Durante el Día Internacional del Arte, el mundo recibió la triste noticia del grave incendio de la catedral de Notre Dame en París, que ha provocado daños de valor todavía incalculable en el emblemático edifico, símbolo de la cultura de Europa y Patrimonio Mundial de la Unesco.

Antes que la catedral de Notre Dame, varias joyas del patrimonio mundial fueron devastadas por el fuego. Estos son algunos ejemplos recientes de edificios icónicos que tras las la destrucción de las llamas han resurgido de sus cenizas:

1. El Museo Nacional de Río de Janeiro

El Museo Nacional de Río de Janeiro devastado por las llamas. / AFP

El Museo Nacional de Río de Janeiro, el más antiguo de Brasil, se redujo a cenizas durante la noche del 2 al 3 de septiembre del 2018, el fuego se inició debido al sistema de aire acondicionado. El museo, construido por decisión del rey Juan VI de Portugal e inaugurado el 6 de junio de 1818, perdió gran parte de su colección de 20 millones de piezas durante el incendio.

Considerado como el principal museo de historia natural de América Latina, celebró su 200 aniversario en 2018 fue particularmente famoso por la riqueza de sus colecciones de paleontología. Alojaba entre sus reliquias, el esqueleto de un dinosaurio encontrado en Minas Gerais, así como 26.000 fósiles de otras especies extintas, como el tigre dientes de sable.

La institución brasileña ha lamentado el incendio de la catedral de Notre Dame: "Nuestra institución, que vivió un episodio semejante en su historia reciente, se solidariza con los franceses en este momento", expresan en un comunicado.

2. Sudario salvado de las llamas

El 11 de abril de 1997, la Catedral de San Juan Bautista y el Palacio Real de Turín, en el noroeste de Italia, fueron devastados por un incendio. El Sudario, una de las reliquias más veneradas de los católicos, fue rescatado por un bombero que logra romper la protección de vidrio a prueba de balas que lo protegió con un martillo.

La capilla se hallaba, como Notre Dame, en su fase final de restauración cuando las llamas devoraban la valiosa cúpula de madera de la capilla Guarini. El sudario, que se salvó milagrosamente por la crudial actuación de un bombero italiano, se reconce tradicionalmente que habría envuelto el cuerpo de Cristo después de su descenso de la cruz.

La joya barroca del arquitecto Guarino Guarini en la catedral de Turín, fue reabierta veintiún años, en 2018, después del terrible incendio que destruyó la capilla construida en 1668.

3. Fenice de Venecia

La Fenice de Venecia, el famoso Teatro de la Ópera ha sobrevivido a dos incendios.

En 1996, el Teatro de la Ópera de Venecia, La Fenice, fue completamente destruido por el fuego. El teatro, inaugurado en 1792, fue uno de los más prestigiosos del mundo. Dos electricistas fueron sentenciados a seis y siete años de prisión por cargos de incendio para evitar pagar multas por demora en el trabajo.

No era la primera vez que el teatro sufría la destrución de las llamas, la primera vez que ardió fue en diciembre de 1836. La Fenice (el fénix), ha resurgido de sus cenizas como el pájaro mitológico que le da su nombre y abrió sus puertas en 2004.

"Nos quemamos dos veces, pero dos veces nos levantamos de las cenizas más fuertes que antes", han escrito en la cuenta oficial del teatro veneciano en Twitter en apoyo a los franceses. Y añaden: “Estamos a vuestro lado, amigos. ¡No temáis!"

4. Liceo de Barcelona

El Liceo de Barcelona ardió en 1994. / DANNY CAMINAL

La mañana del 31 de enero de 1994, el Liceo de Barcelona, ​​el teatro de ópera español más famoso, con casi 150 años de antigüedad, sufrió un incontrolable fuego que conmocionó a la sociedad española y el mundo de la ópera.

El histórico edificio ubicado en Las Ramblas, en el centro de la capital condal, fue destruido durante un incendio causado por trabajos de soldadura.

El prestigiosa edificio, que data de 1847, fue reconstruido en tiempo récord, gracias al apoyo de las instituciones, el patrocinio de empresas y las donaciones particulares, pudiendo de nuevo abrir sus puertas en 1999.

Notre Dame "se ha perdido físicamente, pero no del todo, porque la memoria nos la recuerda como era, y así debemos preservarla", ha asegurado el arquitecto encargado de la reconstrución del edificio catalán, Lluís Dilmé.

5. Castillo de Windsor

El castillo de Windsor, popular residencia de la familia británica destruido en 1992. / REUTERS

El 20 de noviembre de 1992, toda la parte noreste del Castillo de Windsor, una de las residencias de la familia real británica al oeste de Londres, fue devastada por el fuego.

El desastre, que casi pierde los apartamentos privados de la reina Isabel II, comenzó en la capilla, donde un proyector colocado demasiado cerca de una cortina encendió la tela.

El duque de York era el único miembro de la familia real presente en el castillo cuando se produjo el incendio y colaboró junto con los empleados en la evacuación de las obras artísticas más valiosas, pinturas de Rembrandt, Rubens, Van Dyck y Canaletto fueron rescatadas de las llamas.

El castillo, que se comenzó a levantar en el siglo XI, reabrió sus puertas al público en 1997, tras cinco años de trabajos de restauración de cien partes dañadas.

6. La Biblioteca de Sarajevo

La multicultural biblioteca de Sarajevo destruida durante la guerra de los Balcanes. / REUTERS

Bosnia sufrió de 1992 a 1995 una cruel guerra que dejó aproximadamente 100.000 muertos, en su mayoría musulmanes bosnios.

En la noche del 25 al 26 de agosto de 1992, desde las montañas que dominan Sarajevo, artilleros serbios incendiaron la Biblioteca Nacional de Bosnia, un edificio construido en 1896 en estilo pseudo-morisco.

De las llamas, que pretendían borrar la memoria de los musulmanes bosnios, se salvaron tan solo 300.000 libros, de los más de dos millones de obras que conservaba la multicultural biblioteca.

La reconstrucción del edificio, reducido a la ruina, comenzó en 1996 y fue financiada en parte por la Unión Europea. La nueva biblioteca, convertida en un monumento nacional, fue inaugurada en 2014.

7. El Gran Teatro de Ginebra

En 1951, el Gran Teatro de Ginebra, construido en el siglo XIX, fue devastado por un incendio provocado por un efecto pirotécnico de prueba previsto para una actuación de The Walkyrie, la ópera Richard Wagner.

El teatro suizo fue reabierto al público en 1962, después de once años de extensas renovaciones.