En el año 2020 ganó el premio Doctoralia como el cirujano plástico mejor valorado de España, una más de las medallas de este joven que estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. Elaboró su tesis doctoral con sobresaliente cum laude. Dedica su tiempo laboral a la sanidad privada en Málaga y es un referente en las cirugías de reasignación de sexo.

-Hace 20 años los hospitales de media España eran puertas cerradas y críticas a todo aquel profesional de la medicina que quería realizar cirugías de reasignación de sexo. ¿Han cambiado las cosas?

-Málaga fue la primera unidad que se fundó en España en el ámbito de la sanidad pública, en torno al año 99. La técnica no sigue siendo igual, ha evolucionado mucho. Como en todo, hay detractores y hay cirujanos que están a favor. Desde mi punto de vista se ha avanzado hasta llegar a unos resultados muy buenos y no cabe duda de que estas intervenciones suponen un beneficio notable para las personas que lo necesitan.

-En aquel momento muchos de los pacientes tenían trabajos precarios, estaban inmersos en el mundo de la noche o la prostitución, y les habían marginado. ¿Cómo ha sido la evolución?

-Es cierto que al principio eran personas que en bastantes casos la sociedad les había dado de lado, lo que les empujó a ese tipo de forma de vida. Gracias al mejor conocimiento, a la normalización de la transexualidad en la sociedad, no percibo eso. La mayor parte de los pacientes que tengo para cirugías de vaginoplastia son chicas que llevan hormonándose desde la infancia, de unos 18 o 19 años, que quieren empezar sus carreras universitarias sin tener que dar explicaciones. Están ya muy integrados socialmente.

-¿Aparte de la cirugía, cuántos años se puede alargar un proceso de cambio de identidad? ¿Qué marcos legales hay que mejorar todavía en España?

-Cuando llega un paciente, llega ya hormonado por parte de un equipo de endocrinología, con un seguimiento, generalmente ya tiene el nombre cambiado... En este sentido, las cosas cada vez funcionan mejor, lo que no funciona bien es que la sanidad pública no dispone de muchos recursos para realizar este tipo de intervenciones. Entonces las listas de espera quirúrgica se alargan.

-¿Debería haber más opciones en la sanidad pública para estas intervenciones?

-Sin duda debería haber más unidades y más cirujanos formados. El problema es que es prácticamente una subespecialidad dentro del campo de la cirugía plástica y reparadora que ya de por sí aborda un campo amplio. Resulta complicado formar unidades, pero creo que una por provincia debería existir por lo menos.

-Cuente algún caso que le haya arañado el corazón.

-Los de transexualidad que proceden de pueblos muy cerrados y pequeños, donde estas personas son denostadas, ni siquiera queridas por sus familiares. Vienen a consulta solas o con algún amigo. Hay desconocimiento y falta de aceptación y son jóvenes que han sufrido mucho. El hecho de que la gente confíe en mí para algo tan serio en sus vidas es una gran satisfacción.