Los Jueves LGTBI se han convertido a lo largo de 2021 en una cita descarnada con nuestros lectores. El periodismo es una forma de atrapar la realidad, pero en ocasiones, ese ejercicio está condicionado por visiones del mundo estereotipadas y tópicas, de las que incluso el propio redactor no es consciente. Los Jueves LGTBI han realizado un esfuerzo por llevar semanalmente a las conciencias del ciudadano realidades y puntos de vista que se están abriendo paso con fuerza y que dibujan la problemática de colectivos que reivindican su visibilidad. La sección es un ejemplo de periodismo pegado al día a día de muchos extremeños que se topan aún con los resabios del heteropatriarcado y con los machismos macros y micros. 

Los Jueves LGTBI han puesto negro sobre blanco la realidad del colectivo LGTBI, compuesto por persona lesbianas, gays, trans, bisexuales y intersexuales. En ocasiones estas siglas se acompañan de la ‘Q’ de queer y de un signo más (+), para identificar el resto de identidades y orientaciones incluidas. Sufren por tener una orientación sexual distinta a la heterosexual de persecución o de discriminación. En El Periódico Extremadura nos hemos preocupado por contar la historia humana, sin etiquetas ni prejuicios. La forma de amar de un ser humano no puede condicionar su día a día. Nos hemos centrado en sus quehaceres, en las particularidades que marcan su devenir en un año marcado por el asesinato de un joven por vivir su sexualidad libremente: Samuel Luiz.

Kathy Sánchez, con su familia extremeña de Talavera la Real. EL PERIÓDICO

La primera gran historia que conmovió a los lectores fue la de Kathy Sánchez, una joven salvadoreña, protagonista de una exposición itinerante de la Fundación Triángulo y que había encontrado en Talavera La Real una familia extremeña que la acogía. La suya la había rechazado por ser lesbiana y obligado a tener novio y cumplir unos estrictos requisitos, por lo que había tratado de quitarse la vida. En Extremadura consiguió comenzar de nuevo y superar todos los traumas. Su rostro era uno de los veinte de la exposición fotográfica ‘Historia de resistencia’ que ha recorrido la región de la mano de la Fundación Triángulo, enseñando que existen profundos vínculos entre la cooperación y el colectivo LGTBI.

José María Núñez, Ana C. Fraile y Roberto Gonzalez, pioneros del movimiento. EL PERIÓDICO

Estas discriminaciones tienen su profunda raíz en los cánones de la sociedad patriarcal y fundamentalmente machista. La ‘plumofobia’ que atraviesa transversalmente la sociedad sienta sus bases en esta forma de entender las relaciones humanas, sesgada y, por tanto, injusta. A raíz de un anuncio de una marca de chocolatinas que ridiculizaba al colectivo LGTBI, la sección abordó el problema de la hipersexualización de la publicidad. Dos psicólogos de la Fundación Triángulo, Ángela Recuero y Jesús Manuel Lagar, coincidían en que la «raíz de la plumofobia es el machismo. Lo que se está castigando en los chicos que tienen pluma no es el hecho de que le gusten los hombres. Se ridiculiza que expresen una masculinidad más parecida a lo que se esperaría de una mujer, que a lo que se esperaría, siguiendo el canon, de un hombre». El cacereño Mikel Etxezárraga contaba en primera persona cómo desde niño le obligaban a ocultar la pluma: «Si voy por la calle con bolso, me miran; si me maquillo, también. Tienes que actuar», decía.

Agresiones

Más duro y sobre todo más grave, era el testimonio de Jesús Vázquez Laso, un joven de 26 años al que cuatro menores habían agredido por su orientación sexual. En pleno aniversario del fusilamiento del poeta Federico García Lorca durante la Guerra Civil, este joven pacense y profesor de Literatura había recibido insultos, cuando estaba en una calle de Valle de Santa Ana. Unos jóvenes le dijeron que le iban a dar una paliza. Les plantó cara, pero volvieron con uno mayor de edad. Llegaron a sacarle una navaja. La madre de Jesús logró quitársela. Sin embargo, siguieron pegándole tras derribarle. Lo dejaron en shock y con un ataque de ansiedad. Afortunadamente él podía contar la agresión. Otros miembros del colectivo no pueden.

La de Jesús fue una agresión física, pero hay maneras de hacer daño mucho más sutiles. Muchos símbolos de la diversidad sexual sufren la acción de los vándalos. Son muchos los bancos multicolores que aparecen con pintadas o insultos. Ante esas provocaciones el colectivo reacciona siempre con civismo y activismo. Las asociaciones como Extremadura Entiende y Fundación Triángulo denunciaban que lo grave es el mensaje de opresión que hay detrás.

Esa violencia también afecta al colectivo en el lenguaje despectivo y peyorativo que se utiliza para calificarlos por los intolerantes. Además, la sociedad está normalizando y tolerando cada vez más la agresividad verdad. ‘Maricón’ o ‘puta bollera’ se emplean para referirse a personas homosexuales, Últimamente, la tendencia de algunos miembros del colectivo es la de asumir esos calificativos para tratar de que no sean un insulto. Era el caso de Sisi Cáceres, del colectivo Extremadura Entiende, que se había tatuado en su cuerpo las palabras ‘puta bollera’. Lo hizo el día del asesinato de Samuel Luiz (24 años), víctima de una agresión grupal y abandono, ocurrido en La Coruña en la madrugada del 3 de julio de 2021

Soraya Moreno y Natalia Borrella con su hija Julieta. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

La sección se ha convertido en el espacio donde los colectivos LGTBI reivindican su lugar. En septiembre le tocó el turno a la visibilidad lésbica, la ‘L’ de las siglas. Su reconocimiento es una de las grandes asignaturas pendientes de la sociedad, pues sufren una doble opresión por ser mujeres y por ser homosexuales. Rocío Esperilla, activista pacense, lograba una gran difusión en redes sociales de un vídeo de TikTok en el que denunciaba que la sociedad las quería ver como amigas cuando en realidad son parejas sexuales. La trujillana Victoria Donaire reconocía que le había costado mucho verbalizar su homosexualidad. Su hermana gemela Charo salió antes que ella del armario y fue su inspiración, abriéndole puertas. La profesora Ana Fraile (Badajoz, 1964) explicaba que nunca se le ocurrió que podría ser lesbiana, puesto que en aquel momento no tenía ningún referente. «Hoy en día es diferente. No sé si será suficiente, pero la información está ahí. Quien no nos vea es porque no quiere vernos», indica. Formó parte de la puesta en marcha del histórico grupo pionero en la lucha de los derechos LGTBI ‘De par en par’. También es aún más compleja la situación si se es lesbiana y además mujer rural. Era el caso de una pareja que nos contó cómo era su día a día trabajando en el campo en Torre de Don Miguel. «Somos más felices aquí que en la ciudad», aseguraban.

Muchas realidades se han abordado a lo largo de este año. Entre ellas la bisexualidad, coincidiendo con su Día Internacional, el 23 de septiembre. El objetivo del colectivo es romper con la visión binaria que impera en la sociedad para poder comprender sus peculiaridades. «La bisexualidad –señalaba Ana Yáñez, sexóloga y directora del Instituto Clínico Extremeño de Sexología- ha sido invisibilizada durante mucho tiempo. No se incluía en los estudios científicos, en los que había una polaridad ‘homo’/’Hetero’».

Otros testimonios que impresionaron a nuestros lectores fueron los de Victoria Méndez y Mark Noriega, dos extremeños que profundizaron sobre las dificultades de las personas trans a la hora de entrar en el mundo laboral. Victoria, tras una relación de diez años con una chica, decidió empezar su proceso de transición. Su familia lo quería llevar al psicólogo. Pero a eso había que sumar las dificultades para encontrar trabajo. Está estimado que el colectivo ‘trans’ tiene una tasa del 80% de paro. Mark Noriega comenzó a hormonarse tras conocer los testimonios en las redes sociales de otros jóvenes que empezaron el proceso. Ha trabajado de camarero y confesaba que no ha sufrido discriminación.

Más experiencias en primera persona. La adopción es un proceso largo y difícil y mucho más si se trata de parejas homoparentales. Era el caso de Álvaro y Javi, cuya niña adoptada tiene en la actualidad 12 años; o el de Álex y Jacinto, que contaban sus tribulaciones para lograr la integración total de la familia. También se asomó a la ventana de los Jueves LGTBI el caso de Natalia Borrella y Soraya Moreno, las mamis de Julieta, que reivindicaban más sensibilidad en el colectivo sanitario a la hora de tratar con familias diversas.

Jorge Rivero transformado en Femurosa. JOSE PEDRO JIMENEZ

Otro testimonio que ha conmovido a los lectores fue el de la transformación de Jorge Rivero en Femurosa, drag queen profesional, quien en el Pub Nebbia actúa ante un público entregado a sus canciones. Aseguraba que la estética drag es sobre todo libertad

También ilustraron estas páginas la historia del FanCineGay, que desde Badajoz se ha convertido en el tercer festival de esta temática en España y la divulgadora Lidia García, que ganó el premio ‘Las horas’ de su última edición, así como Carlos González, premio Ley del Deseo. Han tenido también su reflejo en estas páginas Laura Heristone, autora de la obra de teatro No es la guerra de Lucía y Wilson Castañeda, director de ‘Caribe afirmativo’. Finalmente se visibilizaron casos en los que la homofobia y migración iban de la mano.

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