La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó ayer del resurgimiento del sarampión en cuatro países de Europa en los que hasta ahora la enfermedad se daba por erradicada. Basándose en datos del primer semestre del 2019, la OMS apeló a todos los estados a intensificar las campañas de vacunación, dado que una mala o nula vacunación es la principal causa del repunte.

Basándose en las cifras, el organismo internacional considera que el Reino Unido, Grecia, la República Checa y Albania son países donde ya no se puede afirmar que el sarampión está eliminado. Durante el primer semestre del 2019, la OMS registró un total de 89.994 casos de sarampión en 48 países europeos, más del doble que en el mismo periodo del 2018, en que la cifra se situó en 44.175, y por encima del número total de casos del año pasado (84.462).

Para el epidemiólogo y jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, la noticia dada por la OMS es «mala» pero «esperada». «La situación del sarampión en Europa, en donde los niveles de cobertura vacunal habían llegado a ser excelentes, hizo que la OMS considerara el sarampión eliminado del continente», explica Trilla a este diario. Pero la situación ha cambiado recientemente. El epidemiólogo considera que la razón por la que el Reino Unido haya salido de la lista es porque «los padres han dejado de confiar en las vacunas».

ÚNICA PROTECCIÓN / «En otros países hay conflictos, pero en Europa el sarampión reaparece por culpa de los padres. Y esta es la clave: cuando el número de personas vacunadas ya no garantiza la inmunidad de grupo, puede haber brotes». Trilla advierte de que el virus «sigue circulando» y la «única protección» es que «el 95% de la población esté «vacunada con las dos dosis de la vacuna».

Asimismo afirma que, aunque España también corre el «riesgo» de salir de la lista de zonas en las que se considera eliminado el sarampión, es un país que está «manteniendo muy bien» los niveles vacunales. «En España no es obligatoria, sino recomendable, la vacunación y, sin embargo, el 95% de la gente está vacunada. Esta es la situación ideal: que sin obligar a nadie, la gente decida por sí sola vacunarse», concluye.

A nivel mundial, el sarampión también sufre un importante repunte. Desde el pasado enero se han declarado más de 360.000 casos en todo el mundo, la cifra «más elevada» desde el 2016. La República Democrática del Congo, Madagascar y Ucrania son los países más afectados. Brasil y Francia también han registrado un aumento de casos.

El sarampión es una enfermedad vírica altamente contagiosa que infecta el tracto respiratorio y se extiende al resto del organismo. El primer signo suele ser la fiebre alta, que comienza unos 10 a 12 días después de la exposición al virus y dura entre cuatro y siete días. En la fase inicial, el paciente puede presentar rinorrea, tos, ojos llorosos y rojos, y pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas. Al cabo de tres días aparece un exantema, generalmente en el rostro y parte superior del cuello, que se va extendiendo, acabando por afectar a manos y pies. El exantema dura de cinco a seis días y se desvanece. El intervalo entre la exposición al virus y la aparición del exantema oscila entre siete y 18 días (una media de 14 días).

Las muertes se deben a complicaciones del sarampión, que son más frecuentes en menores de 5 años y adultos de más de 30 años. Las más graves son la ceguera, la encefalitis (infección acompañada de edema cerebral), la diarrea grave (que puede provocar deshidratación), las infecciones del oído y las infecciones respiratorias graves, como la neumonía.