La antena francesa de Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha iniciado una batalla legal contra Facebook. La organización acusa al gigante estadounidense de “permitir la difusión de la desinformación y el odio -en general y contra los periodistas-”, entrando “en contradicción con sus condiciones generales de uso y sus campañas publicitarias”.

“Facebook ha sido el mayor proveedor de contenidos complotistas, incluso en tiempos de covid”, denuncia Christophe Deloire, secretario general de RSF Francia, en la antena de France Info. Sin embargo, la red social promete a sus usuarios “diligencia profesional para mantener un entorno seguro y libre de errores […] Limitando significativamente la difusión de información falsa”. A los ojos de la oenegé, Facebook incumple tales promesas, incluidas en sus condiciones de uso y en sus campañas publicitarias, incurriendo en una “práctica comercial engañosa”.

"Un impacto global"

A la difusión descontrolada de fake news se sumaría la pasividad de la red social frente a la propagación del odio online. Facebook ofrece a sus usuarios un entorno "cálido y seguro", donde "no se permiten formas de expresión que amenacen a los demás". En realidad, según denuncia la oenegé, "el odio está omnipresente en la red social, ya se trate de violencia racista o antisemita, de insultos contra políticos o de acoso". La organización pone como ejemplo los insultos y amenazas dirigidas contra los periodistas del semanario satírico Charlie Hebdo tras volver a publicar, el pasado mes de enero, caricaturas de Mahoma.

Con el objetivo de denunciar "un fenómeno generalizado a escala mundial", la organización ha elegido el mercado francés, integrado por "38 millones de usuarios", donde "el derecho del consumidor es especialmente adecuado". Presentada este lunes 22 de marzo en la Fiscalía de París, la denuncia se dirige contra Facebook Francia y Facebook Irlanda. Teniendo en cuenta que las condiciones de uso de la red social son idénticas en todo el mundo, "una sentencia judicial en Francia sobre su carácter engañoso podría tener un impacto global", señala la oenegé, sin descartar iniciativas similares en otros países.