La pérdida del olfato ha sido uno de los síntomas que más se ha repetido en las innumerables variantes de la COVID-19.

Cuando del SARS-CoV-2 solo se sabía que producía neumonías bilaterales graves, muchos infectados empezaron a hablar de una sintomatología desconocida y de carácter leve, pero que empezaba a ser muy común: la anosmia.

Sin embargo, perder la capacidad de oler no es solo un síntoma del coronavirus, ya que también ocurre:

  • En infecciones respiratorias, como el resfriado o la gripe
  • Como consecuencia de algunos traumatismos
  • Provocado por enfermedades nasales como la rinitis alérgica
  • Debido al Párkinson
  • Al alzhéimer
  • Incluso por el uso de determinados fármacos.

Pero, sin duda, el olfato tiene un papel fundamental en nuestra vida. Está considerado, junto al gusto, como un sentido químico que nos ayuda a conseguir información esencial del entorno.

El olfato interviene incluso en la regulación del apetito y en las relaciones interpersonales

El olfato nos permite reconocer situaciones familiares o identificar un peligro como, por ejemplo, un alimento en mal estado, un incendio o la detección de sustancias que son potencialmente tóxicas para el ser humano.

Estudios realizados antes de la pandemia demostraron que la pérdida del olfato podía ser un signo temprano de la inminente aparición del Alzheimer.

En el Día Mundial de la Anosmia, que se celebra todos los 27 de febrero, el doctor Luis Gutiérrez Serantes nos explica que “el olfato interviene incluso en la regulación del apetito y en las relaciones interpersonales”. 

Por ello, “cuando se produce una modificación de la capacidad olfatoria, las personas ven muy afectada su vida diaria”.

La pérdida de olfato también es un problema de la edad

Tal y como recalca el especialista, la pérdida del olfato no solo está influenciada por una enfermedad, sino que también puede suceder por la edad.

Es decir, al igual que ocurre con la vista o el oído, perdemos olfato a medida que cumplimos años.

De hecho, los expertos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) recuerdan que esta “disfunción está presente en el 20-30% de los individuos mayores de 65 años y puede aumentar hasta el 75% en mayores de 80 años, con mayor incidencia en los hombres”.

Respecto a los pacientes con la enfermedad de Alzheimer, Parkinson o cualquier otra demencia, la pérdida de olfato podría afectar a casi el 90% de los pacientes diagnosticados.

Trastornos del olfato: ¿cuántos tipos hay?

Normosmia es el sentido normal del olfato. No obstante, cuando hay una alteración de la capacidad olfativa, se puede dividir, dependiendo de los síntomas, en:

  • Hiposmia. Disminución general del sentido del olfato.
  • Anosmia. Nos referimos a la pérdida total del olfato. Aunque no es lo habitual, el 3% de las personas diagnosticadas con anosmia tienen este trastorno de nacimiento. 
  • Parosmia. Es una “mala” interpretación de los olores. Aquellos que generalmente, son considerados como agradables, tales como el café o la fruta, son percibidos como desagradables: basura, huevos podridos…
  • Cacosmia. Es una “alucinación” del olfato y la preferencia por olores que el resto consideramos como desagradables. Esta alteración del sentido del olfato suele ser consecuencia de alguna enfermedad o problema de salud mental.
  • Fantosmia. Como su propio nombre indica, es un olor “fantasma”. No existe ni está presente en el ambiente, pero es percibido completamente por la persona que sufre este trastorno olfativo. 

Archivo - Pérdida de olfato por el Covid-19 ENGIN AKYURT - Archivo

¿Se puede recuperar el olfato perdido?

Para dar respuesta a esta pregunta, y después de los millones de pacientes que se han visto afectados por esta dolencia después de haber sufrido COVID-19, los científicos han logrado dar con la tecla para recuperar la capacidad del olfato.

A través de un entrenamiento se puede “reeducar” nuestro olfato, aunque solo en aquellos casos con pérdida total (anosmia) o parcial (hiposmia).

El entrenamiento olfativo busca entrenar nuestra capacidad cerebral para identificar olores, almacenarlos y recordarlos

Hasta ahora, uno de los entrenamientos más habituales era la repetición de un conjunto de olores de alimentos como el limón, el vinagre, el anís o el eucalipto durante 20 segundos unas dos veces al día. Y durante tres meses.

Pero el doctor Gutiérrez Serantes señala que se puede sustituir por “aromas esenciales de distinta intensidad”. “Esta práctica busca entrenar la capacidad cerebral para identificar olores, almacenarlos y recordarlos, y acelerar de esta manera la sensibilidad olfatoria”.

Eso sí, como ocurre con cualquier otro tratamiento, “se realiza siempre con el asesoramiento de un médico especialista (un otorrinolaringólogo) que previamente ha evaluado la causa y el tipo de modificación, y que hará un seguimiento para evaluar los resultados”.

¿Por qué y desde cuando se celebra el Día sobre la Anosmia?

El Día de Concienciación sobre la Anosmia es una efemeride que se celebra desde el año 2012, y su origen se debe a la iniciativa de un paciente estadounidense llamado Daniel Schein.

Aquejado de una grave disfunción olfativa decidió crear un evento en Facebook en el que establecía el 27 de febrero como fecha de celebración, y pedía a sus seguidores vestir con prenbdas de color rojo para apoyar la caisa.

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Desde aquel día, hace ya once años, diversas organizaciones benéficas como Fifth Sense (Reino Unido) y centros de olfato y gusto como The Monell Center (Filadelfia, Pensilvania) han mostrado su apoyo a este día de concienciación, mediante la celebración de campañas de concienciación a nivel internacional.

Pero el coronavirus es quien ha dado más conocimiento a esta dolencia, bastante desconocida hasta que en el año de la pandemia, 2020, se convirtió en uno de los síntomas más infalibres de la COVID-19.