Uno de los cuatro hermanos maristas acusados de abusos a alumnos en el colegio El Pilar de Vigo estuvo destinado en el centro de esta misma orden en A Coruña y, supuestamente, también cometió en él actos de este tipo, según la información publicada por El País, en la que una antigua alumna, Mercedes de la Iglesia Soriano, afirma haber sido víctima coruñesa de ellos a finales de los setenta y principios de los ochenta, cuando era una adolescente, por parte del conocido como hermano Castañón, ya fallecido.

“Nos juntábamos para ir por los pasillos, no queríamos ir solas”, declaró a este periódico la exalumna sobre la situación que se vivía en el colegio en aquellos años. “Nos reíamos de él, le llamábamos cerdo, patético y asqueroso. Luego él se fue retrayendo porque nos fuimos a quejar a la profesora de Inglés, nos llamó exageradas y dijo que era ‘amor de padre’, aun así, ella lo contó en los claustros y él se retrajo un poco, pero no del todo. Siguió dando clase tan tranquilo, que es lo que a mí más me enfada”, explicó Mercedes de la Iglesia.

Tras conocer las denuncias formuladas en Vigo contra este y otros tres hermanos de la orden, informó de su experiencia a los Maristas, quienes le dijeron que lo investigarán. “No tienen nada que investigar porque ya está muerto. Quien tiene que investigar es la Justicia”, afirma.

Al recabar esta redacción la versión de los hechos del colegio Marista coruñés, sus responsables se remitieron al comunicado emitido por los dirigentes de la orden en Galicia. “Condenamos lo ocurrido, lamentamos profundamente esta situación y les pedimos perdón por haberles fallado y no haberles protegido”, menciona ese texto, en el que se cita también la apertura de una investigación, así como que están “recibiendo y escuchando” a las personas que denunciaron los abusos y que los cuatro acusados han fallecido.

“Yo no lo viví de una forma especialmente traumática, porque siempre tuve mucho genio, incluso de cría”, recuerda Mercedes de la Iglesia. “Cuando me puso la mano en el muslo y la subió para arriba, me levanté para golpearle y le vi correr hasta el final de la clase”, comenta sobre una de los tocamientos que atribuye al que era uno de sus profesores. Según revela, “a alguna compañera, en exámenes, se ponía junto a ella y le rodeaba los hombros con una mano y la dejaba caer hasta el pecho. A otra le jugaba con el pelo y juntaba la cara a la suya, a otra le tocaba el culo al subir las escaleras”.

La reacción de las alumnas tenía consecuencias sobre sus resultados académicos, afirma, ya que las que toleraban los abusos resultaban beneficiadas, mientras que quienes se mostraban hostiles eran suspendidas. “Si no le apartabas, te hacía todo el examen, y si le apartabas, te ponía mala nota”, rememora. “Alguna chica no tenía el genio para pararlo, alguna lo vivió muy mal, de forma traumática.”, asegura. Mercedes de la Iglesia se anima a divulgar estos hechos porque su madre murió hace solo unos días. “Si ve esto en el periódico se muere. Como ninguno de mis padres está vivo, lo conté para que no vayan rebotando a estos cerdos de colegio en colegio, para que se denuncie a la policía siempre”, señala.

La Provincia Marista Compostela, en la que se integra el colegio de A Coruña, expresó su “dolor por los hechos denunciados” en los medios de comunicación y resaltó que la protección a la infancia es una “prioridad” para la orden, por lo que se pone “a disposición de quienes hayan podido sufrir cualquier situación de maltrato o abuso”, a los que invita a contactar con la orden mediante su Equipo de Protección a la Infancia, con el correo electrónico contigo@maristascompostela.org, en el que se reciben denuncias de hechos actuales o pasados, incluso de forma anónima.

Los Maristas destacan además que en 2011 pusieron en marcha en todos sus centros de España “políticas y protocolos de protección del menor” y que en 2016 presentaron en el Congreso de los Diputados un escrito a favor de la supresión de la prescripción de los casos de abusos a menores. Para la orden, la protección a la infancia es un “compromiso institucional” desde la fundación de la orden. “La existencia de víctimas es un recuerdo permanente de que les fallamos en el pasado”, indica el comunicado hecho público tras las denuncias formuladas en sus colegios gallegos.

“Condenamos cualquier tipo de situación de maltrato o abuso y trabajamos día a día para que no vuelvan a producirse con políticas, protocolos, equipos y personas expertas en protección del menor para que nuestros colegios sean entornos seguros”, detallan los Maristas sobre su actitud ante estos hechos.