El turismo de los alemanes en Baleares enfrentó ayer a la canciller Angela Merkel y los representantes de los estados federados provocando que la reunión que tenían prevista para retroceder en su plan de desescalada se enconara cuando les tocó abordar el controvertido tema de los viajes, en medio del ascenso de los contagios por covid en el país.

Los medios alemanes fueron dando cuenta de los acuerdos que se fueron alcanzando, entre ellos los que frenan su apertura, con lo cual las medidas actualmente vigentes para contener el coronavirus se extenderán hasta el 18 de abril. Sin embargo, alcanzar una postura común sobre la movilidad en las vacaciones de Pascua les llevó a un camino sin salida por las posturas enfrentadas.

La reunión comenzó después de las tres de la tarde, incluyo un descanso y se alargó hasta la noche.

Las aerolíneas, según informaron el Bild y la agencia DPA, se están ofreciendo a encargarse ellas mismas de hacer pruebas diagnósticas a sus pasajeros cuando regresen de la isla a Alemania. El objetivo, que los vuelos no se desplomen cuando por fin habían encontrado un resquicio con el que levantar un poco sus alicaídas ventas, aunque solo sea para las vacaciones de Semana Santa.

Vacaciones internas

Después del boom de reservas hacia Mallorca, una vez que la comunidad balear salió de la lista negra de zonas de riesgo por covid —con lo que se levantó la advertencia de viaje y se eliminó la cuarentena y las pruebas diagnósticas obligatorias—, la isla se ha convertido en el centro del debate. Por dos razones, una, por si los viajes de los alemanes a Balears abrirán un foco de contagios, y dos, porque mientras tanto el turismo dentro de Alemania no está permitido. Un alemán puede alojarse en un hotel mallorquín por motivos de ocio, pero lo tiene prohibido en un establecimiento de su país.

A la tensa reunión entre la canciller y los líderes de los Länder, se llevaron diferentes puntos de vista sobre la movilidad en Semana Santa. Desde los que critican que en lugar de haber abierto la puerta a viajar a Mallorca se debería permitir que los alemanes se puedan ir de vacaciones en su propio país. Hasta los que consideran que hacer turismo cuando la incidencia de la covid se está disparando es una locura. Ayer se alcanzaron los 107,3 casos por cada 100.000 habitantes.

Antes del inicio del encuentro, Martina Fietz, portavoz del Gobierno alemán, vinculó la posibilidad de viajar al extranjero o al interior a alcanzar «una incidencia estable o la baja». Fietz, añadió que no quería anticiparse al debate de la tarde y recordó que el Ejecutivo Merkel «apela a todos los ciudadanos a evitar los viajes no imprescindibles, especialmente los turísticos» al ser una forma de propagación de la pandemia.

Así las cosas, los germanos siguen llegando a Mallorca buscando un rayo de sol y queriendo olvidar por unos días el cierre y el frío de su lugar habitual de residencia. Ayer el aeropuerto de Palma recibió al menos una decena de vuelos regulares desde Alemania y el jueves TUIFly, la aerolínea del turoperador que retomó sus operaciones el domingo, vuelve a traer aviones a la isla.

Minuto a minuto

En una jugada para buscar soluciones, TUI, Condor, Lufthansa y Eurowings quieren hacer pruebas a sus pasajeros cuando regresen de la isla. Se calcula que serían unos 40.000 retornados a testar en Semana Santa. Es al ministro de Transportes, Andreas Scheuer, al que vinculan con esta campaña.

La actualidad mallorquina se sigue casi minuto a minuto. Der Spiegel, citando al Mallorca Zeitung, cabecera de Prensa Ibérica, informaba ayer de que Mallorca cerrará los interiores de los restaurantes.

Por su parte, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, declaró ayer que espera que Alemania sea «coherente» con los protocolos comunes adoptados por los Estados miembros de la Unión Europea, de cara a la recuperación de la movilidad internacional, respondiendo a declaraciones del ministro principal de Baja Sajonia, Stephan Weil, quien abogó el domingo por suspender la autorización para viajar a Balears.

De esta forma, dijo Maroto, «cualquier europeo que viene a España lo hace con PCR negativa». Mientras que «no hay la capacidad de control» para los movimientos domésticos «que sí existe con los viajeros internacionales que vienen a través de los aeropuertos».