«Por primera vez tras casi tres décadas siento la inmensa liberación de practicar sexo sin miedo. El miedo que me ha acompañado incluso cuando tenía pareja estable, porque tú eres consciente de lo que haces, ¿pero puedes confiar plenamente en la otra persona, en que la fidelidad que te asegura es real?» Estas palabras de Joseph Candeloro reflejan el antes y el después en su vida una vez conocida la Truvada, Se decidió a tomarla en el 2013, tras constatar su eficacia y ante grandes cambios en su vida. «Me encontré en un momento difícil: mi pareja y yo lo dejamos tras cinco años y me quedé sin trabajo. Estaba en crisis y tuve problemas emocionales. Empecé una etapa en la que el riesgo de contraer el virus era muy alto y convine con el doctor comenzar a tomar la pastilla», expone.

En estos cuatro años, con «apenas un par de cortas relaciones estables», ha encontrado la calma de relacionarse con personas con quienes compartir intimidad sin «tener que pensar en si tiene VIH o no». «Si tomas la pastilla a diario tienes la certeza de que la cobertura es casi del 100%. Y encima vas a controles cada tres meses para detectar un positivo o una enfermedad de transmisión sexual», detalla.