Ante un encierro de Cayetano Muñoz, noble y manejable aunque con matices, y con una estimable asistencia de público aunque es de esperar que la plaza de Mérida recupere del todo el esplendor que tuvo como feria muy importante que fue de la temporada taurina extremeña, se vivió una buena tarde de toros, que culminó con la salida a hombros de los tres toreros.

Castaño de bonita lámina era el primero de Enrique Ponce. Abrochado de cuerna y estrechó de sienes. Doblaba bien, especialmente por el pitón izquierdo. El valenciano le ganó terreno hacia los medios cuando lo tomó a la verónica. Apretó en el único puyazo pero clavó los pitones en el albero emeritense y dio una vuelta de campana. Brutote por el pitón derecho, por ahí se defendía.

Reencuentro de Ponce, de azul celeste y oro, con una plaza en la que se le recuerdan grandes tardes y brindis al público. Inició suave de faena, llevando hacia delante al animal, que no andaba sobrado de fuerzas. Tanda en redondo por el pitón derecho sin obligarlo. A los acordes de Opera Flamenca, segunda sin dejarse tocar el engaño. Un misterio eso del temple, que hacía al toro mejorar y tomar la muleta por abajo. Cambio de mano para seguir con la zurda, pero salía el toro con la cara alta, por lo que el torero volvió al pitón derecho. Serie muy ligada de muletazos engarzados, más que ligados. Elegante y con estética el diestro, que tapaba el defecto del burel, al que costaba humillar. Toro noble pero de justa transmisión. Estocada desprendida y oreja.

Más toro era el cuarto, que tuvo alegría de salida y dobló con clase en el capote de Ponce. Puyazo fuerte de Manuel Quinta, lo que acusó el animal porque se defendió en el segundo tercio.

Pero allí estaba un torero que siempre torea a favor del toro. Por eso comenzó la faena sin obligarlo y le daba sitio en los primeros compases, lo que agradecía el astado. Ponce se enfrentaba al dilema de bajar la mano y al final lo hizo, toreando despacio. Otra vez el temple en lo que fueron bellísimos muletazos de uno en uno, arrebatadores de estética. Había encontrado el buen fondo de un animal de enclasada embestida pero poca transmisión, lo que tapaba esa depuradísima técnica del artista de Chiva.

Final de faena con esos pases de rodilla genuflexa que ha popularizado este diestro y que se conocen como las poncinas, para concluir con naturales de uno en uno. Gran estocada que hace rodar al toro sin puntilla, y dos orejas.

EL PRIMERO DE TALAVANTE También castaño, terciado, ojo de perdiz y bociblanco era el primero de Alejandro Talavante, que vestía un bonito terno gris plomo y plata. Recibo con el capote de los de este torero, alternando la verónica con la chicuelina. Toma el de Cayetano Muñoz un puyazo y después resulta buena la lidia de Manuel Larios, que sustituía en la cuadrilla de Talavante a Valentín Luján.

Inició de faena con el cartucho de pescao, citando desde los medios. Muy emotivo ese pase que trajo el gran Pepe Luis Vázquez, para seguir en redondo al natural, llevando al animal un punto en línea. Otra tanda con la zurda de muy buena resolución, para continuar por el pitón derecho en la que fue una serie rematada por ligada, con el temple que hacía ir a más al cuatreño. Otra de la misma guisa, con la arrucina, antes de seguir ya más en corto con el cite frontal y las manoletinas finales, de soberbio ajuste. Toro también de acusada nobleza. Estocada un punto tendida y dos descabellos. Oreja.

Precioso de hechuras era el quinto. Toro con remate, que se coló a Talavante por el pitón izquierdo en el recibo capotero. Echaba las manos por delante y le costaba desplazarse. Toro muy mal picado, puyazo en la paletilla, lo que hace mucho daño. A la defensiva en banderillas, no iba a dar facilidades a Talavante, que brindó al público.

Sin más, el de Badajoz se lo llevó a los medios y comenzó con la diestra. No humillaba el animal pero embestía, aunque lo hacía rebrincado. Segunda tanda, los dos primeros pases llevándolo largo, con la arrucina sorpresiva al final. Sonaba el pasodoble Dávila Miura, de bellísimo compás, cuando Talavante toreaba al natural ante un toro muy a menos porque no se desplazaba. Muy en corto en las postrimerías de la faena, poco más podía hacer el torero salvo darse un arrimón de extrema sinceridad. Toro muy insulso. Pinchazo y estocada. Oreja.

Negro mulato el primero de José Garrido, que lucía un vestido nazareno y oro. Fino de cabos y vareado por atrás, hecho cuesta arriba. Recibo primoroso de Garrido a la verónica, algo de lo que hace gala este torero, que tiene un buen capote. Corrido al caballo, sin fijeza, cuando en el quite, del que salió suelto, cantó el animal su mansedumbre.

BRINDIS Brindis al público del torero de Badajoz, que inició la faena por estatuarios, para seguir por abajo con el pase del desprecio y la trincherilla invertida. En el tercio prosiguió Garrido con la virtud de dejar al animal la muleta puesta para ligar los muletazos, a los acordes de ese hermoso pasodoble que es La Concha Flamenca. A menos el animal por el pitón izquierdo, se defendía y desarmó al torero. Final de faena en corto, estocada trasera muy eficaz que hizo rodar al toro sin puntilla y oreja, con fuerte petición de la segunda, que Garrido tiró al suelo tras recibirla del alguacilillo. Feo gesto del torero, que había estado bien ante un toro muy manejable pero que decía lo justo.

Toro reunido el que cerró el festejo, bajito y de generoso cuello. José Garrido lo tomo primero a la verónica, para seguir en el tercio por chicuelinas. Apretó el animal en el caballo y el puyazo lo tomó justo detrás del morrillo. Aplausos merecidos al picador.

Inició de faena de Garrido de hinojos muy cerrado en tablas. Se lo puso fácil a un toro al que le costaba desplazarse, por lo que, a la tercera medio embestida lo levantó. Tras un primer momento de duda sobre si llevaba la cornada prosiguió el de Badajoz. Astado deslucido porque no tenía recorrido, se quería quitar la muleta y tenía mal final del muletazo, pues remataba por encima del estaquillador. Valiente y decidido Garrido en terreno de cercanías, puso él lo que el toro no tenía. Pinchazo, estocada y oreja.