Justo el día en que se ha publicado la Ley de Convivencia Universitaria, la Facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura en Cáceres se ha convertido en altavoz de la igualdad durante la celebración de su patrón, San Raimundo de Peñafort. Lo ha hecho en un acto presidido por el rector, Antonio Hidalgo, y el decano, Alfonso Cardenal, cuya parte central ha sido la lección magistral pronunciada por la jurista, experta en Derecho Deportivo, la extremeña de Guareña María José López González, en la que ha abordado los 'Desafíos del marco normativo en el deporte de la igualdad". No han faltado a la cita la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, María Félix Tena, y el fiscal superior de Extremadura, Javier Montero Juanes. Ha contado con la actuación del coro universitario, se han entregado distinciones a Joaquín Cuello, Sixto Sánchez, María Rosario Estéfani, Carmen Barquilla, Benedicto Cacho y Juan José Flores.

López ha comenzado su intervención recordando su paso por la Facultad de Derecho cuando todavía estaba en el Palacio de la Generala (por cierto primera sede de El Periódico Extremadura) y su lucha por la defensa de los alumnos durante su etapa como representante estudiantil en un tiempo clave para el desarrollo universitario y el crecimiento cultural de Cáceres (finales de los 80, principios de los 90). La letrada ha querido igualmente rendir homenaje a la profesora Teresa Sosa, tristemente fallecida y que ha sido para ella un referente indiscutible. Esa ha sido la primera alusión a una mujer a lo largo de una ponencia plagada de referencias femeninas en las que López González ha reclamado la igualdad como la asignatura pendiente de la sociedad actual, especialmente en el terreno deportivo.

Seguidamente ha citado a la escritora Carmen Martín Gaite y su famosa frase 'Soy aquella que soñé'. Ciertamente, María José López ha tenido la fortuna de desarrollar su profesión como siempre imaginó: fue directora de la Filmoteca, pasó por el Ministerio de la Vivienda y encajó su puzle en Madrid, la ciudad donde se ha convertido en una mujer clave para entender la reivindicación femenina en el deporte. Y todo ello sin perder su acento, poniendo en valor su idiosincrasia extremeña y presumiendo de que ha sido aquí, en Extremadura, donde se ha formado personal y académicamente.

Desde su infancia, ha expresado la ponente, fraguó los sueños en sentido colectivo, lejos del individualismo, consciente de que solo así pueden prosperar las sociedades modernas. Y de Martín Gaite a Gloria Fuertes, cuando escribió: 'Soy feminista porque he conocido el machismo'. Y sí, machismo y desigualdad hay a raudales en el deporte; basta con mostrar cómo las mujeres están en el fuera de juego de los derechos laborales, con trabajos no declarados, sin permisos de maternidad y sin un marco normativo que garantice la conciliación laboral.

Si se quiere conseguir la igualdad hay que cambiar las leyes. Es una obviedad, pero hay que recorrer un camino tortuoso para ello. López lo lleva haciendo durante años. En 2011 logró que las jugadoras del Rayo Vallecano ganaran un pleito frente a los todopoderosos Ruiz Mateos. Aquellas mujeres eran invisibles para la administración concursal frente a sus colegas masculinos. Más de veinte estaban siendo obviadas como parte en ese proceso y la extremeña logró sacarlas del ostracismo. Nunca habían sido dadas de alta y cobraban de forma irregular. Y eso que, paradojas de la vida, ya estaba aprobada y en marcha la Ley de Igualdad.

Las mujeres no pueden estar al margen del Derecho Laboral porque con ello se aumenta la desigualdad y se mantienen los estatus de privilegio. Ellas siguen siendo muy pocas en los órganos de dirección y parece rezumar en este contexto un seguidismo discriminatorio que hace que en el deporte "el techo de cristal se convierta en hormigón", ha dicho la extremeña ante un auditorio en el que se han citado numerosos alumnos que han seguido las palabras de la ponente.

Pero López ha ido más allá en su contundencia al aseverar que en el deporte femenino "ni siquiera hay brecha porque no hay salario". Esa situación laboral, efectivamente, tiene que ver con el poder entendido desde la masculinidad. Y desde ese prisma la abogada ha concluido con otra mujer, María Zambrano, cuando afirmaba que ahora la historia la sufrimos y la hacemos entre todos. Ese entre todos incluye a las mujeres porque no es solo patrimonio de los hombres.