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Educación

El 21% de los casos de LGTBIfobia ocurre en centros educativos

Un nuevo informe revela que más de la mitad de los jóvenes LGTBI sufre acoso o trato vejatorio en los institutos

Dos chicas se besan durante una manifestación del Orgullo gay

Dos chicas se besan durante una manifestación del Orgullo gay / E. P.

Olga Pereda

Madrid

A pesar de los avances legislativos de los últimos años, la educación en diversidad sigue siendo una asignatura pendiente del sistema educativo. La visibilidad del alumnado LGTBI+ sigue siendo muy limitada: apenas un 25% de la juventud se siente reconocida en el instituto y solo un 21% en la universidad. Además, el 21% de los incidentes de odio y discriminación hacia el colectivo ocurren en centros educativos. Así lo revela el informe ‘Radiografía de la educación en la diversidad LGTBI+’, elaborado por la Federación Estatal LGTBI+ y la Universidad de Salamanca y presentado esta mañana en Madrid.

Aprobada en 2023 y conocida como ley trans, la norma para la igualdad real y efectiva de las personas trans y la garantía de los derechos de las personas LGTBI+ establece un marco sólido para impulsar políticas educativas inclusivas. Sin embargo, el informe subraya que la legislación, per se, no garantiza su correcta aplicación. "Es necesario evaluar cómo las comunidades autónomas han desplegado medidas concretas, desde protocolos contra la discriminación hasta programas de formación del profesorado o iniciativas de sensibilización dirigidas al alumnado y sus familias", concluye el informe.

Casi un 6% de las personas no binarias no ha completado estudios y un 21% de los hombres trans no ha superado la educación primaria

Sin educación primaria

El estudio constata que, aunque prácticamente todas las comunidades autónomas cuentan con leyes o protocolos para proteger al alumnado LGTBI+, su aplicación efectiva es desigual. Según la Encuesta ‘Estado LGTBI+ 2025’, casi el 42% de las personas LGTBI+ ha alcanzado estudios universitarios, un 25% cursó bachillerato o FP superior, un 23% completó educación secundaria y menos del 1% no tiene estudios. Sin embargo, hay cifras que no invitan al entusiasmo. Por ejemplo, casi un 6% de las personas no binarias no ha completado estudios y un 21% de los hombres trans no ha superado la educación primaria. “Estos datos evidencian que, pese a los avances, persisten barreras educativas significativas para ciertos grupos dentro del colectivo, especialmente para las personas trans y no binarias”, subraya María Rodríguez, responsable de investigación de la Federación Estatal LGTBI+.

La visibilidad en el ámbito educativo sigue siendo limitada. Más del 60% de las personas jóvenes LGTBI+ se sienten visibles con amistades cercanas, pero solo un 25% lo son con sus compañeros de instituto y un 21% en la universidad. Entre las personas de 18 a 24 años, un 18% permanece invisible y un 40% asegura no haber podido expresarse tal como es durante su etapa educativa.

"La familia sigue siendo el principal detector de los conflictos, pero las instituciones educativas aún no responden de manera suficiente"

— Paula Iglesias, presidenta de la Federación Estatal LGTBI+.

En cuanto a la violencia y el acoso, el 21,2% de los incidentes de odio y discriminación ocurre en centros educativos. En los institutos, más de la mitad de las personas jóvenes ha sufrido acoso, trato vejatorio o ciberacoso. “La familia sigue siendo el principal detector de estas situaciones, mientras que las instituciones educativas aún no responden de manera suficiente”, añade Paula Iglesias, presidenta de la Federación Estatal LGTBI+.

Discursos políticos

El análisis territorial muestra un panorama diverso. En 2020, el informe “Realidad del alumnado trans en el sistema educativo” colocaba a Catalunya, Aragón, Madrid, Comunitat Valenciana, Extremadura, Murcia y Navarra a la cabeza en reconocimiento de derechos, mientras que Ceuta y Melilla, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cantabria y Asturias ocupaban los últimos lugares. Cinco años después, el mapa ha cambiado, detectándose avances significativos, como es el caso de Castilla-La Mancha. Algunas comunidades que entonces estaban a la cola han iniciado procesos legislativos, como Castilla y León, mientras que otras, como Madrid o Murcia, han experimentado “retrocesos” en la aplicación de sus propias leyes, condicionadas por “discursos políticos contrarios a la igualdad”.

Este contraste, subraya el informe, evidencia una conclusión clara: "El progreso no depende únicamente de los marcos normativos sino de la voluntad política, la dotación de recursos y la capacidad real de cada comunidad autónoma para transformar la legislación en medidas efectivas".

"Los marcos legales son necesarios, pero insuficientes. Lo que está en juego no es solo tener protocolos escritos, sino garantizar que en cada centro educativo el alumnado LGTBI+ pueda sentirse seguro, respetado y visible", advierte Iglesias.

Falta profesorado formado

El informe constata también problemas comunes en todo el territorio como son la falta de formación sistemática del profesorado, la ausencia de evaluación de resultados y una dependencia excesiva de iniciativas individuales o asociativas. Los programas de sensibilización, aunque abundantes, siguen siendo dispersos, lo que genera experiencias educativas muy diferentes entre centros y comunidades autónomas. "La educación en diversidad no puede quedarse en buenas intenciones ni en documentos. Necesitamos que cada centro educativo aplique medidas concretas, que los equipos docentes estén preparados y que el alumnado LGTBI+ se sienta seguro y acompañado cada día", concluye Iglesias.

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