Pepe y Josefa, dos ancianos de más de 70 años, han muerto la madrugada de este lunes en el incendio que se ha declarado en un séptimo piso del bloque 5 de la urbanización Vicor de Vilassar de Mar (Maresme, Barcelona). Antes o después de que se propagaran las llamas, algo ha estallado en el domicilio y ha hecho temblar las ventanas de los edificios colindantes. Los Bombers de la Generalitat han explicado que todavía desconocen las causas del fuego pero añaden que las llamadas que han entrado al 112 hablaban de una fuerte detonación. “Cuando hemos llegado, el fuego de la casa –de las víctimas– ya se había desarrollado”, ha aclarado el jefe del dispositivo para subrayar la residencia de Pepe y Josefa ya estaba completamente calcinada. 

El humo de la combustión ha ennegrecido la fachada exterior de los dos pisos superiores a la vivienda del matrimonio finado. También ha llenado la escalera comunitaria. Por ese motivo, ocho de las personas que viven en las plantas superiores no han podido huir y han debido aguardar en sus residencias a que los bomberos controlaran el fuego. No han actuado mal. El principal riesgo cuando se declara un incendio en un bloque es abandonar el domicilio y tratar de alcanzar el exterior huyendo a través de las escaleras. Esta estructura comunitaria, en caso de fuego, acostumbra a comportarse como una chimenea gigantesca que se llena de humo y son demasiado frecuentes las historias de vecinos que fallecen intoxicados tratando de huir por las escaleras cuando deberían haber hecho como las ocho personas que viven encima de Pepe y Josefa: cerrar todas las puertas y esperar a los bomberos.

“Los señores Lucas”

Vanesa ejerce de portera del bloque 5, el edificio de las dos víctimas, desde hace 25 años. “Para mí son los señores Lucas, personas que no pasaban desapercibidas. Por eso hoy todavía no sé cómo reaccionar”, cuenta apenada. Según esta empleada, los dos ancianos disponían de este séptimo como una segunda residencia –está a escasos metros de la playa– y desde hace unos 15 años ambos decidieron convertirla en su única casa. 

Hace dos años, relata Vanesa, la mujer tuvo que ser sometida a una intervención quirúrgica y desde entonces tenía una movilidad más bien reducida. La pareja había convertido el comedor en una habitación para Josefa, que además también necesitaba la ayuda de equipo de oxigeno para respirar. Que una botella de aire del aparato de Josefa esté detrás de la explosión es algo que los vecinos dan por hecho y que los bomberos, no obstante, han rehusado confirmar hasta que la investigación de los Mossos d’Esquadra lo compruebe. Si la hipótesis de los vecinos se consolida, ello implicara también que la explosión se debió a que las llamas alcanzaron el equipo de respiración asistida de Josefa. Por el momento, el jefe del operativo de extinción no ha querido desmentir lo contrario: que una deflagración haya precedido a las llamas que han acabado por calcinar enteramente la vivienda. 

Cuarenta evacuados

En el bloque 5 habitan 39 familias, contando la residencia de Vanesa, la portera. Pero tal como detalla la mujer, la mitad de estas siguen usando estos pisos como segundas residencias y esta madrugada el edificio estaba también medio vacío. Los Bombers, tras extinguir las llamas, se han concentrado en valorar el daño estructural que presenta el edificio antes de dejar que las cuarenta personas que habían tenido que salir con lo puesto pudieran regresar, un permiso que han dado a media tarde.

Según Vanesa, tanto Pepe como Josefa estaban jubilados desde hacía muchos años. Él había trabajado en una oficina bancaria y ella hacía “cosas con porcelana”, diseños que le mostraba orgullosa de vez en cuando. Sus dos hijos también viven en la urbanización, en otros edificios. Esta mañana Vanesa los ha visto tratando de aceptar lo que acababa de ocurrir.