Dos son las grietas principales en la lucha contra la violencia machista en España. Por un lado, la escasa implementación de las unidades de valoración forense integral, en las que un médico forense, un psicólogo forense y un trabajador social hacen una primera evaluación del caso que después es remitida al juez. Por otro lado, el hecho de que mujeres como Diana Quer (la joven veraneante asesinada en A Pobra do Caramiñal, en La Coruña, a manos del 'Chicle', cuyo juicio está teniendo lugar estas semanas) no se contabilicen aún como víctimas de violencia de género porque no existía un vínculo sentimental previo entre víctima y agresor. Este lunes 25 de noviembre se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género.

"El déficit de medios, a nivel estatal, es brutal", explica Mila del Campo, psicóloga forense en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Burgos. "Aunque las unidades de valoración forense deben estar dedicadas a los casos de violencia de género, la realidad es que atendemos también otros asuntos, como los menores víctimas de abusos sexuales. Esto provoca que se colapse el servicio porque hay falta de medios y no salen adelante los informes", explica del Campo.

Aunque depende de cada región, en la unidad de valoración forense en la que trabaja ella los informes tienen actualmente demoras de hasta un año. Y estos retrasos conllevan repercusiones: "La primera, se alarga más el proceso judicial abierto y la mujer se ve obligada a repetir los hechos muchas veces, con todo lo que eso conlleva para su estabilización emocional. La segunda, los hijos están más tiempo en una situación jurídica de cierta inseguridad porque no siempre se adoptan paralelamente las medidas penales y civiles", explica del Campo. Además, la implantación de estas unidades en España es "irregular", algo que se debe a la falta de reglamento en la legislación estatal. Ello deja al libre albedrío a las comunidades autónomas.

Diana Quer, víctima de violencia de género

Por otro lado, los expertos también consideran "clave" que mujeres como Diana Quer sean contabilizadas como víctimas de violencia de género. Hasta ahora, tanto el Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad como el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) solo cuentan como tales aquellos asesinatos que se producen a manos de parejas o exparejas. Según fuentes del CGPJ, el informe correspondiente a las sentencias dictadas en el 2017 (que aún no está terminado) ya incluirá los asesinatos ocurridos fuera de la pareja o expareja. Por su parte, el ministerio, que se encuentra "recopilando la información", aún no tiene fecha de publicación del informe que incluirá también esta nueva tipología.

"Hay que ampliar este concepto para que también sean contabilizadas las de violencia sexual o acoso", dice Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género. Lorente señala otros asesinatos como el de Cuenca en el 2015, en que el agresor mató a su exnovia y a una amiga de esta, pero solo contó como víctima de violencia machista la primera. "Y entonces ¿por qué ha sido asesinada la amiga? No contabilizarla supone minimizar el machismo", expresa este experto.

En Valga (Pontevedra), este año sucedió algo muy parecido: el asesino mató a su exmujer, exsuegra y excuñada. Lorente también llama a trabajar la prevención. "Se quitó una asignatura necesaria como Educación para la Ciudadanía. También hay que trabajar la concienciación a través de campañas para detectar esos casos que existen pero desconocemos. Por ejemplo, se sabe que el 70% de las mujeres maltratadas no denuncian. Sin embargo, estas mujeres acuden un 20% más a los centros de salud".

"Con la legislación vigente en la mano casos como el de Diana Quer -y aquí se ve muy bien, porque el Chicle no hubiera agredido así a otro hombre- deberían ser contabilizados como violencia de género. El convenio de Estambul forma parte de esta legislación y lo establece como tal", señala Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres. Esta experta considera que los siguientes pasos que hay que dar son la lucha contra la impunidad, la protección, el apoyo a las víctimas y la prevención. "Y persistir, no tenemos otra. Esto es una carrera de fondo", reivindica.

En la misma línea se posiciona Susana Gisbert, fiscal especialista en violencia de género en Valencia. Pero ella señala otras grietas en la lucha y por eso reclama más medios en la justicia de la violencia machista. "Los juzgados no son exclusivos. A las mujeres hay que darles herramientas para que denunciar no sea un acto heroico, sino normal. Para eso hay que invertir en educación y prevención", dice. "Lo más urgente es que cuando se atiendan estos casos sea yendo a la raíz de los mismos, que es el machismo, y que sean juzgados desde una perspectiva de género".

La preocupación ciudadana, oscilante

El pasado verano se alcanzaron las mil víctimas por violencia de género en España desde el 2003, año en que comenzó a haber cifras oficiales. En estos momentos, ya van 1.027. La organización terrorista ETA asesinó en sus 40 años de historia a menos personas, en concreto a 864, según la Audiencia Nacional. Es verdad que cada vez hay más conciencia social acerca de esta lacra social, pero los expertos creen que hay que trabajar más.

"En el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) la preocupación por la violencia machista es discontinua: es más alta en los meses de noviembre y marzo son los días contra la violencia de género y de la mujer porque se habla de nuevo de todo esto. Se genera más concienciación gracias al debate. De ahí la importancia de estos días, porque justifican una realidad histórica y hacen entender que lo que ocurre el resto del año forma parte de la realidad", señala Lorente. También aumenta la preocupación en aquellos meses en que ocurre algún asesinato que realmente conmociona a la sociedad. Un ejemplo: en enero de este año, un mes después del crimen de Laura Luelmo, la preocupación de los españoles por la violencia contra las mujeres subió de 2,4 a 7 puntos.

Pero los expertos tampoco esconden su preocupación por que desde algunas filas políticas se ponga en duda una realidad como la violencia de género. "Estamos muy preocupadas por que se cuestione el consenso político que hay en España en torno a esta problemática. Creemos que ya hay un impacto directo: este año, que no ha acabado, llevamos ya 51 víctimas mortales según las cifras oficiales, mientras que el año pasado lo acabamos con 51 40 de ellas no habían denunciado", dice Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas.

Besteiro llama a que todas las fuerzas políticas actúen contra la "banalización y negación" de la violencia de género, algo que "refuerza el posicionamiento de los maltratadores y aumenta la vulnerabilidad de las víctimas". Es la violencia que se ejerce contra las mujeres por el hecho de ser mujeres. Va mucho más allá de los ámbitos domésticos o familiar. Porque existe esta violencia, murieron Diana Quer o Laura Luelmo.