a que surja como resultado del efecto de la interacción entre múltiples genes y factores ambientales, como complicaciones durante el embarazo o infecciones” explica el doctor Santos. 

El experto añade que “es, además, frecuente encontrar antecedentes familiares: algunos estudios han señalado la presencia de antecedentes familiares en hasta el 52% de los pacientes”. 

“Por otra parte, es importante tener en cuenta que además de los tics, aproximadamente un 5% de los pacientes tienen trastornos del movimiento adicionales y que además los pacientes pueden mostrar un amplio espectro de problemas sensoriales, conductuales y cognitivos”.

Trastornos asociados al síndrome de Tourette

El 90% de pacientes con síndrome de Tourette presentan algún trastorno neuropsiquiátrico. Los más frecuentes son: 

  • La ansiedad.
  • El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
  • El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). 

En el caso del TOC la comorbilidad de los tics del síndrome de Tourette llega al 50% de los pacientes, y su comorbilidad con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad alcanza hasta al menos el 40%. 

Pero también se encuentran otros como conductas impulsivas y/o autolesivas, ataques de rabia/ira, depresión, alteraciones del aprendizaje y rasgos leves de trastornos del espectro autista. 

Estas complicaciones tienen un alto impacto en la calidad de vida, en ocasiones más importante que el generado por los propios tics. 

Estas comorbilidades hacen necesario un tratamiento más complejo. Como subraya el doctor Diego Santos:

  • "Los pacientes precisan un enfoque multidisciplinar, incluyendo pediatras, neurólogos, psiquiatras y psicólogos, para abordar satisfactoriamente todos los aspectos de este complejo síndrome clínico". 

“Actualmente no existe ningún tratamiento que permita curar este síndrome, pero sí que lo hay para abordar muchos de sus síntomas".

"En cualquier caso, independientemente del tratamiento farmacológico para los síntomas, es importantísimo abordar los aspectos psicológicos de este síndrome, desarrollando estrategias que reduzcan la ansiedad y mejoren la tolerancia a la enfermedad a medio-largo plazo. Por sí misma, esta medida puede ser suficiente para algunos pacientes, o al menos durante algunos periodos de tiempo".