Tras un mes de junio especialmente cálido y un julio marcado por una de las olas de calor más intensas jamás registradas en España, agosto arranca con una nueva subida de los termómetros. Según apunta el pronóstico estacional de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), todo apunta a que los próximos tres meses serán más cálidos y más secos de lo habitual. Hay hasta un 60% de probabilidades que las temperaturas de agosto, septiembre y octubre estén por encima de los valores habituales para esta época del año. Y un 45% de probabilidades que las lluvias estén por debajo de lo esperado para estos meses.

Si las previsiones se confirman, España estaría ante un nuevo trimestre marcado por las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones: una predicción que, conforme avanza la crisis climática, se está volviendo cada vez más habitual. Según apuntan los registros históricos, España lleva al menos siete veranos consecutivos registrando valores más altos respecto a la media de las últimas décadas. También se ha observado que nueve de los diez veranos más cálidos registrados desde 1965 hasta la actualidad han tenido lugar en el siglo XXI y cinco de ellos a la última década. El riesgo de sequías, por su parte, también se ha incrementado en las últimas décadas. De hecho, se estima que más del 70% de la península está en riesgo de desertificación.

Este año, a falta de al menos un mes para que concluya oficialmente la estación, los primeros análisis apuntan a que podríamos estar ante el cuarto verano más caluroso desde que existen registros. Los primeros análisis realizados sobre el mes de junio y julio apuntan a que la media de temperaturas máximas registrada en esos meses es la más elevada desde que existen registros en al menos 25 provincias españolas. Esto equivale a que, hasta el momento, la mitad del país está viviendo uno de los veranos más calurosos de su historia. 

En Barcelona, por ejemplo, la última vez que se registraron temperaturas normales o inferiores a los valores de referencia fue en abril. Desde entonces, la ciudad ha vivido semana tras semana con los termómetros marcando cifras más altas de lo habitual para esta época del año. En Madrid, según recoge la plataforma 'hoyextremo' liderada por el científico climático Daniel Argueso, a lo largo del mes de julio solo se han registrado dos días con temperaturas inferiores a lo normal y más de quince días con valores entre los más cálidos jamás registrados en la capital.

Mientras el calor avanza, las reservas de agua están en una situación crítica. Los registros de lluvias apuntan a que estamos en el cuarto año hidrológico más seco desde 1961. En estos momentos, los embalses españoles están al 42% de su capacidad. En comunidades como Andalucía, Murcia, Extremadura y Castilla-La Mancha, los pantanos están ahora por debajo del 36% de su capacidad. Hace un año exacto, las reservas hídricas nacionales rondaban el 50%. En los últimos diez años, la media para esta semana era superior al 60%. En una reciente entrevista, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha definido que la actual situación de déficit hídrico es "la más grave en los últimos 15 años en España". 

Cada década más cálida que la anterior

El aumento de las temperaturas es el síntoma más claro de la crisis climática en España. Solo hace falta ver cómo año tras año, los veranos españoles siguen batiendo récords de calor. En 2020, por ejemplo, la temperatura media durante esta estación estuvo casi un grado por encima de lo normal. Ese año, además, la llegada de dos olas de calor marcó cifras récord en varias localidades del país. En la localidad vasca de Hondarribia se llegaron a registrar 42,2 grados: una temperatura casi dos grados por encima de los valores máximos de los últimos setenta años. En 2021, las temperaturas 'solo' estuvieron 0,3 grados por encima de los valores de referencia y, aún así, la llegada de una ola de calor extremo dejó el récord de temperatura máxima jamás registrada en el país: los 47,4 de Montoro (Córdoba).

Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los termómetros globales llevan siete años consecutivos marcando temperaturas anómalamente altas. De media, la temperatura global es ahora un grado más alta respecto a los niveles preindustriales. Además, los registros meteorológicos históricos del planeta también indican que las últimas cinco décadas han sido cada una más cálida que la anterior. Desde 1980 hasta ahora, pues, cada franja de diez años ha hecho más calor que en los diez años anteriores.

Los pronósticos para las próximas décadas apuntan a que los termómetros globales subirán más o menos en función de cómo avancen las emisiones de gases de efecto invernadero. Si el mundo sigue emitiendo como hasta ahora, de aquí a finales de siglo la temperatura global podría aumentar cerca de tres grados de media. En el caso de España, este incremento se podría trasladar en un incremento de las temperaturas de entre cuatro y siete grados de media. Esto implicaría veranos con temperaturas normales por encima de los 30 y con máximas de hasta 50 grados durante los episodios de ola de calor.