La concentración es uno de los recursos que necesitamos cada día en nuestro puesto de trabajo. Nos ayuda a aumentar el rendimiento, gestionar mejor el tiempo y acabar todo lo que nos proponemos. Sin esta habilidad, las metas se escapan y corremos el riesgo de convertirnos en trabajadores poco eficientes. Cuando esto pasa, los perjudicados somos nosotros mismos, ya que tardamos más tiempo en hacer las tareas, nos toca quedarnos a hacer horas extra y sentimos que no somos capaces de hacerlo mejor.

Cuando tenemos múltiples distracciones a lo largo del día, especialmente cuando son cosas simples y que nos hacen perder una enorme cantidad de tiempo, nuestra concentración y nuestra capacidad de atención están fallando. Hemos perdido el foco y el rendimiento y nuestra sensación de valía se desvanecen. Pensamos que esta habilidad es innata y que poco podemos hacer por ella. Sin embargo, pueden entrenarse y fortalecerse a través de pequeñas claves diarias.

CONCENTRARSE

La habilidad de concentrarse consiste en centrar nuestra atención y focalizarnos en un único estímulo en ese instante, descartando todo lo demás, todo aquello que entra por la visión, el olfato o el oído. Es apuntar con una linterna a lo que queremos ver mientras todo lo demás está en completa oscuridad. Cuando tenemos distracciones, lo que hacemos es ir moviendo la linterna de forma intermitente por toda la habitación. Esto se ve influido por nuestro estado mental ese día, la baja motivación o los problemas laborales o familiares que podamos tener.

Tendemos a pensar que mantener la atención es algo inconsciente y siempre sujeto a condicionantes externos. Sin embargo, aunque sí se ve influido por elementos que están fuera de nuestro alcance, es una habilidad que siempre puede ejercitarse. De la misma forma que trabajamos con un músculo diariamente, también podemos usar estrategias para aumentar nuestra concentración y evitar las distracciones.

TÉCNICAS

El trabajo es uno de los lugares donde más dosis de concentración y de atención necesitamos. Sin ello, corremos el riesgo de cometer grandes errores, perder el tiempo, tener malas relaciones con nuestros compañeros o jefes y sentirnos personas poco válidas en la oficina.

Cando notamos que nos distraemos con relativa facilidad y que no somos capaces de mantener la concentración, podemos usar las siguientes estrategias para entrenar y poder mantener el foco:

1. Visualización

Existen a nuestra disposición numerosas herramientas que parecen destinadas a aumentar la productividad y el rendimiento. El uso de post-it, calendarios o agendas no es solo una costumbre, sino que nos ayudan a visualizar sobre el papel aquello que tenemos que hacer, el tiempo que disponemos o los plazos de entrega. Es el pilar fundamental, el de organizarnos, para que podamos evitar distracciones.

2. Técnica de los dos minutos

Para realizar esta técnica, debemos tener un reloj que cuente los segundos y un estado de calma y relajación. Respirar varias veces puede ayudarnos. Durante dos minutos exactos debemos concentrarnos en el paso de los segundos, evitando otros pensamientos. Solo enfocarnos en el paso de los números o de la aguja nos ayudará a entrar en un estado de mente calmada. Practicarlo diariamente no centra en el presente y mejora nuestra atención.

3. Lo difícil al principio

Las primeras horas de la jornada son las más adecuadas para liberarnos de las tareas más complicadas. Nuestra mente aún está más centrada. El resto del día podemos dedicarlo a tareas más divertidas o menos estresantes.

4. Libera energía

Cuando tenemos un exceso de energía o vivimos con mucho estrés, nuestro cuerpo tampoco va a dejar que nos centremos. Deportes de corta duración pero muy intensos nos van a ayudar a liberar y canalizar esa energía, quemando el estrés y haciendo que estemos más relajados.

La productividad laboral no es cuestión de sentarnos en nuestra silla y dedicar un número elevado de horas al trabajo. Se trata de justo lo contrario, estar en el sitio centrados y acabar en el menor tiempo posible. Para ello saber cerrar el foco, estar atentos a lo que estamos haciendo y no dejarnos llevar por el estrés es fundamental. Además, podemos entrenarlos y ejercitarlo a nuestro favor.

* Ángel Rull, psicólogo.