ENTREVISTA | Laura Manuela Sánchez Emprendedora

«El mejor premio es poder vivir de mi trabajo»

Laura Manuela Sánchez, en su taller

Laura Manuela Sánchez, en su taller / CEDIDA

Luis Rollano

Luis Rollano

Natural de Orellana la Vieja, cursó sus estudios de bachillerato artístico en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Mérida. Posteriormente realizó el Grado en Diseño de Moda en la Escuela Superior de Diseño de Madrid y un Máster Internacional de Fotografía de Moda y Publicidad. Trabajó en ‘YoDona’ como Editora Gráfica y al terminar su contrato, volvió a Extremadura. Al poco tiempo comenzó su andadura para buscar la profesionalización dentro de la moda creando su propia firma.

La orellanense Laura Manuela Sánchez, posa con uno de sus trabajos.

La orellanense Laura Manuela Sánchez, posa con uno de sus trabajos. / CEDIDA

Presume de nombre compuesto y apellido. ¿Cree que es mejor que un seudónimo?

Cuando estaba estudiando el grado utilizaba el seudónimo Black Honey como nombre de marca, hasta que me di cuenta de que un nombre en inglés realmente no me representaba para nada. No había utilizado nunca mi nombre completo por el hecho de que cuando era muy pequeña en el colegio habían hecho burla de él en alguna ocasión. Cuando decidí profesionalizar mi marca entendí que cuando se va a por todas, tiene que ser siendo uno mismo, y me di cuenta de que mi nombre propio representaba a la perfección quién soy. 

¿Sabría definirnos qué considera usted como “moda”?

Clasificaría la moda en dos tipos. Por un lado, la industria comercial contaminante que crea modas por el puro consumo y está exenta de trasfondo; solo busca vender. Esa es la misma moda que entiende como tal la gran mayoría de la sociedad y se ve reflejada en redes sociales con una compra masiva de prendas que muchas veces valen solo para una foto o un vídeo y satisface simplemente un círculo de recompensa psicológico de aquel que la consume. Este tipo de moda además sostiene una industria poco ética con el medio ambiente, la explotación de personas y las sustancias nocivas para la salud del propio consumidor. Además se respalda en las llamadas tendencias, que considero que no es más que un seudónimo que se le pone a la palabra copia, para que estas empresas que solo quieren vender puedan crear producto de una forma continuada sin tener que pararse a diseñarlo ni contratar diseñadores. Por otro lado, estaría lo que representa para mí la moda y el tipo de moda que quiero hacer y promulgar. Se trata de una industria preciosa, artesanal y artística. Que además en su mayoría ha estado en manos de mujeres que estaban a las espaldas de los grandes modistos, una industria poco valorada y que para mí representaba y sigue representando, aunque en menor escala, la expresión artística de la mujer rural.

¿Cuál es su inspiración para crear?

Me inspira la historia y las historias. A la hora de trabajar intento recordar patrones o formas de confección antiguas y las aplico al presente. Con el concepto de diseño trabajo igual; parto de alguna historia que me haya llamado la atención y la utilizo como base para crear historias y personajes nuevos, que den vida a esas prendas.

¿Usted se considera artista?

Lo cierto es que sí. Para mí el arte representa la expresión de una persona, una expresión fundada en un porqué, que, a través de la investigación de unas inquietudes propias, mezclado con todo aquello que uno lleva dentro, deriva en una expresión artística que hace que el espectador pueda sentirlo aun sin conocer el discurso.

¿Siente vértigo de ver su trabajo encima de una pasarela?

Las pasarelas han sido durante mucho tiempo el formato de exhibición de nuestro trabajo. Siempre se sienten nervios al presentar una colección independientemente del formato elegido, pero diría que se disfruta más de todo el proceso anterior, incluso del momento en el que estás vistiendo a la modelo. Cuando la modelo sale a escena, digamos que tu trabajo ya está hecho y ya es el público a quien le toca disfrutarlo. Me he dado cuenta de que he llegado a un punto de mi vida que creo que tengo más vértigo cuando, por ejemplo, alguna vez me han dicho que soy un referente, porque me agobia más la idea de que alguien quiera parecerse a mí y no a sí mismo. Creo que la mayoría de las personas no se conocen a sí mismas y por ello no conocen su potencial. Eso me asusta.

¿Con qué faceta disfruta más?

Es una pregunta difícil de responder. Creo que todas las facetas artísticas me hacen feliz, pero quizás diría que con lo que más disfruto es con la parte más libre de la creación de moda, cuando me dan total libertad o estoy creando una colección propia y puedo jugar con los tejidos o los patrones como si estuviese construyendo un puzzle donde las piezas son cortadas a mi antojo. Otro ámbito que me apasiona es la investigación histórica, que luego aplico a mis diseños, en la recreación histórica o en el vestuario escénico. Dentro de esa parte hay un momento en el que a través de una corazonada empiezas a buscar información y llegas a un punto en el que te das cuenta de que estabas en lo cierto. Ese punto justo en el que se resuelve tu investigación es la catarsis de la misma, es un momento increíble que te hace pensar cómo podría sentirse Sherlock Holmes justo en el momento en el que resuelve un crimen.

Ha tenido un buen puñado de premios y reconocimientos. ¿Cuál considera el más especial?

Pues voy a sonar muy idealista, pero diría que mi premio es poder vivir de mi trabajo, que haya personas que me apoyen creyendo en él. El poder vestir a personas de a pie, que son las personas que construyen de verdad el mundo. Que haya artistas que hayan querido trabajar conmigo dándome la oportunidad de conocerlos y muchos ahora son amigos. Un premio al final es efímero, es momentáneo.