Primero fue China. Ahora, Irán. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aprobado este sábado imponer nuevas restricciones de viaje por el coronavirus y no podrá entrar en EEUU nadie procedente del país ni ningún extranjero que lo haya visitado en los últimos 14 días. Asimismo, la Administración urge a los estadounidenses a no viajar a las regiones más afectadas en Italia y en Corea del Sur. Y aunque Trump, en su segunda rueda de prensa en tres días sobre el coronavirus, en un momento ha llegado a decir que está “estudiando” imponer restricciones en la frontera con México (un país con tres casos, frente a los 66 de EEUU), luego ha parecido echar marcha atrás diciendo: “Esperamos no tener que hacer eso”.

La comparecencia ha llegado poco después de que se anunciara oficialmente que el coronavirus se ha cobrado la primera víctima mortal en EEUU, una mujer entrada en los 50 que ha fallecido en el estado de Washington. El suyo era uno de los cinco casos dentro de EEUU donde el contagio no se ha podido vincular ni a un viaje a zonas afectadas ni a contacto con otro infectado, lo que sugiere que han empezado los contagios locales.

CAMBIO DE MENSAJE

Pese a esa muerte el mensaje de Trump, de nuevo rodeado por el vicepresidente Mike Pence y autoridades sanitarias, ha sido de calma. Y aunque tanto el miércoles como desde entonces ha contradicho en varias ocasiones la voz de sus expertos, minimizando el riesgo y llegando a sugerir que el virus podría desaparecer “por milagro”, hoy reconocido que “casos adicionales son probables”.

El presidente también ha aclarado unas palabras que pronunció el viernes en un mitin, cuando usó la palabra “farsa”. En la rueda de prensa ha subrayado que lo que calificó como tal fue las críticas demócratas a su gestión ante el coronavirus, no el virus en sí. Además, ha hecho un llamamiento “a medios y políticos que no hagan nada para incitar el pánico”.

Trump ha anunciado que una reunión que ya estaba agendada con farmacéuticas para el lunes ahora incluirá el coronavirus. Ha explicado que ya hay disponibles 43 millones de máscaras y el vicepresidente Mike Pence, al que ha puesto al frente de la respuesta coordinada del gobierno, ha dicho que se ha puesto en marcha la producción de millones más.

Precisamente la selección de Pence para este papel ha sido criticado por sus antecedentes, pues durante su mandato como gobernador de Indiana el estado vivió uno de las peores crisis de sida, que se ha atribuido en parte a decisiones asociadas a sus creencias religiosas. Trump este sábado ha defendido a su número dos.