"Internet es un mundo sin control y los gobiernos no pueden seguir de perfil". Es la advertencia que lanza un experto en salud pública ante los problemas que genera el uso irresponsable de pantallas y pornografía, provocando además un aumento de la violencia sexual, de las tentativas de suicidio o de las autolesiones entre los jóvenes.

Se trata del catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra, Miguel Ángel Martínez González, que acaba de publicar el libro 'Salmones, hormonas y pantallas' (Planeta) con el propósito de mejorar "una salud pública gravemente amenazada".

En una entrevista con EFE, el también catedrático visitante de Harvard asegura que entre 2009 y 2017, con la universalización de los teléfonos inteligentes, la ideación suicida en jóvenes y adolescentes aumentó un 25 % en el mundo y los diagnósticos de depresión clínica crecieron un 37 % entre 2005 y 2015. Además, la tasa media de autolesiones ha sido de un 62 % desde 2009 y se ha disparado en las chicas.

Son algunos de los datos que usa Martínez para referirse a la "peor crisis de salud mental imaginable en la gente joven", que, asegura, "está provocada por las pantallas, los móviles y las redes", y que ya constata la evidencia epidemiólogica.

"Las redes sociales tienden a homogeneizar a la población y convertirla en gregaria", por lo que alza su voz contra esta dinámica y anima a los jóvenes "a ser salmones que nadan contracorriente y no clones.

Salud pública y medicina preventiva

"Los grandes problemas de la medicina no los ha solucionado un fármaco prodigioso ni una cirugía, sino que se han resuelto desde la salud pública y la medicina preventiva".

Así de claro lo tiene el experto, que busca levantar polémica ante un modo de vida "masivamente aceptado, pero perjudicial", y que recuerda que, como lo sucedido en la lucha contra el tabaco o la obesidad, lo primero que hay que hacer es lograr la movilización social que, subraya, ya ha comenzado.

Está seguro de que esta movilización social "acabará ganado" aunque tenga menos recursos y enfrente a los "tiburones" con fuertes intereses comerciales.

Medidas por adoptar

Martínez González promueve la educación tanto de los padres como de los adolescentes.

"Habría que premiar a los que son los últimos en dar un móvil inteligente a sus hijos", señala a EFE, al tiempo que destaca que "los padres tontos dan un móvil inteligente y los listos dan uno tonto".

A los jóvenes les apremia a abandonar el lema de "fotocopio, luego existo" y a defender su propia identidad y nadar contra corriente para hacer frente a una cultura tóxica.

Asegura que los gobiernos deben aplicar medidas estructurales y limitar la extensión de determinados contenidos en internet, como son los pornográficos. Aboga por la imposición de filtros para que algunas páginas sean de difícil acceso y de fuertes cargas impositivas y multas a esas empresas que "se están forrando a costa de lesionar la salud de la gente".

En este sentido, recuerda que el Wall Street Journal destapó en 2021 informes internos de la red social Instagram, en los que reconocía -aunque los ocultaron- el daño que hacían a las chicas, al incitarles a pensar que "o eran unas 'barbies' o eran unas fracasadas", lo que generaba muchos trastornos de conducta alimentaria o de la conducta suicida, entre otros.

Adicción a las pantallas

El catedrático de Salud Pública considera que el uso de móviles es compulsivo y dependiente, por lo que se ha generado el término "nomofobia" (miedo irracional a no tener el teléfono, quedarse sin batería o sin conexión).

Advierte de que el uso del móvil potencia los trastornos del sueño debido a que los jóvenes "se pasan toda la noche mirando las pantallas", así como desencadena trastornos psíquicos.

Denuncia que los móviles también han contribuido a disparar los diagnósticos de déficit de atención y asegura que los menores se dan cuenta de que se desconcentran, estudian y no consiguen que les rinda.

Critica también el "analfabetismo emocional" que están generando las pantallas, al no tener la calidez ni la inmediatez del trato directo que genera empatía. "Se tienen muchos amigos virtuales, pero muy pocos a los que abrazar", recalca.

Las pantallas, primer educador

En las páginas de "Salmones, hormonas y pantallas" el experto no duda en reconocer que "ahora mismo el principal educador son las pantallas", que promueven los clones y unos mensajes que no tienen que ver con la realidad y que exhiben unas escenas de sexo muy duras, que no responden al sexo real y siempre suponen un abuso de la mujer.

Tras alertar de que la "pornografía crea adicción y destroza el cerebro", afectando incluso a la fisiología pues "hace perder corteza prefontral", Miguel Ángel Martínez-González, lamenta que las pantallas y las tecnología haya creado una sociedad hipersexualizada.

Denuncia también el papel de algunos "influencers" como tutores: "Saben que cuanto más morbo metan en sus vídeos y más expongan sus problemas psicológicos y personales, más seguidores van a tener".

Algo que también critica que suceda con la "autoexposición pornográfica" o con los tutoriales, encubiertos o explícitos, en los que se da cuenta de motivos para suicidarse o autolesionarse. "Ahí es donde tendrán que entrar los gobierno a legislar y poner multas", reclama.