A la lucha contra la crisis climática le ha surgido un nuevo quebradero de cabeza: la moda de los SUV (las siglas en inglés correspondientes a vehículos deportivos utilitarios). En los últimos dos años se ha roto la tendencia a la baja en las emisiones de CO2 de los vehículos nuevos mantenida desde el año 2008. En el 2017 y el 2018 se registró una preocupante alza que un informe de Ecologistas en Acción atribuye casi en exclusiva al enorme auge de los todocaminos y los crossover, que representan ya casi la mitad de las ventas. Se trata de vehículos mucho más pesados y por tanto, menos eficientes. Gastan más combustible y emiten más dióxido de carbono. Una auténtica «nueva amenaza para el clima», según la organización ambiental.

Los fabricantes de coches y los distribuidores se han mostrado en varias ocasiones preocupados por la ruptura de la tendencia a la baja de las emisiones. Se trata de un fenómeno que no es exclusivo de España, sino que se da en el mayoría de países europeos. Un reciente documento de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) había advertido de que puede deberse a un aumento en la cilindrada, del protagonismo de vehículos más pesados como los SUV y a la bajada de las ventas en los diésel.

La mayoría de la industria coincide en este análisis, aunque a la hora de publicitar sus informes ha puesto el acento en la caída de ventas de los diésel. Es un argumento más en la batalla que mantienen con las administraciones, a las que culpan de «demonizar» injustamente este tipo de vehículos. Por contra, el informe de Ecologistas en Acción sostiene, con datos de España, que el factor clave está siendo la moda SUV. Las emisiones de los vehículos nuevos experimentaron un acelerado descenso entre el 2008 y el 2015, pasando de 149 a 114 gramos de CO2 por kilómetro recorrido. En el 2016, la caída se ralentizó. Solo bajó un gramo más. En el 2017 se volvió a los 114 y el año pasado, la media subió a 117.

Este cambio de tendencia se ha producido en los mismo años en los que las ventas de todoterrenos han aumentado de modo vertiginoso. De representar en el 2015 menos del 20% del mercado, el año pasado alcanzaron el 41,3%. Según una estimación realizada por Transport & Environment (T&E), este tipo de vehículos tendrían unas emisiones medias de 132 gr/km, aunque los vehículos de mayor peso emiten cantidades que doblan esta cifra.

‘TOP VENTAS’ / «Observando las emisiones de los todoterrenos más vendidos en el 2018 resulta fácil entender que el aumento de ventas de estos automóviles está provocando una subida sustancial de las emisiones medias de la flota de vehículos nuevos», señala el informe de Ecologistas, que ofrece la lista de las emisiones por modelos y marcas. El Nissan Qashquai -con más de 31.000 unidades- fue el tercer coche más vendido en el 2018 y el líder entre los SUV. Todos sus modelos oscilan entre los 120 y los 138 gr/km. La palma se la llevan los vehículos de gama alta, como el Mercedes GLC, que se acerca a los 300 gramos de CO2 por kilómetro. Las emisiones medias hasta abril han aumentado hasta los 120 gramos y la cuota de mercado de los SUV se ha encaramado al 45%. El informe descarta como causa relevante del fenómeno la caída de las venta de los diésel, porque la emisiones medias de los gasóleo y los gasolina tienden a igualarse. El año pasado, sus emisiones medias fueron respectivamente de 116 y 118 gr/km. Y aunque tuviera alguna influencia, se les resta importancia por tres razones: los diésel duran muchos más años y, por tanto, emiten más a lo largo de su ciclo de vida; la mejora en eficiencia de los gasolina sigue en aumento; y las emisiones en condiciones reales de conducción son superiores en los vehículos de gasóleo, según un reciente estudio del ICCT.