La Unión Europea está a punto de asestar un golpe decisivo a los excesos de velocidad que anualmente causan miles de muertes en la carretera. Mañana, poco antes de su disolución, el Parlamento Europeo ratificará de modo definitivo la directiva que obliga a instalar un paquete de 10 sistemas de seguridad en todos los modelos nuevos de turismos y furgonetas ligeras que se vendan a partir del 2022, entre los que destaca el asistente de velocidad inteligente (ISA), un sistema capaz de reconocer el límite de velocidad existente en cada tramo de la red viaria, adaptando los kilómetros por hora del vehículo a ese tope. Algo así como si el radar estuviera dentro del coche.

Aunque la polémica no ha trascendido mucho más allá de las instituciones europeas, las negociaciones para implantar el sistema han sido duras. El lobi europeo de los fabricantes de automóviles, que siguen comercializando vehículos que circulan a 260 kilómetros por hora, ha presionado en contra, así como algunas asociaciones de conductores y otros grupos con intereses.

No han logrado sacar el ISA de la directiva, pero sí que el conductor tenga la facultad de desconectarlo, algo que la propuesta inicial de la Comisión Europea descartaba. El sistema vendrá obligatoriamente instalado de serie pero se podrá apagar. Al menos, de momento. Los defensores de esta solución de compromiso aducen que es importante que el conductor se acostumbre a usarlo y a comprobar sus ventajas antes de imponérselo. La obligatoriedad del uso puede aprobarse más adelante.

En el mismo sentido, Inés Ayala, eurodiputada del PSOE de la Comisión de Transportes, recuerda que el ISA aún tiene un margen de error de aproximadamente el 10%. El asistente reconoce los límites a través de cámaras que visualizan las señales y de mapas GPS, pero las primeras fallan sobre todo en los viales que están en obras y los segundos no siempre están actualizados. «El conductor puede distraerse con el sistema en los casos en que constantemente le proporcione información falsa. Por lo tanto, se consideró importante poder apagarlo temporalmente», argumenta Ayala, para quien es importante que, aunque el sistema se haya desconectado, cada vez que el coche vuelva a arrancar «esté en modo operación».

EFICACIA REBAJADA / La posibilidad de desconectar el dispositivo «rebaja la eficacia del asistente de velocidad inteligente, pero sigue siendo un avance importante para los conductores que lo utilicen», afirma Jorge Ortega, experto en seguridad vial de la Fundación Mapfre. Algunas marcas ya ofrecen el ISA como equipamiento opcional. Ford lo ha incluido de serie en el modelo Focus.

Los partidarios de que no pueda desconectarse alegan que la modalidad de asistente escogida por la UE ya permite correr puntualmente por encima de los límites cuando el conductor así lo estima necesario, por ejemplo, en caso de un adelantamiento. «Será posible que el conductor supere gradualmente la velocidad del vehículo indicada por el sistema mediante el accionamiento normal del pedal de acelerador», establece la norma (artículo 6, apartado 2, letra c). Para tener más detalles de cómo funcionará este ISA obligatorio habrá que esperar a que la Comisión Europea elabore y publique las especificaciones técnicas.

QUEDARSE DORMIDO / Los otros nueve sistemas de seguridad aprobados también se pueden encontrar ya en el mercado y son una parte importante de los conocidos como sistemas de ayuda a la conducción ADAS. Los más relevantes desde el punto de vista de la seguridad vial son los que advierten al conductor de que se está quedando dormido o se ha distraído mirando el móvil y el que le avisa de un cambio de carril involuntario. Las distracciones encabezan el ranking de causas de accidentes mortales, por delante de la velocidad y el alcohol. Y entre la tipología de los siniestros mortales destacan también las salidas de vía o los choques frontales por una invasión del sentido contrario de la calzada.

La Dirección General de Tráfico (DGT) calculó en marzo del 2017 que con la generalización de los ADAS se puede reducir a la mitad las cifras actuales de la siniestralidad vial en España, es decir, dejar de computar cada año 850 muertes, 4.500 heridos, 50.000 accidentes y 4.300 millones de euros en asistencia sanitaria.

24.794 VIDAS / Cuando presentó su propuesta de directiva, en mayo del año pasado, la Comisión Europea calculó que los nuevos sistemas de seguridad salvarán 24.794 vidas y evitarán 140.740 heridos graves desde su puesta en marcha hasta el 2038. Además, descarta que produzcan «aumentos sustanciales de los precios de venta de los vehículos».

Desde el punto de vista económico, los cálculos de coste-beneficio de la Comisión Europea ofrecen también un balance muy positivo. Se calcula que los «los costes totales previstos para los fabricantes de vehículos ascenderán en valor actual a 57.400 millones de euros», mientras que los beneficios en ahorro de vidas y atención sanitaria se cifran en 72.800 millones, con un beneficio, por tanto, de 15.400 millones.