Soria, 89.800 habitantes, una de las capitales de la España vaciada. En el hospital Santa Bárbara ya hace tiempo que se acabaron los materiales necesarios y básicos para preservar al personal sanitario del coronavirus. Las enfermeras, intentando aguantar alta la moral, se ven obligadas a improvisar.

A falta de batas que preserven su uniforme de líquidos o gotas de los enfermos, han empezado a utilizar bolsas de basura, como cuentan en este vídeo. "Así estamos", dice una de ellas. Las bolsas, partidas y abiertas, son colocadas sobre el pecho y el abdomen a modo de escudo contra el coronavirus. Con esparadrapo, se fijan a la parte trasera del cuello.

"Es triste", dice una de las profesionales sanitarias en el vídeo. No hay otra. El agotamiento cunde entre el personal en una infraestructura habitualmente tranquila, que no estaba preparada para este aluvión.

El hospital Santa Bárbara es un pequeño punto del sistema sanitario, pero peleón y veterano: lo inauguró Adolfo Suárez en 1980. Tiene 271 camas, y ya está al borde del lleno total. Especialmente la UCI.

En el centro de atención primaria de referencia de la ciudad, el ambulatorio Soria Norte, más conocido en la ciudad como "el del Espolón", hay médicos de baja. No es por el virus, es por el estrés. Decenas de enfermos a 3 minutos por cabeza. Muchos médicos se jubilaron, y sus plazas no fueron cubiertas. Y ahora el coronavirus llama a la puerta.