¿Cómo actuar de manera efectiva contra las llamadas fake news (noticias falsas) sin mermar la libertad de expresión? La plataforma de activistas sobre derechos digitales y renovación democrática Xnet ha elaborado un informe que aboga por actualizar y ampliar los protocolos de verificación de noticias falsas o falseadas. Entre otras medidas, apuestan por reformar la normativa para incorporar obligaciones de transparencia y verificación en campañas electorales y fuera de ellas.

El informe #Fakeyou: Fake News y desinformación: monopolios de la manipulación informativa y recortes de la libertad de expresión, realizado por Xnet en colaboración con el posgrado Tecnopolítica y Derechos en la Era digital de la BSM-Universitat Pompeu Fabra, es muy crítico con «el relato» y la línea normativa marcada recientemente por Europa.

En opinión de Simona Levi, coordinadora del estudio, la respuesta a la problemática de la desinformación es «tecnofóbica y liberticida». Lo primero, porque solo tiene en cuenta, dicen, los medios on line y dejan fuera del foco otros grandes productores de noticias como son los medios de comunicación tradicionales. «La desinformación ya existía antes de internet», subraya Levi. Lo segundo, porque para poner freno a la generación de este tipo de contenido se ataca a libertades fundamentales, principalmente de la ciudadanía, como la libertad de expresión.

Uno de los mitos que desmiente el informe es que un individuo desde un ordenador conectado a internet sea capaz de inocular noticias falsas al resto de la sociedad, cuando paradójicamente es la ciudadanía la que sufre realmente estas informaciones. «La viralización es siempre fruto de una inversión en recursos que las personas individuales no tenemos», precisa Levi. Por este motivo, los expertos de Xnet consideran necesario seguir la estrategia Follow the money (seguir el dinero, en inglés). Es decir, poner el foco en el lucro y controlar de cerca a los «grandes productores», los que realmente tienen un poder de alcance de difusión considerable: medios de comunicación, pero también gobiernos, partidos políticos y corporaciones. Estos actores, detalla el informe, deben ser añadidos a la definición de sujetos implicados en la desinformación como «informadores influyentes».

BULOS EN CAMPAÑA / Los responsables del estudio consideran que debería penalizarse la falta de aplicación de protocolos de verificación en los considerados informadores influyentes y negocios relacionados con la comunicación, incluidos los mensajes lanzados por los partidos políticos durante las campañas electorales, de manera que hacer viral una información falsa no resulte viable.

Levi considera que se está utilizando las fake news, término que se popularizó en el 2016 durante las elecciones presidenciales de EEUU, estrechamente ligado al conocido como estilo Trump, para «proteger un status quo conservador que queremos modificar». La proliferación de estos bulos intencionados son ya habituales cada vez que los ciudadanos son llamados a las urnas.

En las 150 páginas del informe, el equipo liderado por Xnet demuestra cómo los partidos políticos y gobiernos pueden invertir enormes cantidades de dinero en la que llaman «industria de la desinformación masiva». Entre otros ejemplos, los investigadores señalan «los 130 trending topics creados de manera artificial» a favor de la candidatura del mexicano Enrique Peña Nieto y las imágenes falsas -como demostró la Agencia Lupa- que circularon por las redes para favorecer al brasileño Jair Bolsonaro, ahora presidente de Brasil.