GANADERÍA: Dos toros de Juan Albarrán, y cuatro de Virgen María (se corrió turno en el 1º, sobrero el 4º, 5º y 6º). Terciados en general, al sexto se le dio la vuelta al ruedo. Deslucido el primero; se movió sin clase el segundo; manejable en manso el tercero; noble el cuarto; enclasado el quinto; un gran toro el sexto.

LOS DIESTROS: Morante de la Puebla, de azul turquesa y oro. Pinchazo y estocada tendida (saludos); media y descabello (dos orejas). Ginés Marín, de fucsia y oro. Estocada (oreja); estocada (dos orejas y rabo). Juanito, de lila y oro. Pinchazo y estocada (oreja); estocada (dos orejas y rabo)

PLAZA: Fregenal de la Sierra, sabado 9 de octubre. Lleno con el aforo completo permitido. Saludaron tras parear al quinto Rafael Viotti y Fernando Pérez. Morante no quiso salir a hombros y sí lo hicieron Ginés Marín y Juanito.

Lo que comenzó francamente mal, al final resultó triunfal. Fue por tanto una corrida a más, un festejo que fue subiendo de nivel hasta concluir con la guinda del sexto, un gran toro al que por poco lo indultan.

Y con esos toros los toreros mostraron una gran dimensión ante un público entregado cuando paladeaba el toreo bellísimo de Morante de la Puebla; la rotundidad y el toreo clásico de Ginés Marín; y la ambición y buen hacer del portugués Juanito.

Devuelto el primer toro, se corrió turno y saltó al ruedo el que iba a ser cuarto, de Virgen María. Toro terciado y hecho cuesta arriba, que se dejó a medias en el capote de Morante de la Puebla, echaba las manos por delante. Quite por chicuelinas garbosas. 

Morante comenzó por alto la faena, a tono con las condiciones del animal, que fue cantando lo deslucido que era, salía del embroque con la cara por encima del estaquillador. Faena que no levantó el vuelo, aparte de detalles que son consustanciales a este torero.

Salinero de capa el segundo, un toro chico, primero de Ginés Marín, al que lanceó a compás a la verónica. Lances con gusto, precioso el remate soltando el capote. 

Toro que se movió en la muleta pero muy desclasado, salía con la cara alta y se defendía. Comienzo de faena del oliventino por abajo, sometiendo al astado, fue tapando ese defecto al no dejarse tocar la tela. Series ligadas en redondo por ambos pitones. Estocada y oreja meritoria.

Enseñaba las puntas el tercero, un astado bien hecho que tomó de forma desigual el capote de Juanito y apretó en el único puyazo que tomó.

Sin preámbulo dio inicio a su faena en los medios. Mansurrón el burel, busco la querencia de chiqueros. El mérito del luso fue sujetarlo, le dejaba la muleta puesta en la cara y el de Albarrán comenzó a embestir con cierta codicia. Series muy ligadas en redondo que tuvieron eco en los tendidos, antes de acortar distancias. Oreja.

Montado el cuarto y con poco cuello. A la verónica lo recibió Morante y el toro echó las manos por delante . Lances sueltos de acusada belleza. Toro distraído en el segundo tercio.

Morante dio comienzo a su faena con unos insuperables ayudados por alto, que también se les quebranta a los toros obligándoles así. Faena en la que no hubo ligazón, pero eso, en este torero, no es criticable pues tras un pase que es un cartel de toros, llega otro de la misma guisa. Detalles, como el molinete, como los muletazos rodilla en tierra en medio de la faena, todo con una torería proverbial. Media y descabello, dos orejas.

Estrecho de sienes y con cuello el quinto, no se empleó en las verónicas de recibo de Ginés Marín. Parecía que se dejaba atrás los cuartos traseros pero mejoró el animal y resultó primororoso el quite a la verónica.

De hinojos se plantó Ginés para llevar al toro en redondo. A continuación, primero con la diestra, fue desgranando una faena de primor, sin toques, todo suavidad. La belleza de ese toreo llegaba y la comunión con los tendidos fue una constante. Al natural después, series muy reunidas, trasteo siempre a más, al final, para exprimir al buen toro, en la corta distancia. Estocada y dos orejas y rabo.

Armado en delantero y reunido el sexto, que metió bien la cara en las verónicas de rodillas de Juanito. Llevaba el hocico por delante, buena señal. Quite por gaoneras ajustadas.

En los medios y por estatuarios comenzó su faena el joven portugués. Mano baja y trazo largo, tenía Juanito un gran toro, al que exigía. La profundidad y lo templada de la embestida del toro de Virgen María era un acicate. Series intensas por ambos pitones, de cuatro y más muletazos. Faena a más, de mucha duración, al final de hinojos. Se comenzó a pedir el indulto, se fue Juanito a por la espada pero siguió toreando. Estocada en los medios y dos orejas y rabo. A este torero hay que esperarlo.