Ginnie Springs, en el norte del estado de Florida (Estados Unidos), es un pequeño paraíso de agua cristalina para los amantes de la natura y los deportes acuáticos. Rodeadas de árboles y de cuevas de piedra caliza, esas fuentes naturales cobijan a quince especies de tortugas un cuarto de todas las que habitan en el país norteamericano- y son uno de los muchos manantiales que fluyen del río de Santa Fe.

Este paraíso natural, que se encuentra inmerso en un proceso de recuperación de caudal, podría verse pronto amenazado por la llegada de un gigante de la alimentación: Nestlé. Distintas organizaciones medioambientales pusieron el grito al cielo al conocer los planes de la multinacional suiza: extraer más de 4 millones de litros de agua al día para comercializarla como ya hace con sus marcas Zephyrhills y Pure Life, bajo las cuales comercializa agua extraída de otros manantiales del estado de Florida, poniendo en riesgo el ecosistema y la propia supervivencia del lugar.

DE UNO A CUATRO MILLONES

Seven Springs es la empresa que hasta ahora tenía el permiso para explotar esas aguas. Sin embargo, la cantidad diaria que retiraba era de un millón de litros, algo que Nestlé pretende multiplicar por cuatro. Los planes de la compañía suiza, pasan por que Seven Springs consiga renovar dicho permiso y que ésta le haga de proveedor, vendiéndole el agua a un precio que de momento se desconoce.

Mientras que el Suwannee River Management District avisó que no podían garantizar el nuevo permiso hasta que la compañía solicitante demostrara que no habría ningún cambio en los niveles de agua ni ningún impacto negativo en la calidad del agua, la vegetación, la población animal, Nestlé hace meses que prepara su llegada en Ginnie Springs. A principios de año, la multinacional adquirió una planta de embotellamiento en High Springs, a pocos kilómetros del manantial.

SIN DEJAR HUELLA

La entidad sin ánimo de lucto, Our Santa Fe River, ha iniciado una campaña para detener los planes de Nestlé. El río Santa Fe está ya en riesgo y ni siquiera llega suficiente agua del acuífero como para rellenar este maravilloso manantial, que tiene un importantísimo valor cultural y una vital importancia para el ecosistema, declaró en el The Guardian Merrillee Malwitz-Jipson, activista y miembro de la junta de Our Santa Fe River, quien consideró que es imposible sacar millones de litros de agua sin dejar huella.

Desde Nestlé, cuyas actividades extractivas ya han provocado controversias en más de una ocasión, niegan cualquier impacto negativo en el paisaje y se esfuerzan aclarar algún conceptos que consideran erróneos: no queremos extraer agua de una fuente de carácter público, sino comprar agua a una empresa privada que posee los permisos pertinentes e insisten en que su negocio depende de la calidad del agua extraída, por lo que "no tendría sentido invertir millones de dolares solamente para agotar los recursos naturales en los cuales se basa nuestro negocio".