Sólo la mitad de los casos de insultos y agresiones en el interior de los hospitales y los centros de salud se denuncia. Con el objetivo de darle la vuelta a estas cifras, abogados y expertos en derecho sanitario piden a la administración una serie de medidas que animen a los médicos a denunciar más. “Entre ellas que se facilite que el facultativo pueda sacar de su cupo de pacientes conflictivos con antecedentes de agresiones”, señala Guillermo Llago, abogado del Colegio de Médicos de Alicante. Actualmente, la ley hace posible que el médico que ha sufrido una agresión pueda dejar de atender a ese paciente e incluso a sus familiares, “pero en la práctica es inviable por la cantidad de trabas que existen”, lamenta Llago.

También se exige un endurecimiento de la Ley de Seguridad Ciudadana “para que igual que ocurre con la Policía, los insultos al personal sanitario no queden impunes como ocurre a en la actualidad”, sostiene Carlos Fornes, presidente de la Asociación Derecho Sanitario de la Comunidad Valenciana. Tanto Llago como Fornes participaron este jueves en el V Congreso de Derecho Sanitario que se celebra el jueves y viernes en el Palacio de Congresos del Colegio de Médicos de Alicante y organizado por la Asociación de Derecho Sanitario.

Actualmente la agresión a un médico o a un enfermero está contemplado como un ataque a la autoridad, “el problema es que sólo conlleva penas de cárcel cuando hay una lesión que lleva aparejado más de un tratamiento”, sostienen ambos especialistas. Por tanto, agresiones como dar una bofetada al final conlleva multas que rondan los 120 euros de sanción “que hacen que agredir sea muy barato”, lamentan. En el caso de los insultos “no llevan aparejado ningún tipo de castigo·.

Actualmente, los servicios de Urgencias seguidos de los centros de Atención Primaria son las zonas más calientes en cuanto a agresiones al personal, ya que en muchas ocasiones los pacientes tienen que esperar horas sin que nadie les dé información sobre su estado de salud o el de sus familiares. Una de las medidas que, a juicio de los expertos en derecho sanitario pueden contribuir a rebajar la tensión, es que en estos servicios haya personal dedicado a informar de los tiempos de espera a los pacientes y que en el caso de agresores reincidentes se recogiera en su historia clínica de forma que el personal que les atiende está prevenido. Por último, “también reclamamos que el personal sanitario cuente con medios para poder hacer su trabajo adecuadamente y no tener que atender a decenas de pacientes al día dedicándoles pocos minutos”, sostiene Carlos Fornes.

También es empeño de la Policía Nacional que médicos y enfermeros se animen a denunciar más las agresiones. Para ello, según explica José del Castillo, interlocutor sanitario de la Policía Nacional en Alicante, “se está trabajando para que en los hospitales puedan tramitarse denuncias en estos casos”. Este proyecto ya se está llevando a cabo en muchos centros comerciales de la provincia de Alicante. “Lo que hacemos, en colaboración con la seguridad privada, es habilitar un ordenador en el que se conceden autorizaciones para entrar a determinados espacios de la Policía para que se introduzcan los datos de la denuncia”. De este modo, y trasladado al caso de los centros sanitarios, se facilita que el personal que ha sufrido una agresión denuncie en caliente y así no se eche para atrás.

El Colegio de Médicos de Alicante registró en el último año 15 denuncias por amenazas y agresiones a médicos en el ejercicio de sus funciones. Una cifra "que es solo la punta del iceberg de lo que puede estar latente pues no todos los profesionales agredidos notifican el incidente, sobre todo, los insultos y las amenazas pese al impacto psicológico que supone", señalan desde la institución.

De las 15 notificaciones registradas, tres menos que en 2020, ocho fueron por amenazas, seis por insultos/difamaciones y una física, siendo las víctimas ocho mujeres y siete hombres. Los incidentes se produjeron en el sistema público (excepto un caso) y la mayoría en Atención Primaria. Respecto a los motivos de la agresión, destacan las discrepancias con la atención recibida.