«Un día para celebrar». Así lo califica Yakira Fernández, coordinadora del Área Trans de la Fundación Triángulo de Extremadura. Tal y como explica Fernández, la sentencia «puede parecer un paso pequeño, pero es un paso agigantado para los menores trans y sus familias».

Fernández asegura que, generalmente, los menores trans tienen claro su identidad antes de cumplir la mayoría de edad y, por esa razón, «el hecho de que tu DNI no represente lo que eres, lo que sientes, genera mucho sufrimiento».

La activista reconoce que quizás en los primeros momentos haya dificultades para implementar la sentencia en la vida diaria, pero confía en que la administración sabrá adaptarse: «Las familias trans estamos acostumbradas. La experiencia nos ha enseñado que hay que ir educando, porque en muchos casos hay desconocimiento y no saben cómo proceder», explica. Pero remarca que lo dictado por el Constitucional «va a mejorar la calidad de vida de los menores trans y de sus familias».

Con satisfacción pero con una llamada a la cautela recibe la sentencia la Asociación de Familias de Menores Transexuales Chrysallis en Extremadura.

«La sentencia habla de una familia en particular, de un recurso presentado por la presidenta nacional de Chrysallis, Natalia Ventín, sobre su hijo Patrick hace tres años», cuenta Maribel Díaz, portavoz de la organización en Cáceres. Díaz dice que están «expectantes» para ver en qué se traduce esta sentencia: «¿Se va a despatologizar la transexualidad? ¿Va a fijar una edad mínima? ¿En qué condiciones?», se pregunta.

Por eso, a pesar del avance que supone, afirma que la lucha por la despatologización de la transexualidad y por una ley transversal para las personas trans seguirá siendo la prioridad. M. ROSADO