FICHA DEL FESTEJO

6 toros de Núñez del Cuvillo, . Muy noble el primero; desrazado el segundo; un punto áspero el tercero; noble pero justo de fuerzas el cuarto; justo de raza pero muy manejable el quinto; Pesos: 463, 503, 500, 497, 501 y 476 kilos.

Antonio Ferrera, de azul pavo y oro. Estocada desprendida (Oreja); estocada (Oreja).

Morante de la Puebla, de calabaza y azabache. Pinchazo y estocada (Ovación con saludos); estocada (Dos orejas).

Ginés Marín, de celeste y azabache. Estocada (Oreja);

Olivenza, casi lleno sobre el aforo puesto a la venta, unos 2.000 espectadores. Tarde noche muy calurosa. Tras banderillear al primero y al cuarto saludaron Javier Valdeoro, Jose Manuel Montoliú y Fernando Sánchez. 

Después de dieciséis meses han vuelto los toros a Olivenza, y lo han hecho con una corrida y un cartel de postín, como siempre ha sido santo y seña en esta hermosa ciudad y en una plaza ya cargada de historia. Con una corrida justa de presencia y con un público ávido de ver toros. Bonito el toro que abrió el festejo, que dobló con celo en el capote de Antonio Ferrera pero echaba las manos por delante. Bien picado, entró una segunda vez al caballo por su cuenta. Toro lidiado por Ferrera en el segundo tercio y pareado por su cuadrilla, que se desmonteraron.

Triunfal regreso de los toros a Olivenza FIT

Pases de tanteo llevando al animal hacia delante y pronto en redondo, series de mucha limpieza, erguido el torero y mucha clase del toro, que tenía celo y profundidad en su embestida. Un poco a menos en la cuarta tanda al natural, le costaba al astado rebosarse en la embestida. En corto al final, Ferrera exprimió a un toro de acusada nobleza. Oreja. Bizco del izquierdo el segundo, al que Morante de la Puebla enseñaba a embestir en los lances de recibo, echando el capote hacia fuera y arriba. Estampa de torero antiguao la del sevillano, con una montera que recuerda las de los toreros del siglo XIX.

Triunfal regreso de los toros a Olivenza

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Bellísimos los cuatro ayudados por alto con los que Morante inició su faena, jugaba el sevillano la cintura y acompañaba la embestida. En redondo, tenía nobleza el cuvillo pero le faltaba recorrido. Toques fuertes de Morante ante un animal que pronto comenzó a protestar, para echarse cuando el torero se fue a por la espada de verdad. Toro muy desrazado y detalles del diestro.

Buen capote el de Ginés Marín ante el tercero, en un largo recibo a la verónica ganando terreno hacia los medios. Quite también a la verónica, el animal se iba quedando corto y se defendía en banderillas. Inicio de faena, vertical Gines y pases por alto a tono con las condiciones del burel. En los medios y en redondo, le corría la mano con dulzura, muy asentado y compuesta la figura, con ausencia de toques. Soberbios y largos los naturales, todo sin un mal detalle, y magnífica serie con la diestra y cambio de mano, antes de las bernadinas finales. Una obra a más de acusado clasicismo. Gran estocada y oreja.

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El cuarto echaba las manos por delante en el capote de Antonio Ferrera, síntoma de sus pocas fuerzas. Protestado por el público, lo volvió a lidiar Ferrera en banderillas. Con fandango incluido de un partidario y tras un inicio por alto, Ferrera comenzó a torear en redondo. Toro muy justo de fuerzas pero muy noble, tandas cortas sin atacarlo en exceso en las que lucía el temple. Nobleza del astado y oficio del torero por hacer faena a un animal muy justo también de transmisión. Entró a matar andando desde veinte metros y metió la espada por el hoyo de las agujas. Dos orejas.

Un punto descompuesto en sus embestidas el quinto, con el que no pudo lucir Morante de la Puebla en los lances de recibo. Buena pelea del astado en el caballo, se templó en el quite y las verónicas tuvieron belleza y sabor.

Se había dolido el animal en banderillas pero fue primoroso y torerísimo el comienzo de faena de Morante, con algún ayudado de rodilla genuflexa, y un remate por bajo de una belleza paradigmática. No decía mucho el toro pero esa forma única llenaba plaza. Toreaba con todo y con el alma. Sorpresivo Morante, mediada la faena volvió a los ayudados por alto rematados con el molinete. Naturales de frente de uno en uno, y la guinda de dos trincherillas y un pase de la firma a media altura. Eran una pintura muchos de aquellos pases y fue un trasteo pleno de inspiración y belleza. Estocada y dos orejas.

Triunfal regreso de los toros a Olivenza

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Bonito el sexto, al que cuajó Ginés Marín a la verónica. Bueno el quite por chicuelinas y espléndida la media verónica de remate. Querencia acusada del burel a tablas en el segundo tercio.

Se defendía el animal en el comienzo de faena de Ginés. Le daba tiempos y le corría la mano con suavidad. Lo hacía todo en función del toro, que embestía rebrincado a una muleta que se movía a compás. Era el temple el que obraba el milagro de convertir a un toro remolón en otro que embestía, todo con el primor y las formas clásicas de este torero. Faena larga y meritoria, al final en la corta distancia, ya muy remiso el astado. La espada privó a Ginés Marín a salir a hombros.