En apenas una semana, la crisis sanitaria del coronavirus ha pasado de ser un riesgo relativamente acotado a amenazar de pleno la economía mundial. Prueba de ello es el pánico que se ha apoderado de los mercados, un pánico sin precedentes desde la gran recesión: el Ibex 35 ha caído el 11,76% -en su peor semana desde mayo del 2010- una vez que la enfermedad aterrizó en Europa.

Las autoridades públicas admiten el impacto, si bien no se atreven todavía a cuantificarlo, pero las entidades privadas han comenzado ya a recortar drásticamente sus previsiones. La duda ya no es si la actividad global sufrirá, sino hasta qué punto y por cuánto tiempo.

DE CHINA AL RESTO / Hasta el pasado fin de semana, los temores se centraban en China. Con un peso en el PIB mundial de en torno al 15%, cualquier problema en su economía afecta a la actividad mundial. Scope Ratings, por ejemplo, ha reducido su previsión del crecimiento anual para el país del 5,8% al 5%, desde el 6,1% del 2019. Los inversores, con todo, confiaban en que la enfermedad quedase básicamente circunscrita a sus fronteras. Sin embargo, el virulento crecimiento de los contagios de la última semana en otros países, particularmente Corea del Sur, Irán e Italia, ha disparado el miedo a una pandemia global. «Los temores de recesión mundial continuarán mientras el virus se siga propagando», ha apuntado Esty Dwek, de Natixis.

En los últimos días, Credit Suisse ha rebajado su previsión para el crecimiento mundial de este año del 2,4% al 2,2%, y para la eurozona, del 0,9% al 0,5%, mientras que Bank of America los ha revisado del 3,1% al 2,8% y del 1% al 0,6%, respectivamente. Es muy posible que las instituciones públicas sigan sus pasos en breve. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) actualizará sus estimaciones este lunes y el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo hará «probablemente» en abril, desde el 2,9% que calculó en enero para el mundo.

La Comisión Europea también ha admitido que habrá un «impacto» en la economía comunitaria que aún es pronto para calcular (su última previsión para la eurozona era del 1,2%). Tanto Bruselas como el FMI y el Gobierno estiman todavía un 1,6% para España, pero Bank of America ya lo ha rebajado al 1,4%.

Los canales de transmisión de la enfermedad a la economía son varios y, como sucede con su afectación a los humanos, provocan su extensión como una mancha de aceite. China es la gran fábrica del mundo, con lo que el freno en su producción afecta al consumo de materias primas y al comercio global de forma directa, pero también vía la falta de suministros para industrias de otros países.

El temor a contraer el coronavirus, además, penaliza al transporte, el turismo, la restauración, el ocio y el comercio minorista. Es decir, al sector servicios, que viene sosteniendo el crecimiento mundial desde el 2018. El dinero, en consecuencia, huye de las bolsas hacia los valores refugio, como el oro, la deuda alemana y estadounidense y el franco suizo.

Las autoridades chinas han tomado medidas para mitigar los efectos en la economía y el mercado espera que las europeas y estadounidenses sigan sus pasos, como demuestra la primera caída del euríbor desde septiembre. En un primer momento fue un factor que animó a los inversores, pero ahora hay dudas sobre su efectividad. «Existe el temor de que no sean suficientes para hacer repuntar la economía. Aún puede contarse con la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) y el BCE, pero ambos han adoptado una política expansiva desde hace un tiempo, por lo que les queda poco margen de maniobra», ha advertido Hans-Jörg Naumer, de Allianz Global Investors.

¿Ha llegado, pues, un cisne negro que dará la puntilla al languideciente ciclo expansivo? El concepto, acuñado por el filósofo Nassim Taleb para definir un acontecimiento raro e inesperado, de gran impacto y solo explicable a posteriori, sobrevuela a los analistas.

dos posturas / Hay dos visiones. «Lo peor está por llegar», sostiene Nouriel Roubini, uno de los pocos economistas que predijo la gran recesión pero que también se ha equivocado en pronósticos posteriores. «El mundo será capaz de buscar una solución y la actividad económica seguirá», mantiene Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, que prevé una recuperación «en forma de V».

Pedro Nueno, director del IESE en Shanghái, se alinea con el segundo: «En Italia, donde el coronavirus afecta a una de las zonas más industriales, puede tener un efecto equivalente a dos puntos del PIB, pero no creo que en España sea tan pronunciado». Reconoce, sin embargo, que es difícil precisarlo. Los contenedores que viajan desde China tardan hasta un mes en llegar a España: «Ahora comenzará a verse qué piezas no llegan».

También destaca que las empresas chinas han tomado medidas para contrarrestar la situación y muchas «no han cerrado y otras están volviendo a abrir», lo que deja un saldo menos negativo. La idea predominante es que el golpe será breve y la actividad se recuperará en el segundo semestre. Pero, eso sí, todo pronóstico está sometido a una gran incertidumbre.