La empresaria Mercedes Moll de Miguel (Madrid, 1940) será este 28 de febrero ‘profeta’ en la tierra que siente como propia, desde que la vida la asentó en el sur a finales de los 60. Fueron años complicados y de una lucha personal que trasladó a la labor colectiva cuando fue diputada de UCD por Granada en la Transición. En el marco de la celebración del Día de Andalucía, recibirá la Medalla Manuel Clavero Arévalo 2023.

¿Con qué sensaciones está viviendo la concesión de la Medalla Manuel Clavero Arévalo como tributo a su trayectoria?

Con una sensación de gratitud muy grande. Se lo agradezco a toda Andalucía. Y a la Junta de Andalucía, que me ha concedido este gran honor. Me ofrece, además, un recuerdo muy especial de Manuel Clavero. Tengo un recuerdo gratísimo de él. Colaboramos mucho juntos en la UCD. Él fue el presidente en Andalucía y yo vicepresidenta. Él por Sevilla y yo por Granada. Hicimos posible la UCD acompañados por gente maravillosa y tuvimos el honor de sacarla adelante. Hicimos una labor juntos tanto en Andalucía como luego en el Ministerio de Cultura, dónde fui asesora suya. Estuve también en la preautonomía. Estos días los estoy viviendo con un enorme agradecimiento.

«Andalucía soy yo, significa mi vida; Andalucía es mi patria»

¿Qué significa Andalucía en una vida como la suya?

Andalucía significa mi vida. Después de morir mi marido, me vine a Granada con los cuatro hijos muy pequeños. Andalucía soy yo. Porque me he criado en estos años tan difíciles. Aquí me he hecho a mí misma. Y me han hecho los andaluces. Andalucía es mi patria.

¿Qué huella le ha dejado lo que vivió desde la Transición como diputada por Granada y dirigente andaluza de la UCD?

Una satisfacción muy grande. Pude dejar una huella y, sobre todo, luchar por Andalucía. Y por elevar la situación de las mujeres, que aquellos años estaban más bien orilladas. Abrimos brecha y eso ha sido una enorme satisfacción.

« Pude luchar por Andalucía y por elevar la situación de las mujeres, que estaban más bien orilladas»

Fue empresaria desde finales de los 60, cuando llega a Granada tras la muerte de su marido, y luego diputada constituyente ¿era entonces aún más complicado aquello de ser una mujer dentro de mundos muy de hombres?  

Yo llegaba adonde, por lo general, las mujeres no llegaban porque necesitaban la venia marital para hacer cualquier cosa. Normalmente, a las mujeres casadas no se las podía requerir. Desgraciadamente porque había muerto mi marido, yo tenía una situación de enorme independencia y podía decidir por mí misma. Cuando solicitaron mi colaboración para formar parte de la candidatura de la UCD -fue Federico Mayor con las credenciales de Leopoldo Calvo Sotelo- al final dije que sí. Estaba preocupada porque no sabíamos dónde íbamos a ir. No sabíamos qué iba a pasar. Pero, en fin, había que hacerle un servicio a España y me lo planteé como un servicio.   

Fue una de las 27 mujeres que firmó la Constitución Española de 1978, ¿visto desde la distancia, es ese uno de los grandes regalos que le ha hecho la vida?

Me siento satisfecha porque esta Constitución ha valido para que el pueblo español tuviera una concordia y un entendimiento entre personas que pensaban de distinta manera. Y que procedían de experiencias muy distintas. Incluso, se tuvieron que confrontar en la Guerra Civil. Sin embargo, de aquello se hizo un pasado y empezamos de nuevo con una idea de, por España, entendernos y mejorar la situación de todos los españoles.  

«Estoy satisfecha, la Constitución ha valido para que el pueblo español tuviera una concordia y un entendimiento»

También fundó la Asociación de Mujeres Empresarias de Granada, ¿es usted consciente de que ha sido pionera y ha roto el techo de cristal más de una vez?

Bueno, es un hecho subjetivo que ahí está. Que me tocó a mí y lo hice con mucho gusto. Se inició en el año 1971. Hubo un congreso internacional en Madrid, al que yo asistí, y decidimos que lo que había en el extranjero lo podíamos también iniciar en España. Entonces, la primera provincia independiente, como asociación de mujeres empresarias, la fundé aquí en Granada. Luego, fueron prácticamente todas las provincias de España las que se unieron a esta idea de revalorizar el papel de la mujer empresaria.

¿Le recuerda la política actual a la de aquella época o todo ha cambiado mucho?

Quiero decir, sinceramente, que no tienen nada que ver. Entre otras cosas, porque la mayoría de las personas -por lo menos aquellas con las que yo traté- lo que buscábamos era el bien de España. Pensábamos qué podíamos hacer y qué servicio podíamos prestar. No íbamos pensando si íbamos a cobrar. Nada. Y, al principio, tampoco se cobraba. Hasta que llegó el nuevo presupuesto, solo estaba el presupuesto de los anteriores procuradores que estaban en la época de Franco. Pero aquello fue muy bonito. Porque todos estábamos pensando qué podíamos hacer para servir a España y a los españoles. Y para que se hiciera una Transición suave y eficaz. Creo que se consiguió porque hemos tenido 40 años de entendimiento.

¿Está contando los pocos días que faltan para el 28 de febrero o, como además no es el primer homenaje que recibe, la experiencia le infunde bastante tranquilidad? 

Sobre todo, estoy muy contenta. Y estoy muy agradecida porque me hayan concedido este premio. El presidente Juanma Moreno tuvo la delicadeza de llamarme a primera hora del martes, antes de haber salido en los medios de comunicación. Estoy muy orgullosa de este premio, que para mí es importantísimo. Y la figura de Manolo Clavero me inspira un enorme afecto y un recuerdo muy cariñoso. Es verdad que tengo otros premios. La gente ha sido muy amable conmigo y se me ha reconocido mi labor. Este premio para mí es muy especial. Me llega muy dentro y lo voy a tener con un orgullo grandísimo. Yo soy andaluza porque Granada me hizo hija adoptiva. Y con este premio me siento ya andaluza total.