Hy comienza en Roma un sínodo extraordinario dedicado a la situación de las familias contemporáneas, lo que incluye la educación de los hijos y el aprender a vivir en pareja, pero también las uniones de hecho, los divorcios, las bodas gais, los anticonceptivos y las madres solteras. La reunión, que durará 14 días y proseguirá el próximo año, es una especie de concilio en pequeño en el que participan casi 200 obispos en representación de las conferencias episcopales y numerosos expertos. En Roma se enfrentarán dos modelos de catolicismo: la línea del Papa actual, que a las leyes antepone la acogida de las personas tal cómo son, y la de quienes priman las normas sobre la vida de los individuos.

Lorenzo Baldisseri, secretario del Sínodo, ha explicado que "es importante que (los participantes) se expresen claramente y con coraje" y ha añadido que espera que se produzca "una confrontación serena y leal".

Contrariamente a los sínodos anteriores, institución emanada del Concilio Vaticano II (1963-1965), el encuentro no terminará con unas propuestas al Pontífice, sino con un documento votado por los 200 participantes, mientras que antes los papas recogían las recomendaciones y, a su criterio, escribían un documento oficial. El cambio podría constituir un empujón a aquel "gobierno colegial" del Papa junto con los obispos que propició el Concilio Vaticano II y que nunca se aplicó.

CONSEJOS DE 16 PAREJAS El encuentro, con una mayoría aplastante de varones célibes y entrados en años, contará con los consejos de 16 parejas y expertos y para los debates utilizará un documento de 77 páginas elaborado con las respuestas de los católicos a un cuestionario del Papa. Han respondido el 85% de las 114 conferencias episcopales del mundo, que supuestamente han consultado a sus feligreses, y han llegado también unas 800 respuestas individuales y colectivas, según Baldisseri. "Hay una puerta que hasta ahora había estado cerrada, y el Papa quiere que se abra", ha dicho, explicando un concepto en cierta manera revolucionario: "No todo es estático, sino que caminamos en la historia, y la religión cristiana es historia y no ideología (...), y si negamos esto permanecemos 2.000 años atrás".

El Papa no cambiará la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio católico, pero quiere que "las situaciones difíciles" sean afrontadas. El documento los llama "nuevos desafíos" y enumera las guerras y emigraciones, la poligamia, el machismo, el incesto, la pederastia, y las violencias y los abusos. Entre las causas de la crisis familiar cita "la crisis económica y la inestabilidad del mercado laboral", el consumismo, la competitividad e incluso la incoherencia de los curas entre lo que predican y después hacen. El texto sale al paso de "la visión romántica del amor", más subjetivo que altruista, mientras que "la Iglesia debería animar a los novios a ser compañeros de camino".

LAS MADRES SOLTERAS Sobre las madres solteras, el documento afirma que "hay que admirar el amor y coraje con que han acogido" al hijo, y respecto a los divorciados que han vuelto a casarse hay "una petición clara" para que sean "legitimados" en la Iglesia, al tiempo que se simplifique la anulación de los matrimonios sin alimentar "la idea de un divorcio católico".

Muchas conferencias episcopales piden "un equilibrio entre las enseñanzas de la Iglesia y una actitud de respeto y no de juicioO hacia las parejas homosexuales, y que sus hijos ±sean acogidos con el mismo cuidado, ternura y solicitudO que el resto de niños. Una mayoría subraya que la prohibición de los anticonceptivos es percibida como una ±injerencia en la vida íntima de las parejas".

Varios eclesiásticos lamentan que se haya transformado el sínodo en una batalla entre dos bandos, aunque en estas semanas han sido precisamente varios cardenales y obispos quienes han intervenido públicamente a favor o en contra de estos temas. Hasta el punto de que el cardenal Marc Ouellet, ministro de los obispos, avisó de que "la división en partidos no es propia de la Iglesia".