El Obispado de Girona ha negado este lunes en un comunicado que tuviese constancia de los presuntos abusos sexuales a menores cometidos durante más de treinta años por el párroco del municipio de Vilobí d'Onyar.

Algunas de las víctimas han relatado al diario 'Ara' que los casos se pusieron en conocimiento del Obispado, pero éste ha explicado que "las personas a las cuales el reportaje afirma que se alertó ya fallecieron y no existe ningún documento en los archivos diocesanos con las visitas que se exponen".

Los testimonios de las víctimas afirman que, en los años 70, el entonces alcalde de Vilobí, Josep Maria Vidal, informó a las autoridades eclesiásticas de la actitud del sacerdote y que, en los 80, una familia de la localidad pidió también sin éxito que el sacerdote fuese apartado del pueblo.

Más tarde, el alcalde de la época, Ramón Rovira, se quejó nuevamente sin éxito ante el Obispado, que niega que exista documentación de esas visitas.

COMISIÓN PARA INVESTIGAR

El comunicado, que ha sido leído por el delegado de medios, Xavier Roca, sin que se aceptasen preguntas de los informadores, condena "rotundamente cualquier tipo de abusos sexuales realizados a menores" y se solidariza "con todas las víctimas y familiares y con el dolor que sufren".

"De acuerdo con la normativa canónica y los protocolos vigentes, el Obispado de Girona creará una Comisión Diocesana para investigar los hechos, cuyos resultados serán enviados en un informe a la Santa Sede y, si procede, respetando la presunción de inocencia, se tomarán medidas cautelares", añade el texto.

Además, se insta "a quien haya sido víctima de abusos que se ponga en contacto con la comisión que se creará" con voluntad "de mayor transparencia".

"El Obispado de Girona pide perdón a las presuntas víctimas y a sus familias por los sufrimientos y les ofrece su oración y comprensión", a la vez que manifiesta su "total disposición a colaborar en todo lo que sea necesario para aclarar los hechos".

Los abusos se enmarcan en la década de los 60, 70 y 80 con la llegada a Vilobí d'Onyar en 1967 del párroco, conocido como Mosén Tomàs, procedente de L'Escala.

El cura, vinculado durante 30 años a un colegio del Opus, montó un centro de recreo de verano, construyó un gimnasio al lado de la iglesia y permitió que los jóvenes jugaran al futbolín que tenía en la casa rectoral, de manera que cada día estaba cerca de niños.

Joan, Josep, Narcís, Xavier, Albert, Martí o Àngel son los nombres de algunos de los menores que sufrieron durante esos años los tocamientos del mosén, que abusaba "de los más indefensos", según explican años después.

La marcha del párroco, que tiene ahora 91 años, se produjo en 1999, cuando se retiró a una casa de descanso en Arbúcies, a pocos kilómetros de Vilobí.