Tras una semana protagonizada por varias borrascas y sus consecuentes lluvias y heladas, comienza el primer día de diciembre. Ayer, nos despedimos del otoño climatólogico y damos la bienvenida al tiempo invernal. Una bajada generalizada de las temperaturas, rachas de viento fuertes y precipitaciones en algunas zonas del país serán los punto clave durante los próximos días.
Algunas de las temperaturas que nos esperan para el sábado: en Valencia o Murcia puede que no lleguemos ni a los 20º. Por otro lado, habrá 19º en Palma y Málaga; 16º en Cádiz y Barcelona; 14º en Girona y Badajoz; 13º en A Coruña y Zaragoza; 12º en Cáceres y Jaén; 11º en Huesca y Santander; 10º en Teruel y en Madrid; 9º en Oviedo y en Vitoria y 8º en Burgos y Soria. Eso de máxima, porque a primera hora el sábado hará más frío y heladas en esos lugares donde habitualmente hiela en invierno.
Por otro lado, y además de para compartir predicciones meteorológicas, el meteorólogo de eltiempo.es, Mario Picazo, se mantiene muy activo en redes sociales con el objetivo de visibilizar el cambio climático y sus consecuencias, así como otros fenómenos naturales o curiosidades que están ocurriendo en cualquier parte del mundo.
Resulta que el cambio climático está produciendo un gran problema para los vuelos. "La ciencia también ha mostrado que los casos de la llamada ¨turbulencia severa¨, han ido en aumento. Ese incremento se ha notado tanto en vuelos domésticos como en los de larga duración", explica. En ocasiones llegan a causar heridos y situaciones de pánico o ansiedad.
¿Lo peor? Que no se pueden predecir. Un grupo de investigadores de la facultad de Ciencias de la Atmósfera en la Universidad de Texas A&M, "afirma que es imposible hacer una predicción fiable de este tipo de turbulencia en aire despejado. Es casi invisible y a muchos pilotos les sorprende."
El cambio climático de origen humano estaría potenciando este tipo de turbulencias, según los expertos. "La mayoría de los aviones, sobre todo los que realizan viajes largos, se desplazan por la estratosfera. La fuerza del viento depende de la diferencia de temperatura entre los polos y el ecuador, y ese gradiente se está reduciendo a medida el calentamiento global funde el hielo polar. Como consecuencia, los vientos estratosféricos se han ido invirtiendo, algo que ha llevado a un aumento de la cizalladura del viento y por lo tanto al de la turbulencia", sentencia Picazo.