La cerveza es una bebida que levanta pasiones en cualquiera de los cinco continentes y en cualquier época del año y hora del día. Con dulce, pero sobre todo con salado, los españoles somos buenos catadores de este isotónico producto. Aunque si hay algo en lo que todos coincidimos es en que el mejor lugar para disfrutar de una cerveza es un bar y preferiblemente en compañía. Y si esto se traduce a gran escala no hay duda de que ese lugar ideal es la Cervezada Trujillo. Casi una treintena de artesanos cerveceros se dan cita ayer y hoy bajo una gigantesca carpa a los pies de la estatua ecuestre de Pizarro en la plaza Mayor, para ofrecer más de 80 variedades de esta milenaria bebida. La nota dominante ele primer día ha sido la gran afluencia de público dispuesto a compartir una jornada festiva bajo el mismo techo y unidos por el sabor de lo artesanal. De modo que, como dicen que en la variedad está el gusto, en la I Feria Internacional de la Cerveza Artesana de Trujillo, este dicho se está cumpliendo a rajatabla. Según la organización, unas 12.000 personas se concentraron ayer bajo al carpa, en la plaza y calles aledañas. Y es que entorno a las tres y media del mediodía ya se habían recaudado unos 60.000 euros con la venta de tickets, con un coste de dos euros por consumición. Por otro lado, algunas de las marcas, pasadas tres horas de la apertura de los puestos, ya habían vaciado varios barriles de cerveza. Es el caso de las extremeñas Belona o La bicha, que a mediodía habían servido una media de 400 cañas, según han asegurado. Entre las más vendidas están la rubia y la tostada «por igual», seguida de la negra, seguran varios expositores.

Entre los asistentes, trujillanos y visitantes llegados de todos los puntos de la región y fuera de ella. Son un buen ejemplo un grupo de madrileños que no han dudado en elegir Extremadura para pasar el puente, y cuyo menú ya tenían diseñado de antemano, porque aseguran que «de primer plato hoy tomamos cerveza y mañana de segundo tocan cerezas, aunque todavía no hayan salido, porque nos vamos al Valle del Jerte», cuentan. De algo más lejos, Almería, han llegado Andrés y su familia, ya que su gran pasión es la cerveza artesana. De hecho, son productores para consumo particular «por lo que aquí vamos a probar y a aprender mucho de cerveza», confiesa. Y es que las agradables temperaturas han contribuido a que la gente se anime sobre todo a saciar la sed con los sabores cerveceros menos habituales. Junto al lúpulo se pueden añadir ingredientes que amplían de forma exponencial la paleta aromática y gustativa de la cerveza. De ahí que varias marcas hayan puesto a prueba los paladares con cervezas con notas de bellota, jamón ibérico, cava, vino o melocotón, que han sido la sensación de la jornada. La nota internacional la han puesto la cerveza belga Roman, la Barbarian de Perú, y A Pica de Portugal. Junto a ellos han sido muchas las elaboraciones de toda España y sobre todo de la región que están presentes hasta mañana. Todo ello acompañado por el mejor maridaje, dentro y fuera de la carpa, y la ambientación musical en directo. De modo que, si hace más de 7.000 años que se consume cerveza, vista su aceptación, es probable que se prolongue otros tantos, y quien sabe si será en Trujillo.