Las consecuencias del decreto del gobierno central se notarán, como es obvio en Cáceres. Lo hará en el cementerio, donde se reduce de 10 a 3 el número de personas que pueden estar presentes en los entierros. En el caso de que el fallecido sea por covid-19 nadie podrá acudir a la sepultura. Los velatorios quedan suprimidos.

Pasa lo mismo con las obras, que quedan en suspenso, paralizadas al cien por cien, excepto aquellas urgentes, relacionadas con la luz y el agua, que son servicios básicos. Sí trabajarán los obreros de la obra del parque del Príncipe, pero para llevar a cabo un cerramiento que impida el robo de materiales.

El alcalde, Luis Salaya, ha dado a conocer estos datos en una comparecencia celebrada esta mañana en la que ha llamado a "mantener la moral. Esto pasará y llegará el tiempo de los homenajes y condolencias a todos aquellos que nos han dejado", ha asegurado.

Igualmente, ha anunciado que dos psicólogos del ayuntamiento se han ofrecido a ayudar en departamentos sensibles como la jefatura de la policía local o el Instituto Municipal de Asuntos Sociales. También los voluntarios integrados en Red-Cor realizan esta función de calma en momentos tan críticos para la capital cacereña..

Respecto al estado sanitario de Cáceres, esta vez fue taxativo: "No puedo responder, eso es cosa del SES", zanjó.