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Orientación sexual

El exilio sigue vivo en España: el 40% de los jóvenes LGTBI+ abandona o piensa en dejar su hogar por el rechazo del entorno

El destino siempre es una gran ciudad, donde las personas que emigran por motivos de orientación, identidad o expresión de género buscan seguridad y vivir sin ocultarse

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Patricia Martín

Madrid

El exilio sigue existiendo en España. La necesidad de vivir sin ocultar la identidad sexual, la discriminación, el miedo a la violencia o el rechazo familiar obligan a exiliarse, en referencia a cambiar de lugar de residencia, a una de cada tres personas del colectivo LGTBI+, un porcentaje que se eleva al 40% si se pone exclusivamente el foco en los jóvenes. La Federación Estatal LGTBI+ y la Universidad de Salamanca han estudiado por primera vez el abandono del hogar entre las personas del colectivo por motivos de orientación sexual, identidad o expresión de género y los resultados indican que el 'sexilio' o la "expulsión forzada continúa operando de manera silenciosa y sistemática en numerosos rincones del país".

En concreto, el estudio 'Estado del odio LGTBI+: Sexilio', realizado con una muestra de 800 entrevistas, revela que el 13 % de las personas del colectivo ha cambiado de residencia por falta de un entorno seguro, el miedo a la violencia o la persistencia de discursos de odio y otro 21,5% se lo ha planteado. En conjunto, más de un tercio (34%) "ha vivido o contemplado el desplazamiento como única vía para poder ser quienes son sin temor al rechazo", según los autores del trabajo. Y, en el caso de los jóvenes, los porcentajes son más altos. Un 16,3% ha tenido que abandonar su hogar y un 23,7% lo ha considerado seriamente. En total, un 40%.

El trabajo revela además diferencias por edades. En el conjunto de la población, el 43,4% de las personas desplazadas procede de grandes ciudades y solo el 13,5% de entornos rurales. Pero, en el caso de los menores de 30 años, la mayoría abandona pueblos o pequeñas ciudades, donde solo reside un 8,2% de juventud. En este último caso pesa, según María Rodríguez, responsable de investigación de la Federación Estatal LGTBI+, también la falta de oportunidades para la emancipación (que citan un 14% de los encuestados como motivo del sexilio).

El destino

En cualquier caso, el destino siempre es una gran ciudad, donde las personas que emigran por motivos de orientación, identidad o expresión de género buscan seguridad, igualdad de oportunidades, vivir sin ocultarse, referentes, redes de apoyo y, en definitiva, desarrollo pleno. Pero el desplazamiento no siempre garantiza una vida mejor: el 17,3 % de las personas sexiliadas ha vivido en la calle frente al 5,5 % de la población LGTBI+ en general y un 22,1 % ha residido en viviendas no adecuadas. Además, el desplazamiento provoca una gran carga emocional: un 11,5 % que vive con miedo constante y un 8,7 % con depresión continua, frente al 2,3 % y 3,4 % de quienes no se han sexiliado.

El informe pone de manifiesto que el sexilio afecta a todo el espectro del colectivo, pero tiene un impacto especialmente significativo en personas trans y racializadas, cuyas tasas de desplazamiento superan a las del resto de la población LGTBI+. "Este patrón confirma que la discriminación se entrecruza con desigualdades territoriales, sociales y económicas, convirtiendo la migración en una obligación más que en una opción", según los investigadores. 

Las soluciones

Frente a ello, la Federación Estatal LGTBI+ demanda "políticas públicas con un enfoque territorial e interseccional, que aseguren que nadie tenga que huir de su pueblo, su barrio o país para ejercer sus derechos y ser quien es", según ha reivindicado Jesús A. Muñoz, miembro de la comisión ejecutiva de la entidad, en la presentación del estudio.

Muñoz ha anunciado que la Federación va a empezar a trabajar con el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico precisamente en el diseño de políticas que eviten el sexilio en zonas rurales y ciudades pequeñas. Por otro lado, el colectivo reclama políticas específicas inclusivas para personas trans, racializadas y en situación de mayor vulnerabilidad, para evitar que tengan que abandonar sus hogares y la huida derive en mayor exclusión social.

"Migrar debe ser una decisión libre, nunca una obligación impuesta por el odio, la violencia o la falta de oportunidades”, ha concluido Muñoz. 

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