Según las autoridades de Turquía y Siria, el balance de víctimas mortales que han causado los terremotos que se han registrado este pasado lunes cerca de la frontera de estos dos países, supera las 9.000 personas. La cifra de heridos, hasta el momento y a la espera de que avancen las labores de rescate, es de 41.665 víctimas. 

La Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) calcula que el número de edificios completamente destruidos asciende a 6.200. Este tipo de “eventos incontrolables”, como el seísmo de magnitud 7,4 en la escala de Richter que ha sacudido a ambos territorios, tiene consecuencias en la salud mental de los supervivientes.

“Los afectados viven durante un largo periodo de tiempo en estados emocionales elevados e intensos de incertidumbre, miedo, ansiedad y estrés, rodeados de escombros, heridos y fallecidos, luchando por sobrevivir y preocupados por sus seres queridos”, explica a este diario Icíar Palacios, psicóloga del Instituto Psicológico Cláritas.

Los efectos psicológicos por los altos costos en términos de vidas humanas y materiales pueden ser a corto, medio e incluso a largo plazo.

“En general pueden provocar cambios en la manera en la que percibimos el mundo. La experiencia vivida nos informa de que el mundo es un lugar peligroso, incontrolable y amenazante, haciendo sentir a la persona afectada impotente, indefensa, con frustración, ira, con ansiedad, estrés o miedo”, señala la especialista.

Sin embargo, estos problemas pueden no afectar a todas las personas que han sido protagonistas de estas catástrofes.

  • “Esto no es habitual, y puede llegar a afectar gravemente a la salud mental de los afectados generando secuelas emocionales y psicológicas como las que se explican a continuación”.

Daños materiales en Alepo (Siria) a causa del terremoto de magnitud 7,4 en Turquía -/SANA/dpa

Impacto de los terremotos en la salud mental

Las fases que experimenta un afectado por una catástrofe natural, en concreto un terremoto, son las siguientes: 

  • Fase de shock. Es muy breve. Se produce cuando ocurre la catástrofe. Genera respuestas emocionales de angustia intensa, miedo, confusión…. El objetivo principal de esta fase es la supervivencia. 
  • Fase de búsqueda de protección. Tiene una duración mayor en la que se trata de dar respuesta a la necesidad de protección en donde se trata de escapar y buscar y reunir a los seres queridos. Es un momento de mucha angustia y ansiedad. Suele durar horas
  • Fase de ayuda. A continuación, aparece la necesidad de ayudar altruistamente a otros. En esta fase también se experimenta sensación de ansiedad y depresión sin embargo prevalece la cooperación y la ayuda. Suele durar días 
  • Fase de afrontamiento. Posteriormente, viene la fase en la que la persona afronta la realidad, en el que experimentan sintomatología ansiosa – depresiva, se enfrentan a la pérdida no solo de personas queridas, sino de la pérdida material, de salud, de proyectos, etc.  Esta fase puede durar desde meses hasta años según las circunstancias personales. 
  • Fase de reorganización. Una vez integrada la experiencia traumática y lidiando con las consecuencias derivadas, las personas se reorganizan y reconstruyen sus vidas adaptándose a las nuevas circunstancias. 

Y es que, este tipo de situaciones suelen ocasionar secuelas no solo físicas, sino también psicológicas, pudiendo desencadenar sintomatología ansioso-depresiva caracterizada por:

  • Altos niveles de ansiedad y estrés.
  • Bajo estado de ánimo.
  • Desmotivación.
  • Desesperanza.
  • Pérdida de sentido de la vida.
  • Cambios de hábitos en la alimentación, sueño y peso.
  • Consumo de sustancias.
  • Ideación suicida.

Servicios de emergencia buscan a personas bajo los escombros en Kahramanmaras, Turquía Tolga Ildun / Zuma Press / ContactoPhoto

También pueden desencadenar trastornos psiquiátricos como depresión, trastornos de ansiedad como la ansiedad generalizada, agorafobia o trastorno de pánico. Aunque el trastorno más común es el Trastorno de Estrés Postraumático

“Este trastorno se caracteriza por un miedo súbito e intenso a la situación traumática cuyos síntomas pueden incluir pesadillas, flashbacks, pensamientos intrusivos e incontrolables que nos generan altos niveles de estrés y de ansiedad, por  lo que se termina por evitar cualquier estímulo que acerque a la persona al suceso traumático afectando a la persona en diferentes áreas de su vida, ya sea familia, amigos, trabajo…”, resalta Palacios.

Las personas que presentan más riesgo de desencadenar un trastorno mental en estas situaciones son: 

  • Personas que ya han sido o están diagnosticadas con algún trastorno mental. 
  • Personas con poco apoyo social y familiar.
  • Personas que hayan experimentado alguna otra situación traumática similar
  • Antecedentes psicopatológicos familiares. 
  • Personas con baja capacidad de adaptación.
  • Personas con una elevada percepción de amenaza de su vida. 
  • Personas con alto nivel de disociación después de la experiencia. 

Cómo volver a la “normalidad”: apoyo psicológico y farmacológico

Las catástrofes naturales, indica la experta, generan emociones que dificultan a la persona vivir con “normalidad”. Conlleva un largo periodo de tiempo asimilar e integrar la experiencia traumática, porque los daños no son únicamente ocasionados por la situación en sí, también por las consecuencias derivadas de ella, como por ejemplo, la pérdida del hogar, de personas, de salud…

  • “No basta únicamente con la aceptación, sino que también es necesaria una reconstrucción y reorganización de cómo vemos el mundo, a los otros y a nosotros mismos y los cambios que hemos vivido y cómo han afectado a nuestra vida para poder integrarlos”. 

E “Integrar no significa negar que no ha pasado o evitar situaciones, personas, conversaciones, pensamientos que nos recuerden ese hecho, evitando así mismo el sufrimiento que nos ocasiona, sino, que es aprender a vivir con el sufrimiento sin que este nos paralice”. Por ello, la psicóloga considera que es “fundamental” un apoyo psicológico y en algunos casos farmacológico también para acompañar a las personas, guiarlas y apoyarlas en este proceso. 

Suben a 9.200 los muertos en Turquía y Siria por los terremotos

En la actualidad existen profesionales que se encargan de atender a personas que sufren este tipo de situaciones: psicólogos especialistas en catástrofes y emergencias. Actúan en las primeras 72 horas después del evento, “puesto que este tiempo es el que predispone o no a que la persona desarrolle un trauma”.

La finalidad es que recuperen un nivel de funcionamiento similar al que se tenía, restablecer el nivel emocional y facilitar recursos con el fin de promover la recuperación y prevenir posibles secuelas psicológicas. 

  • “Cuando esta intervención no tiene el suficiente impacto, se llevan a cabo las intervenciones de segundo orden en los que se inician procesos psicoterapéuticos con la finalidad de ayudar a la persona a elaborar los duelos e integrar el suceso traumático”.

¿Cuándo se debería acudir a un especialista? 

No todas las personas empiezan a experimentar síntomas inmediatamente después del hecho traumático, ya que en muchas ocasiones aparecen con el tiempo.

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“Durante la catástrofe es importante que la persona encuentre apoyo y que no se encuentre desamparada entre tanto caos, por eso creo fundamental la ayuda psicosanitaria de los equipos de emergencia para acompañar emocionalmente a las personas en estas situaciones”, puntualiza. 

Es muy importante “aunque no haya presencia de sintomatología para prevenir o tratar las secuelas derivadas del trauma y ayudar a la persona a aceptar, integrar y reorganizar la experiencia traumática y las consecuencias derivadas”.