La Audiencia de Madrid ha condenado a 15 años de cárcel a César Román, el Rey del Cachopo, por el homicidio de su exnovia Heidi Paz en 2018 con los agravantes de parentesco y género, aunque no le condena por el delito de profanación de cadáver porque la desmembró con el único fin de evitar ser descubierto.

La sentencia sigue el veredicto de culpabilidad emitido el pasado 1 de junio por el jurado popular, que le consideró culpable por unanimidad de matar a Heidi Paz y descuartizarla tras no aceptar que ella quisiera acabar con la relación que ambos mantenían.

La Fiscalía solicitó 15 años y 5 meses de prisión por homicidio y profanación de cadáver, al igual que la acusación popular que ejerce la Comunidad de Madrid, mientras la acusación particular pidió 28 años y 5 meses de cárcel por asesinato, profanación de cadáver y maltrato.

Ahora la sentencia dictada por la magistrada Araceli Perdices le condena por homicidio con las agravantes de parentesco y género a 15 años de prisión, que es el máximo para ese delito por "el reproche que merece la conducta del acusado" al matar a una joven con dos hijos menores y tener en cuenta que desmembró el cadáver, sin que aún hayan aparecido ni la cabeza ni las extremidades.

Además pone de relieve que el acusado aseguró que Heidi pertenecía a una banda de narcotraficantes y ejercía la prostitución, en contra de lo que ha quedado acreditado en el juicio.

Precisa que esa conducta del procesado genera una "angustia e incertidumbre" a sus familiares "de la que difícilmente podrán desprenderse a lo largo de su vida", y reconoce que César Román, además de descuartizar el cuerpo, lo roció con sosa cáustica y seccionó las mamas para destruir unas prótesis que hubieran permitido identificar antes a la víctima y quitó un trozo de piel de la zona de la cesárea por el mismo motivo.

Pero no le condena por el delito de profanación de cadáver porque "todas y cada una de las acciones llevadas a cabo sobre el cadáver de Heidi estaban encaminadas a su traslado y ocultación y a impedir que se pudiera establecer su identidad y la causa de su fallecimiento, dificultando con ello su vinculación con el acusado y la atribución al mismo de un comportamiento delictivo".

Explica la sentencia que la jurisprudencia indica que no concurre el delito de profanación si el fin que se persigue al descuartizar y deshonrar un cuerpo es el autoencubrimiento, y hace hincapié en que, no obstante, su conducta se tiene en cuenta a la hora de fijar la pena y la responsabilidad civil.

La sentencia condena a César Román, además de a la pena de prisión, a 15 años de libertad vigilada cuando salga de la cárcel, así como a indemnizar a los hijos de Heidi con 142.229 euros a cada uno y a su madre con 100.000