Cursó Matemáticas por la Universidad de Extremadura y estudió un máster de Formación del Profesorado en Secundaria. El año pasado se presentó a las oposiciones y ahora imparte clases en el Instituto Santa Eulalia de Mérida. Un día participó en un concurso de divulgación científica con un monólogo, de manera que a través del humor despejó las dudas de la que aún sigue considerándose la asignatura hueso del colegio.

-¿Las mates que enseña son las que se necesitan para el día a día?

-En el colegio vemos Matemáticas de dos formas, como una herramienta para otras asignaturas, como son Física y Química, Tecnología o incluso para medir la métrica de un poema en Literatura. Además enseñamos, independientemente de que usemos en el día a día el mínimo común múltiplo o no, una forma de pensar, una forma de razonar. A partir de unos datos concretos que tengo, intentar solucionar un problema.

-¿Qué requisitos debe tener un buen docente?

-Un conocimiento muy amplio de la materia que está enseñando. Igualmente tiene que poseer una buena formación en didáctica, en saber enseñar, en saber anteponerse a las dificultades que pueda tener un alumno, y sobre todo, ganas de seguir formándose, y por supuesto, el saber tratar con los niños.

-¿Para qué sirven las derivadas?

-Esto es muy curioso porque cuando hablamos de derivadas poca gente sabe decirte qué son. En Matemáticas la aplicación de una derivada puede servir para poder conocer una función, para completar el estudio de algo que estamos haciendo. Como aplicación a otras ciencias necesitamos las derivadas para prácticamente todo aquello que expresa algún tipo de cambio, por ejemplo, si quiero calcular una velocidad cuando voy en el coche, una aceleración, todo eso son las pequeñas variaciones de cosas que podemos estudiar mediante las derivadas.

-Un periodista, o un escritor, se equivocan en un cálculo, y se defienden diciendo: ‘Ah, es que soy de letras’. ¿Qué opina de ello?

-Yo soy de letras, las ecuaciones piden muchas letras, al fin y al cabo ese no es el mayor de los problemas. El ‘es que soy de letras’ es como cuando se dice que el de ciencias no sabe escribir, comete faltas de ortografía o desconoce quién escribió ‘El Quijote’. En cambio, quien tiene dificultades al sumar, al restar, multiplicar o no sabe qué es el Teorema de Pitágoras parece que se le da menos importancia porque es de letras. Creo que esa diferencia de ciencias y de letras ya cada vez está más diluida. Grandes filósofos de la historia fueron matemáticos.

-¿Usted escribe o solo resuelve problemas?

-Ambas cosas. Lo que hago es comunicar.

-¿El amor es el teorema más difícil de la vida?

-Llamar teorema al amor es atrevido, pero todo el mundo en mayor o menor medida intenta tener su propia demostración.

-¿La ciencia y el humor son una buena mezcla?

-Sí. Sobre todo cuando quieres explicar a qué te dedicas a personas que no están dentro de la ciencia. Cuando la gente entiende qué hacemos nos valora y llegamos a más público.