Personal que trabaja en los distintos hospitales del Servicio Extremeño de Salud (SES) de la región exige que se realice la prueba del coronavirus a todos los sanitarios en activo en estos momentos como medida para prevenir la propagación de la pandemia. La plantilla pone todo de su parte (ya se están doblando turnos en algunos lugares) pero reprochan que no se les cuide, ni a ellos ni a sus familias. «No nos hacen el test a los servicios donde tenemos compañeros con casos positivos, llevamos ya dos semanas en contacto con posibles infectados no diagnosticados y diagnosticados», reprocha un facultativo cuya petición es compartida por el resto de sus compañeros y por el sindicato de enfermería Satse, que lleva solicitando que se realice este prueba a todos los sanitarios desde el pasado 9 de marzo. También por el sindicato de técnicos de enfermería (SAE).

Desde el pasado lunes, tal y como ha publicado este diario, en Cáceres y en Badajoz se realizan pruebas rápidas a pacientes que acuden en su propio vehículo sin necesidad si quiera de bajarse de él. Se hacen a personas seleccionadas con anterioridad, entre los que están precisamente los sanitarios. En cambio, de momento, no existe orden de que dicha prueba se realice a todo el personal de los hospitales y centros de salud, como ellos solicitan. Cabe recordar que en la región, de los 742 casos positivos contabilizados hasta ayer, 171 son de personal sanitario (5.400 en España).

Los profesionales estiman que así se les pone en riesgo tanto a ellos como a sus familiares y pacientes. «El SES nos pone en riesgo de contagiarnos y no solo eso, pone en riesgo la salud y las vidas de nuestras familias, de nuestros compañeros así como la del resto de pacientes no infectados de coronavirus pero que tenemos que atender por otras patologías», añade este especialista.

De hecho, la gran mayoría de los sanitarios que trabajan en primera línea de batalla, con enfermos positivos, han decidido por su cuenta aislarse una vez que regresan a sus casas después de trabajar, para proteger de un posible contagio a las personas con las que conviven. El que puede se ha trasladado a otro domicilio para estar alejado de sus allegados y prevenir la propagación del virus. E intentan seguir las recomendaciones: Quitarse los zapatos y dejar el bolso y las llaves en una caja en la entrada, ducharse nada más llegar a casa, lavar el móvil y las gafas con agua y alcohol, lavar la ropa a más de 40 grados o no compartir toallas o cubiertos. Pero aun así la duda se mantiene: «Seguimos sin saber quiénes de nosotros somos positivos».

En la misma línea se manifiesta Satse. «Hay que aclarar quién es positivo y quién es negativo, esto es algo que llevamos pidiendo desde principios de marzo. En Extremadura estamos pendientes de muchas cosas pero no pasamos a la acción», se queja el responsable regional de este colectivo, Damián Cumbreño.

SIN MATERIAL / El riesgo de contagio no acaba aquí, también está en la falta de equipos de protección. Lo han denunciado por activa y por pasiva, pero no llega. Y, en muchos casos, la situación es ya insostenible. El sindicato técnico de enfermería ha denunciado este miércoles esta situación ante la Fiscalía General del Estado por si existen indicios de delito.

Esta semana personal de Urgencias del hospital de Mérida ha atendido a sus pacientes protegiéndose el torso con trozos de papel y una bata transparente permeable. Y los internistas de guardia de este mismo complejo, en contacto directo con enfermos contagiados de covid-19, solo contaban con una mascarilla de quirófano: «Esto no protege de contagiarte ni protege tampoco de que puedas contagiar tú a los demás», advierten.

En Cáceres, más de lo mismo. En el Hospital Universitario llevan bolsas de basura. «Este es el material que nos ha proporcionado el gobierno», se quejan desde el servicio de Cirugía General. Los profesionales del área de salud de esta localidad han hecho hasta un llamamiento a tiendas y bazares cacereños a través de las redes sociales para pedir chubasqueros de plástico para protegerse tanto en el Universitario, como en el San Pedro del Alcántara y en el Virgen de la Montaña. «No necesariamente tendrían que ser donaciones, el personal está dispuesto a comprarlo», aseguran.Son conscientes de que no son equipos de protección al uso, pero «mejor eso que nada».