“Las macrogranjas existen, que no nos vengan con pamplinas”. Así se expresaban los vecinos de Faramontanos de Tábara, que ayer se manifestaron contra de la macrogranja proyectada en su término municipal por la industria cárnica de origen catalán “Batallé”, que ya cuenta con otras explotaciones en la provincia de Zamora.

“Toda explotación industrial intensiva que produce miles de cabezas de ganado al año es una macrogranja. Da igual como la quieran llamar, porque lo que nos preocupa a nosotros son los daños medioambientales, económicos y sociales que generan estas explotaciones ganaderas, que están arruinando a nuestros pueblos”, expresaba el manifiesto suscrito por los asistentes a la protesta.

ENCUESTA | Macrogranjas en Zamora: ¿A favor o en contra?

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Las grades granjas intensivas de porcino se han convertido en uno de los temas en torno a los cuales gira la campaña electoral del 13-F en Castilla y León, con las declaraciones del ministro Garzón (Unidas Podemos) criticando este modelo industrial de producir carne, y la reacción del PP defendiendo al sector ganadero, con Pablo Casado diciendo que “no hay macrogranjas, hay granjas grandes y pequeñas”.

Pero en los pueblos donde surgen movimientos vecinales de oposición a estas macrogranjas, o grandes granjas de porcino, no les importa que las explotaciones cumplan la normativa y no superen el máximo de UGM (Unidades de Ganado Mayor) que esta permite: “Lo que no nos gusta es la normativa que hay en Castilla y León, dejaban claro ayer los portavoces de la Asociación Pueblos Unidos de la comarca de Tábara, convocante de la protesta.

No vamos contra la ganadería tradicional, tenemos a varios ganaderos en nuestras filas.

Asociación Pueblos Vivos de Tábara

“Desde que saltó la polémica lo único que hemos visto ha sido políticos visitando granjas, mezclando cerdos, corderos y vacas, ganadería industrial, intensiva y extensiva”, se quejan los manifestantes.

Ellos sí hacen una distinción entre la ganadería tradicional y el modelo al que está transicionando el sector en la provincia de Zamora, con cebaderos de mayores dimensiones que pertenecen a grandes empresas cárnicas o a ganaderos locales que apuestan por una explotación integrada en la cadena de producción de uno de estos grupos cárnicos.

“Entre los miembros de la asociación tenemos a varios ganaderos, gente que trabaja y vive del medio rural pero está en contra de las producciones industriales intensivas. Además de los daños al medio ambiente, las macrogranjas ponen en peligro el modelo productivo de esta gente, que tendrán que acabar cerrando o implicándose en proyectos de macrogranjas”.

Los vecinos temen que los purines contaminen el aire y el agua, y terminen por vaciar sus pueblos

Por eso, creen que este modelo de ganadería solo intensificará el problema de la despoblación. En esta comarca ya hay una gran granja de porcino en Pozuelo: “¿Dónde están todos los puestos de trabajo que iba a crear? No los hemos visto”, aseveraba una vecina de Faramontanos visiblemente indignada.

“Cada vez vemos más claro que la intención de la Junta de Castilla y León es repoblar los pueblos con cerdos, pero no con personas”, afirmaba el manifiesto leído en la Plaza Mayor de Faramontanos ante cerca de dos centenares de manifestantes.

La principal preocupación para la Asociación Pueblos Unidos es que el purín de miles de cerdos acabe echando a la gente de los pueblos por el mal olor y porque temen que acabará contaminando los acuíferos subterráneos y los ríos.

Como ejemplo ayer citaban el de Santovenia, localidad que tiene una macrogranja porcina y donde el agua ya ha dejado de ser potable porque presenta una elevada concentración de nitratos.

Asistentes a la manifestación convocada por Pueblos Unidos contra la macrogranja de Faramontanos. A. B.

En Faramontanos todavía no hay una macrogranja en funcionamiento, pero sí construyeron una balsa para acumular los purines, que los promotores del proyecto han acabado tapando porque se inundó: “Además de agua de lluvia, se filtraba agua del subsuelo, salió vegetación, había juncos y hasta patos”, asegura el manifiesto de Pueblos Unidos. Se ha construida otra balsa en una zona más elevada.

La asociación se mantiene “vigilante” a todo el proceso burocrático para evitar que las autoridades permitan ninguna irregularidad. También vigilan las explotaciones en funcionamiento. “No vamos a dejar pasar ni una”, advierten.

Falta de transparencia

Sin embargo, hablan de “falta de transparencia” por parte de las Administraciones. “Los ayuntamientos tramitan los proyectos sin dar ninguna explicación a los vecinos, o solo lo hacen cuando les pillan con el carrito de los helados. En Faramontanos nos cuesta mil y un esfuerzos conseguir una mínima información sobre cómo va el proyecto de Batallé. Ahora nos acabamos de enterar de que en agosto de 2020 el Ayuntamiento de Faramontanos dio licencia ambiental al proyecto, que ya cuenta con informe favorable de Medio Ambiente”, explican.

Del mismo modo, la Confederación Hidrográfica del Duero, en este caso dependiente del Gobierno central, no ha respondido a ninguno de los escritos remitidos por Pueblos Unidos solicitando información sobre el proyecto y las diferentes licencias concedidas.

Políticos de PSOE, Zamora Decide y UPL, presentes en la concentración

La sensación era de que nadie, fuera de los pueblos directamente afectados, se preocupaba por el tema. Por eso ahora celebran que las macrogranjas en Castilla y León ocupe titulares de periódico y minutos de televisión. A la manifestación de ayer acudieron concejales y diputados provinciales del PSOE, el candidato de Zamora Decide a las Cortes de Castilla y León, Manuel Fuentes, y miembros de la candidatura de UPL. También asistieron, además de vecinos de Faramontanos, gente de otros pueblos de la comarca como Pozuelo, Santa Eulalia o Tábara. El proyecto de Faramontanos no es el primero que surge en esta comarca ni será el último. Los manifestantes se citaron para dentro de dos semanas, en la misma plaza a la misma ahora, para volver a protestar contra la macrogranja.