Crimen en Valencia
Miguel Ricart rompe su silencio de 30 años y da una nueva versión del crimen de Alcàsser: "He tomado la decisión de hablar porque quiero que esto se aclare"
La única persona condenada por el triple crimen de Alcàsser afirma que fue coaccionado a participar bajo amenaza de muerte y que los asesinatos fueron ejecutados por los hermanos Anglés

Miguel Ricart durante el juicio por el crimen de Alcàsser. / José Aleixandre
Redacción
Miguel Ricart, la única persona condenada por el triple crimen de Alcàsser, ha roto su silencio de más 30 años y ha concedido una entrevista para dar su versión de los hechos. En una conversación con 'El Rincón del Disidente', Ricart presenta una nueva versión de los acontecimientos del 13 de noviembre de 1992 que, en algunos aspectos, incluso contradice elementos clave de la versión oficial. Según su testimonio, fue coaccionado a participar bajo amenaza de muerte y Antonio Anglés y su hermano Mauricio fueron los ejecutores materiales de los asesinatos. Ricart afirma que, tras mantenerse en silencio durante décadas por miedo a las represalias contra su familia, ha decidido hablar para "liberar su conciencia", pedir perdón a las familias y a la sociedad, y cerrar definitivamente el caso.
Durante la entrevista con un canal especializado en 'true crime', Ricart afirma que su testimonio actual no está sujeto a las presiones que sintió en el pasado por parte de la policía, los jueces o los medios de comunicación. "Ahora soy un hombre libre y he tomado la decisión de hablar porque estoy muy cansado y, sobre todo, porque quiero que esto se aclare", sostiene durante su conversación con el periodista Manu Giménez, también autor del documental 'El Caso Macastre: los crímenes sin resolver de la Comunidad Valenciana'.
Nueva versión
Ricart afirma que la noche del 13 de noviembre de 1992 se encontraba en la casa de Neusa, la madre de Antonio Anglés. Anglés y su hermano Mauricio le pidieron que los acompañara para "hacer una cosa". Ricart pensó que se trataría de una pequeña entrega de drogas. Entonces se encontraron con un cuarto individuo desconocido para Ricart, a quien Anglés se refería como "El Nano". El grupo se dirigió en coche hacia Picassent. Fue a la entrada de la localidad, cerca de una gasolinera, donde se encontraron a las tres adolescentes víctimas del crimen, Miriam, Toñi y Desirée, que se subieron al vehículo de forma voluntaria y sin violencia, con la intención de que las acercaran a la discoteca Coolor.
Según su testimonio, durante el recorrido hacia la discoteca, Antonio Anglés pasó de largo del local y aceleró, lo que alertó a las jóvenes y al propio Ricart. En ese momento, dice, el conductor las calmó con la falsa promesa de dar la vuelta, cosa que nunca ocurrió, y se desvió hacia una localización que, según afirma, parece que ya tenía planificada con antelación.
Ricart niega categóricamente que los hechos ocurrieran en la caseta de La Romana, como establece la versión oficial, sino un antiguo almacén de pólvora en las inmediaciones de la población de Catadau. Según Ricart, mientras Antonio Anglés y "El Nano" bajaban a las chicas del coche, él y Mauricio permanecieron fuera. Posteriormente, Anglés los envió a comprar bocadillos al bar "El Parador", un hecho corroborado por el testimonio de la dueña del establecimiento en la época. Al regresar, presenciaron la agresión a las jóvenes.
Abuso y asesinato
En la entrevista, Ricart afirma que Antonio Anglés y "El Nano" estaban abusando sexualmente de las jóvenes. También sostiene que Anglés lo obligó a tanto a él como a Mauricio a participar en la violación de las chicas, amenazándolos con una pistola. Según la última versión de Ricart, Antonio Anglés fue quien disparó y mató a dos de las chicas, mientras que Mauricio Anglés mató a la tercera. Ricart también niega la existencia de grabaciones del crimen, afirmando que no vio ninguna cámara en el lugar.
Ricart sostiene que los cuerpos fueron envueltos en una moqueta que encontraron en un contenedor y trasladados para su enterramiento inicial en "un terreno de tierra blanda y poco transitado en Alborache, cerca del corral donde Antonio Anglés solía quedarse". Después, tras la explosión mediática del caso, Ricart dice que Anglés decidió cambiar los cuerpos de lugar. El 6 de enero de 1993, día de Reyes, Antonio Anglés y Mauricio Anglés se encargaron de mover los cuerpos.
El 27 de enero de 1993, Ricart fue detenido en la casa de la familia Anglés. Afirma que su confesión inicial ante la Guardia Civil fue obtenida bajo coacción. "Les conté lo que ellos querían escuchar nada más quizás por miedo a Antonio o a esas personas que yo no conocía", afirma. Dice que hubo un momento en que expresó su intención de confesarlo todo y que Anglés le golpeó y le amenazó directamente. La razón fundamental que aduce Ricart para haber mantenido esta versión oculta durante 30 años es el miedo a las represalias contra su familia, aunque afirma que ahora, con esta entrevista, aspira a pedir perdón a la familia y a toda la sociedad por lo ocurrido.
Ricart fue sentenciado a 170 años de prisión el 5 de septiembre de 1997 por este crimen y liberado en 2013 tras la suspensión de la denominada Doctrina Parot. Antonio Anglés, por su parte, desapareció en marzo de 1993 y desde entonces está en paradero desconocido. En estos momentos aún aparece en la web de Interpol como una de las personas más buscadas del mundo.
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