La muerte, este miércoles en Ciudad Real, de una joven de 17 años con alergia a la proteína de la leche tras tomarse un café ha encendido las alarmas entre las familias con hijos alérgicos. Tras ofrecer sus condolencias y un inmenso abrazo a la familia y los amigos de la fallecida, la doctora Ana Martínez-Cañavate Burgos, presidenta de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) explica en qué consiste la anafilaxia y por qué se produce. 

¿La muerte de una persona alérgica es algo excepcional? Estadísticamente sí, pero puede pasar en los pacientes con alergia, sobre todo los más sensibles. También depende de la cantidad de alimento que hayan tomado y de la existencia de otras patologías previas que lo pueden complicar. Pero, sí, las anafilaxias se puede producir en niños y adultos con alergia a alimentos o medicamentos.

¿Qué es una anafilaxia? Lo que le ha sucedido a la niña de Ciudad Real es un shock anafiláctico que le llevó a una parada cardiorrespiratoria. La anafilaxia es una reacción alérgica grave que puede producirse en todo paciente alérgico tras la toma accidental del elemento al que es alérgico. No es una urticaria ni una cosa leve. Es una afectación de dos órganos: digestivo y respiratorio. Solemos ver cuadros de anafilaxia, pero no tan graves como el de la chica de Ciudad Real.

¿Tienen alguna noticia sobre lo que pudo tomar la joven? Nada más allá de lo que leemos en la prensa. Lo que sí me gustaría dejar claro es que nadie puede ser alérgico a la lactosa, como estamos leyendo. La alergia se produce a las proteínas de la leche de vaca. La intolerancia a la lactosa es otra cosa que puede provocar síntomas abdominales. Por ejemplo, dolor, vómitos o diarrea. Pero en ningún caso produce una reacción alérgica de este tipo. 

Debió pedirse un café solo o con bebida de soja. No sabemos. Si eres alérgico a las proteínas de la leche de vaca, efectivamente, el café te lo pides solo o con bebida vegetal. Hemos leído que era un café de máquina, de esas que van con cápsulas. Sea como sea, algo estaba contaminado.

¿Puede ser que la taza no estuviera limpia y que tuviera restos de leche de vaca? Puede ser, pero no lo sabemos y es arriesgado decir cualquier cosa. También desconocemos si la joven llevaba la inyección de adrenalina encima y se la pinchó.

Si lo hubiera hecho ¿no hubiera fallecido? Probablemente. Los niños con alergias importantes llevan la adrenalina con ellos. Los médicos enseñamos cómo y cuándo pincharla, tanto a ellos como a sus padres.

Si un alérgico se empieza a encontrar mal tras haber comido algo, se autoinyecta la adrenalina y se le pasa ¿tiene que ir a urgencias igualmente? Sí, es imprescindible. Ante una administración de adrenalina hay que ir a urgencias. Puede que la anafilaxia (o pensar que la tienes) desarrolle una recaída horas después. Necesitas estar en observación unas cuatro, seis u ocho horas para controlarlo. O puede que necesites varias dosis.

Los alérgicos tienen que llevar siempre las inyecciones de adrenalina. También en el colegio. Sí, siempre.

 ¿Es fácil ponérsela? Hablamos de una aguja intramuscular. Un niño, si es pequeño, no sabe. Nosotros enseñamos a sus padres. También a sujetar al menor, claro.

¿Están aumentando las alergias alimentarias infantiles? Sí. Al menos, esa es la percepción que tenemos porque carecemos de datos reales que lo confirmen.

¿Qué está causando ese aumento? No lo sabemos. El tipo de vida está cambiado y el tipo de alimentación también, pero no hay nada en concreto al que achacar un motivo.

¿Se puede vivir perfectamente siendo alérgico a algún alimento? Por supuesto. Con las precauciones y recomendaciones. Es decir, dieta de exclusión (no tomar el alimento) y tener cuidado con las tomas accidentales, las trazas o alérgenos ocultos. Siempre decimos a los padres que hacemos a estos niños muy maduros. Preguntan antes de comer nada y tienen muy claro lo que está prohibido para ellos.

También tienen que mirar muy bien las etiquetas de los alimentos. Es muy importante, efectivamente, ver si hay trazas de frutos secos, leche o huevo. En determinados niños lo que hacemos es inmunoterapia oral con alimentos.

¿En qué consiste? Al niño alérgico a la leche, el huevo o los frutos secos le empezamos a administrar dosis muy pequeñitas del alimento, siempre en el hospital. Así vamos creando una inmunidad, una desensibilización para que los pacientes pierdan la alergia.