Prepara un plan de contingencia que haga frente a la catástrofe. Asegura que quedan dos semanas muy malas y no puede poner fecha al fin de una batalla que la ciudad lidia en el centro del área de salud más grande de España, con cifras de contagiados que resultan alarmantes. No quiere dulcificar la situación y se coloca en todos los escenarios posibles: que nuestros hospitales se colapsen, que el sistema sanitario no aguante o que haya que cerrar Cáceres. Dice que no dejará a nadie sin recursos, ni a los parados ni a los ancianos. Entretanto y hasta que no haya una vacuna que acabe con el covid-19, el alcalde, Luis Salaya, hace una seria llamada al confinamiento.

-¿Cuándo acabará esto?

-No lo sabemos. Las previsiones son las que conocemos por Sanidad. Nos quedan dos semanas muy malas y desconocemos cómo será la adaptación a la normalidad. En Cáceres la tendremos cuando podamos recuperar el turismo, abrir bares y hoteles. Queda un camino largo para que la gente vuelva a tomar la calle.

-¿Y entretanto?

-Estamos ultimando un plan de contingencia, de medidas especiales para afrontar la recuperación. Se va a ir articulando en las próximas semanas y pasa por dotar de ayudas a los autónomos, a las pymes y a las micropymes, además de un paquete importante de ayudas sociales. Se trata de incentivar la economía lo más rápido posible.

-¿De dónde sacará los fondos?

-Todas las instituciones van a realizar el máximo esfuerzo. Pero actuaremos con medios económicos propios. Todos los planes se trastocan: cada obra, cada acción pasará por ayudar a la recuperación de nuestro tejido económico.

-¿Cuál es la situación de la policía local?

-La misma que en cualquier otro ámbito en cuanto a contagios. Encaramos este momento con transparencia. Los policías enfermos están en sus casas y con un gran estado de ánimo. Hay efectivos suficientes para cubrir el servicio y los agentes trabajan de una forma fantástica, conscientes de su responsabilidad.

-¿Pero si todo se desborda?

-Es uno de los miedos que tenemos. Nuestra mayor preocupación es la situación de las personas mayores. Hablo a diario con mucha gente preocupada por ellos, porque están enfermos o viven solos o se encuentran en residencias. Esperamos poder contener la propagación del virus. Por eso insistimos en que no salgan a la calle. Ofrecemos toda la ayuda del mundo: les hacemos la compra, vamos a la farmacia, el IMAS realiza cientos de llamadas. Ningún recurso del ayuntamiento faltará para cumplir esta labor.

-Valore la gestión sanitaria.

--Creo, sinceramente, que se está haciendo lo mejor que se puede hacer: aquí, en Extremadura, en Madrid, en Cataluña... Lo mejor que sabemos y podemos ante una situación para la que nadie estaba preparado. Ni nuestra generación, ni nuestro tiempo estábamos preparados. Aprenderemos de los errores dando lo mejor de todos nosotros.

-¿Cómo están los hospitales?

-Hablo todos los días con responsables del SES y lo que me transmiten es que, de momento, nuestra red aguanta. No llenamos las UCIS ni los hospitales, todavía. Eso sí, no soy partidario de endulzar la situación y hay que ser realista: un escenario es que nuestro sistema de salud llegue al límite. Por eso es una buena decisión que personas contagiadas que puedan quedarse en sus domicilios, lo hagan. Ahora mismo tenemos capacidad de reacción. Tenemos muy buenos profesionales sanitarios, pero viendo la guía de Italia y Madrid es un escenario factible que nuestros hospitales lleguen al límite, por eso es importante cumplir las recomendaciones.

-¿Nuestros sanitarios están protegidos?

-Menos de lo deseable. El mundo entero ha necesitado a la vez los mismos recursos. El gobierno dota a las comunidades autónomas con todos los medios de los que dispone. Me preocupa sobre todo que ese material de protección se incorpore al personal sanitario y a las residencias de mayores.

-La pobreza se acentúa.

-Una situación como esta, que ninguno conocíamos, ni nuestros padres ni nuestros abuelos, nos hace a todos capaces de empatizar, nos pone frente a la fragilidad de nuestras vidas, que siempre habíamos pensado que eran estables. Y de repente, puedes caer en la pobreza. Hay gente que se ha quedado sin trabajo, muchos autónomos, empleados, trabajadores de la economía sumergida, camareros que desde el primer día cerraron los bares, personal de limpieza. Por eso debemos dar la talla como sociedad. Nuestro compromiso es no dejar tirado a nadie y atender a quien lo necesita. Una situación como esta nos ayuda a tener claras las prioridades. Antes nos quejábamos por cosas que ya han dejado de ser importantes.

-En un día se han interpuesto 53 denuncias por burlar el estado de alarma.

-El estado de alarma es lo único que tenemos hasta que se descubra una vacuna.

-Ha emitido un bando para disuadir las salidas.

-La mayor frivolidad que he visto son las caravanas saliendo de Madrid los viernes por la tarde. Es absolutamente inaceptable. Quedarse en casa es pelear por la supervivencia de nuestro sistema sanitario.

-La actualidad es preocupante.

-Cada día las noticias son peores. Emocionalmente lo gestiono bastante bien porque he hecho el ejercicio de ponerme en la piel de los italianos y los madrileños. Hay que estar psicológicamente preparados y en ello siempre insisto al equipo de gobierno. Tenemos que ser capaces de estar serenos para adoptar las decisiones más acertadas, adecuadas y necesarias. Es verdad que se hace muy duro. Desde un ayuntamiento vivimos muy en contacto con los problemas de los vecinos. Muchos están nerviosos y preocupados. Hablamos con ellos, disponemos de una red de voluntarios, Red Cor, que se está empleando a fondo. Nuestra jornada es maratoniana. Nos levantamos muy temprano. A las 9 mantenemos la reunión sobre el Covid-19, a las 11.30 comparecemos. Sobre las nueve o diez de la noche regresamos a casa.

-¿Habrá que cerrar Cáceres si esto continúa así?

-Espero que no lleguemos a ese punto, pero insisto en que todos los escenarios son posibles. Es cierto que como ciudad, por sí sola, Cáceres no es un foco de coronavirus tan importante, pero es verdad que el área de salud es la más grande España e incluye a otros municipios y otros hospitales de otras localidades fuera de la capital, por tanto los datos que se conocen a diario dan bastante miedo; la suma de focos en todo el territorio arroja cifras alarmantes, pero confío en que Extremadura se contenga.