PSICOLOGÍA

Cuatro síntomas que pueden alertarte de que tu hijo atraviesa una situación emocional difícil

En España los suicidios en menores de quince años se han triplicado en tan solo tres años, y hay pistas que debemos conocer para que las familias podamos anticiparnos a problemas mayores

Cuatro síntomas que pueden alertarte de que tu hijo puede estar autolesionándose

Cuatro síntomas que pueden alertarte de que tu hijo puede estar autolesionándose

En España los suicidios en menores de quince años se han triplicado en tan solo tres años, pasando de siete suicidios en el año 2019 a 22 en el 2021. Una cifra preocupante que pone de manifiesto el problema de la salud mental entre los más jóvenes. 

¿Qué está pasando?

La directora del Centro de Psicología Clínica y de Salud de Valencia, doctora Sara Navarrete, explica que:

  • “Muchos jóvenes se autolesionan o se intentan quitar la vida convencidos de que es la única solución para acabar con su sufrimiento”.

Esto pone en evidencia la necesidad urgente de incrementar la ayuda emocional y psicológica para la población general, y para los más jóvenes en particular. 

Pero la preocupación de los padres es permanente y se hace necesario darles herramientas para prevenir estas trágicas situaciones. 

Para ello, la psicóloga considera esencial:

  • “Observar diariamente a nuestros hijos porque el suicidio no es una decisión que se tome de la noche a la mañana, sino que durante un tiempo irán mandándonos señales que nos estarán indicando que algo en ellos no va bien”.

Señales de alerta

Así, es esencial aprender a detectar esas señales para poder actuar con rapidez.

En concreto, Sara Navarrete destaca 4 síntomas que pueden indicarnos que nuestros hijos podrían encontrarse en una situación emocional delicada o, incluso, estar autolesionándose:

  1. Lenguaje claramente negativo. “Cuando nuestro hijo verbaliza frases negativas hacia su persona como ‘Yo no valgo para nada’, ‘La vida da asco’, ‘La vida no tiene sentido’, ‘Soy una carga’, ‘Lo mío no tiene solución’, ‘Me gustaría desaparecer’, debemos saber que nos encontramos ante una señal de alarma importante y tenemos que preguntarles para indagar qué hay detrás de esto”, ha afirmado la psicóloga. 
  2. Aislamiento. “Si nuestro hijo se aísla, no quiere salir con los amigos, no quiere incluso compartir momentos con nosotros porque prefiere estar en la habitación, nos está indicando que algo no va bien”, continúa la especialista.
  3. Que evite tratar determinados temas. “Si nosotros tenemos dudas de que algo pasa y le preguntamos abiertamente y nuestro hijo o hija rehúye hablar de ello, cambia de tema o simplemente zanja la conversación con un ‘nada’, tendríamos que estar pendientes porque puede estar intentando ocultar algo”.
  4. Trastornos en la alimentación y el sueño. “Una buena alimentación y un descanso adecuado son la base de una vida equilibrada y sana. Por tanto, si vemos que nuestros hijos prefieren comer solos que, con el resto de la familia, si empiezan a comer diferente o, incluso, no comen o no duermen bien, trasnochan mucho o no son de calidad sus horas de sueño, son señales claras de que algo sucede”, explica Navarrete. 

¿Cómo ayudar a los adolescentes?

Una vez que se ha detectado que algo no está bien, es el momento de actuar. Esto nos siempre es fácil y lo mejor es consultar con un especialista en psicología, pero Sara Navarrete ofrece algunas claves para ir trabajando con los adolescentes en casa. 

La experta subraya que lo principal y más importante es trabajar la autoestima como eje del bienestar, porque una autoestima sana es lo que nos ayuda a enfrentarnos ante situaciones complicadas. 

  • “Un adolescente con una buena autoestima será menos vulnerable a pensamientos negativos sobre su persona y vida y, a la vez, también le permitirá ser capaz de pedir ayuda en un momento complicado”, asegura.

Y es que una buena comunicación en las familias es esencial porque si no tienen la confianza de poder compartir lo que les sucede, los padres nunca podrán intervenir.

Pero esto no se consigue de la noche a la mañana, es un trabajo que hay que realizar desde que los niños son pequeños.

  • “Tenemos que educar a nuestros hijos desde bien pequeños en el diálogo y la confianza. Si aprenden que pueden contarnos todo lo que les pasa, cuando sean mayores ya estarán esos puentes para poder comunicarnos con ellos”, asegura la psicóloga. 

En el caso de que esta comunicación no se haya trabajado no todo está perdido. La especialista resalta “que nunca es tarde, siempre es buen momento para demostrarle a nuestro hijo que estamos ahí para escucharlos”. 

“Puede ser que de primeras nuestro hijo nos rechace, no quiera hablar o incluso nos diga que no es cierto que esté mal, pero eso no nos tiene que echar para atrás. Nosotros tenemos que demostrarle que puede contarnos lo que le pasa y tenemos que seguir intentando mantener esa comunicación. Es nuestra obligación como padres”, puntualiza.

Pautas para mejorar la autoestima de los adolescentes

Por último, la psicóloga Sara Navarrete ofrece algunas pautas para guiar a los padres en la tarea de incrementar la autoestima de los niños y adolescentes, para evitar problemas mayores. 

  • Lo primero es aceptarlos tal y como son. “Tenemos que recordar que todos los seres humanos estamos llenos de virtudes y defectos. Por tanto, debemos conocer a nuestros hijos, aceptarlos, conocerlos y quererlos como son”.
  • El amor incondicional. “Demostrarles que pase lo que pase y hagan lo que hagan les amamos, que les queremos con todas sus cualidades pero también con sus defectos y sus meteduras de pata”, añade la psicóloga.
  • Que nunca se sientan solos. “Es importante que tengan ese punto de apoyo y que no crean que por sentir lo que sienten nadie les va a entender. Esto es importante para que no se cierren más. Si ellos sienten que vamos a estar ahí siempre pase lo que pase va a ser mucho más sencillo que nos cuenten lo que les pasa. Por tanto, el mensaje debe ser: “Estoy aquí”, “estoy preocupado”, “no estás solo” y “juntos vamos a poder buscar una solución””.
  • Validar lo que sienten
  • No restarles importancia a sus sentimientos.
  • Que se sientan libres de contarnos lo que les pasa.
  • No etiquetar a nuestros hijos.